Dos eventos, ambos importantes, se celebraban este domingo en Pontevedra. Uno contra la amnistía pactada entre Sánchez y Puigdemont y el otro en homenaje a las diez personas asesinadas por el franquismo un 12 de noviembre de 1936. Maestros, médicos, un editor, un abogado, un periodista y un capitán. Claro que un acto y otro no tienen nada que ver, salvo que se celebraron a la misma hora.
La manifestación en la que participaron destacados dirigentes del PP con Alfonso Rueda a la cabeza, convocó a 4.000 personas frente a la basílica de A Peregrina, según la Subdelegación del Gobierno. Comparadas con las 80.000 de Madrid o las 6.500 de A Coruña, porcentualmente la de Pontevedra fue más numerosa en relación a su número de habitantes. Yo esperaba unos pocos centenares. Con dos de ellos llena usted esa plaza, así que me sorprendió ver toda la Michelena y la Peregrina petadas de manifestantes, entre los que algunos portaban la bandera gallega. Por algo se empieza.
4.000 personas manifestándose en Pontevedra por lo que sea no es muy habitual y quizá evidencie que el PP local ha recuperado músculo tras años en la inopia ello no es ajeno a la reconquista de la Deputación tras dos mandatos de Carmela Silva. Es algo a tener en cuenta a la hora de elaborar estrategias a medio plazo, lo digo por si a alguien le interesa. Hace unos meses, tampoco tantos, el PP no hubiera juntado a 1.000 personas ni para invitarlas a cenar. Ojo con eso.
El otro evento fue mucho menos multitudinario, pero eso es lo habitual. Homenajear a 10 buenos pontevedreses que fueron ejecutados por no hacer nada malo no está de moda. Lo habitual, unos concelleiros del BNG y del PSOE, familiares de los asesinados y un comunicado que leyó nuestra querida Mariña Paz, que como descendiente de uno de los asesinados también es una víctima de aquel terror, que luego nos piden la desmemoria como si las heridas se curasen cuando lo decide un Ortega Smith de la vida. Ahí siguen los hijos, las nietas de las víctimas diciéndonos que no, que las heridas si no son reparadas, pasan de generación en generación y siguen abiertas. Por eso este homenaje suele desarrollarse en un ambiente más cálido, más íntimo, sin algaradas.
Lo que está de moda es la amnistía y eso sí merece, a juicio de 4.000 pontevedreses, una movilización
Lo que está de moda es la amnistía y eso sí merece, a juicio de 4.000 pontevedreses, una movilización multitudinaria. Nada que objetar. Tienen el mismo derecho a estar en contra como usted o yo a favor, que ahora que lo pienso igual usted también está en contra y me deja solo como a un cachorrillo abandonado. El caso es que, volviendo al tema, 4.000 son muchos. No es un problema para mí, como si son los casi 80.000 los que asisten a una convocatoria respaldada por el PP. Pero sí es verdad que quizá alguien deba empezar a tomarse en serio la nueva realidad política que surgió de las municipales. Para hacernos una idea, cuando el PP convocaba, impulsaba o respaldaba una convocatoria contra el cierre de Raíña Victoria se juntaban 800 y ya nos parecía mucho. Pues si les da por convocar otra con el mismo motivo, lo mismo aparecen otros 4.000. Bien, el pueblo apoya a quien le da la gana y los buenos demócratas aceptamos los resultados aunque no nos gusten.
Es verdad también que la clave municipal no es extrapolable a la autonómica ni a la estatal, eso nadie lo va a discutir salvo el pesado que a veces se me pone al lado en la barra del Orly o del Sonata, grandes bares ambos y muy recomendables, que el tío lo discute todo. Bueno, no pudiendo medir el apoyo que a día de hoy mantiene cada partido entre la población, no es cosa de desatender que el rival de los otros dos está más fuerte de lo que creíamos, al menos yo. Esa gente estaba ahí más por el PP que contra la amnistía, háganme caso. Excluyamos a los 300 que luego se fueron a la sede del PSOE a pegar voces, que eso de los 300 sí me parece una exageración. Yo ví un plano que se movía mostrándolos a todos y así a ojo no llegaban a 100 contando a los fotógrafos y a los policías. Pusieron unas pegatinas hasta que les dijeron que eso estaba feo y se fueron a comer. Afortunadamente, a Pontevedra no han llegado todavía los de las capuchas. Hasta en eso somos modélicos.
Tómese nota porque un partido que tiene activadas a sus bases es un peligro para sus rivales. Y repito que porcentualmente, la manifestación de Pontevedra fue la más numerosa comparándola con todas las ciudades de Galiza y con Madrid, que es el epicentro de esta movida que aquí nos cae más bien lejos. Y todo esto está ocurriendo en una ciudad en la que la iquierda está tirándose los trastos a la cabeza, Dios nos coja confesados.