Pontevedrando... No era eso

Familias por una céntrica calle de Pontevedra en un día de lluvia de otoño. DAVID FREIRE
photo_camera Familias por una céntrica calle de Pontevedra en un día de lluvia de otoño. DAVID FREIRE

Publicábamos aquí este domingo que Pontevedra tiene un problema de demanda de viviendas. Lo precios de venta y alquiler están por las nubes. Se nos ha creado un desequilibrio. Nuestra ciudad no solamente fija población, sino que la aumenta. El motivo es simple: cada vez más gente quiere vivir entre nosotros y no es necesario explicar el porqué, así que lo explico: pues porque en Pontevedra se vive mejor. Es un lugar cómodo y acogedor, donde se socializa enseguida, todo está al lado y sobre espacio para el ocio y el esparcimiento.

Y eso ha generado una demanda mayor. No hay vivienda suficiente para tantos pretendientes, los precios suben y se vuelven prohibitivos. Un problema a tener en cuenta por todas las instituciones, sobre todo por aquellas que tienen competencias sobre la materia. No debemos convertirnos en una ciudad para ricos. Obviamente son los que se pueden permitir pagar esos precios y eso es un problema a corregir desde ya. De lo contrario, las diferencias entre barrios se agrandarán y mucha gente, sobre todo la más joven, se verá abocada a buscar infraviviendas o a vivir en hacinamiento.

Incluso está creciendo, y mucho, la venta o el alquiler de viviendas en entornos rurales. Conozco varios casos de personas que han comprado en nuestras parroquias o en concellos limítrofes, siempre con la vista puesta en Pontevedra como destino habitual de esparcimiento y de compras. Como en el entorno urbano, es buena noticia que nuestras sean deseadas como destino habitacional, pero también los precios suben. La solución pasa por que quien tiene la responsabilidad de crear viviendas sociales cumplan con lo prometido. El Gobierno de Sánchez prometió en su día construir no sé cuántos miles o decenas de miles, o de centenares de miles de viviendas. Veremos si logra la investidura y habrá que exigir que cumpla, al menos en Pontevedra. Y la Xunta lo mismo.

Algunas de las personas entrevistadas nos contaban casos chungos de gente que ha tenido que irse, no por falta de trabajo, sino de una vivienda asequible. Será necesario buscar soluciones.

Una sería la de construir viviendas en bajos hasta ahora comerciales. El caso es que quienes lo están haciendo es para montar albergues de peregrinos, estancias baratas para gente que pasa aquí una noche y ocupa lo que podría ser una solución para que mucha gente tuviera una casa.

Si crecemos en habitantes debemos hacerlo en todo, empezando por construir techos para esa gente que quiere vivir aquí. Yo no sé usted: yo no quiero una ciudad exclusiva para gente con alto poder adquisitivo que expulsa a los menos pudientes. No es justo ni es equitativo. Nuestro Modelo se distingue, y así se nos reconoce en el mundo entero, por ser el más democrático en el uso de los espacios públicos. Caminando por una calle o tomando una caña en una terraza, no distingue usted al rico del pobre. Triste sería que tuviéramos que distinguirlos por vivir o no en Pontevedra.

Por desgracia, es un problema actual. Ya sucede. Las agencias inmobiliarias tienen colas de gente interesada en alquileres. No baratos, asequibles. Una pareja que gana 2.000 euros no podrá pagarse un alquiler de 900 y así difícil es prosperar o tener un proyecto de vida o de familia. Nunca fue eso lo que Pontevedra buscó, al menos en estas últimas décadas, pero en fin. Ya que hemos hecho una ciudad apetecible, hemos de exigir a las administraciones que cubran ese déficit de viviendas que estrangula nuestro crecimiento.

Lo social es importante, tanto como lo que más. La nuestra es una ciudad cohesionada. Con nuestras cosas, como ocurre con todo, pero hemos eliminado las clases sociales como unidad de medida. Ése fue, más que ningún otro, o por encima de todos, nuestro gran éxito, el de demostrar a propios y foráneos que no se les mide por su poder económico. Nuestro trabajo nos costó convertirnos en un ejemplo paradigmático de lo que es la igualdad social entre todos y todas. No permitamos que todo ese esfuerzo se nos venga abajo porque quienes tienen la responsabilidad de dotarnos de un parque de viviendas suficiente no lo hacen. Y digo suficiente, que nadie abogará aquí por la especulación con la compraventa de casas vacías. Quien tenga que poner suelo, que lo ponga, quien tenga que construir, que lo haga, y quien quiera comprar o alquilar, que pueda hacerlo.

Y cuanto antes, que luego el tema se nos desboca y cuando nos demos cuenta, los pobres acabaremos viviendo bajo un puente porque los ricos que vienen nos dejan sin casa. Pues no, no era eso.