Siempre se puede ver el vaso medio lleno, incluso cuando se trata de una pandemia y, en esta, una de las pocas notas positivas que ha traído consigo es el aumento del ahorro.
El confinamiento, las limitaciones de movilidad posteriores, las restricciones de aforos, las prohibiciones de que funcionasen ciertos sectores e incluso el teletrabajo o la elección de no realizar determinadas actividades por temor a un contagio permitieron a muchos ciudadanos tener que vaciar menos sus bolsillos gracias a una sencilla ecuación: menos salidas, igual a menor gasto.
En 2020, los hogares pontevedreses alcanzaron una tasa de ahorro del 14,8% de su renta disponible: 8,5 puntos por encima de la de 2019 y la más alta desde que empezaron los registros del INE en 1999.
También según el Instituto Nacional de Estadística, en el año de la covid, el gasto medio por domicilio bajó hasta 26.995 euros, cuando el ejercicio previo se había situado en 30.242.
Más gastos en casa. Los únicos elementos en los que los ciudadanos desembolsaron más dinero que en 2019 fueron aquellos relacionados con pasar más tiempo en casa, como la compra de comida y bebida (en lo que se gastó un 6,8% más) y los propios gastos de la vivienda como los recibos de agua, electricidad, gas y otros combustibles (con casi un 2% más de dinero destinado a ellos).
En cambio, el gasto en restaurantes y hoteles menguó un 40% con respecto a 2019, el dedicado a ocio y cultura descendió casi un 32% y el de vestido y calzado bajó casi un 29%, la parte positiva de pasar más tiempo en casa.
Todo ello ha permitido a muchos pontevedreses (igual que al resto de los españoles) ver sus cuentas corrientes menos achuchadas y, ahora que la situación sanitaria ha mejorado, el nivel de restricciones anti-covid está al mínimo y el alto índice de vacunación deja más espacio al optimismo, muchos se plantean dónde invertir esos ahorros.
Dependiendo del perfil del inversor, las opciones más buscadas están siendo los fondos, los planes de pensiones y, como casi siempre, el ladrillo, sobre todo en un caso como el de la ciudad de Pontevedra, donde quien tenga un piso y lo ponga en alquiler tiene garantizado encontrar inquilino en un plazo breve.
El desembolso medio de los ciudadanos en restaurantes y hoteles menguó un 40% con respecto al realizado en el ejercicio de 2019
Con una demanda, desde hace años, mucho mayor que la oferta disponible, los precios no han dejado de subir sobre todo en determinadas zonas. La capital del Lérez se ha convertido, de hecho, en la tercera ciudad gallega más cara para alquilar en el casco urbano. La media para un inmueble de cien metros cuadrados se sitúa alrededor de 755 euros mensuales, lo que ofrece al propietario unos rendimientos difíciles de encontrar en otros nichos de inversión.
Además, el caso de la Boa Vila no es una excepción. En las grandes ciudades de Galicia los alquileres urbanos acumulan subidas considerables en el último año y la alta demanda de arrendamientos de tipo turístico contribuyen a inflar todavía más la burbuja, sobre todo en municipios costeros como Sanxenxo, O Grove, Baiona o Nigrán.
Pontevedra, Vigo y Sanxenxo son, de hecho, los tres concellos de la provincia incluidos en el top español de municipios litorales más buscados para alquilar, según el ranking elaborado por el portal inmobiliario Idealista.
La alimentación y bebida representó el 17% del gasto total de los hogares y el montante creció un 6,8% con respecto a 2019.
Vestido y calzado
Fue el 3,7% del gasto total y descendió un 28,8% en comparación con 2019. Vivienda, agua, luz, gas Supuso el 35,6% del gasto total y aumentó un 1,9%.
Transporte
Fue el 10,2% del gasto total de los hogares y bajó un 29,5%.
Ocio y cultura
Fue el 4,2% del gasto total y bajó un 31,9% en comparación con el año anterior.
