La posible huelga en el transporte amarga la vuelta a la normalidad de los feriantes

El colectivo advierte de que habrá "problemas muy serios si se nos para en julio tras dos años sin poder trabajar" ►Reclama diálogo con los concellos para negociar la instalación de las atracciones fuera de los cuatro meses de verano
Algunos feriantes aprovechan estos días para poner a punto sus atracciones, como José Ángel Penas, de Kart Manía, en Cambados. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Algunos feriantes aprovechan estos días para poner a punto sus atracciones, como José Ángel Penas, de Kart Manía, en Cambados. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

La Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías ha advertido al Gobierno de que si no se cumplen los compromisos adquiridos a principios de abril, volverán a paralizar el sector en julio. Una amenaza que preocupa, y mucho, a los feriantes, que tiene depositadas en el verano todas sus esperanzas de recuperar la normalidad, tras dos años de paro obligado por la pandemia y cuyo optimismo se puede ver truncado por este bloqueo.

"Eso sería un gravísimo problema para nosotros, porque para mover una atracción de un sitio para otro usamos camiones. Si el primer año que vamos a volver con normalidad se nos para en julio, puede haber problemas", subraya Loli Balsa, presidenta de Emafega (Asociación de Empresarios de Atracciones de Feria de Galicia).

Es la única asociación gallega que representa al sector. Se constituyó hace un año, a raíz de la crisis sanitaria, retomando el espíritu del colectivo existente en los años 80. Actualmente está integrada por 60 empresarios

Su representante no descarta que, en caso de cristalizar la amenaza de paro, se puedan producir enfretamientos entre quienes quieren forzar un acuerdo bajo presiones y los que desean volver a trabajar después de dos años estancados. "El feriante va a querer moverse, sin que eso no signifique que no apoyemos la huelga, porque nosotros nos movemos por carretera y gastamos muchísimo dinero en gasoil. Por supuestísimo que los apoyamos, pero deben tener en cuenta que no hemos tenido la oportunidad de trabajar en dos años, que volvemos ahora", agrega.

Algunos feriantes aprovechan estos días para poner a punto sus atracciones, como José Ángel Penas, de Kart Manía, en Cambados. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

PREVISIONES. De cara al verano, el sector de las atracciones y las barracas de feria está especialmente ilusionado por volver a trabajar en las mismas condiciones que antes de la pandemia. "En principio, no va a haber problemas con los concellos más allá de los que cada uno quiera ocasionar", apunta Balsa.

La empresaria se refiere a las restricciones implantadas por algunos municipios, como el de Redondela durante la Festa do Choco de hace unos días, "que reservó para el público el aparcamiento que habitualmente ocupaban las atracciones, porque decía que así se reforzaba el enfoque culinario del evento. Como si no lo tuviera ya en los 20 años que llevábamos instalándonos".

Sin embargo, la prueba del año pasado –fiesta sí, pero sin barracas– acabó inclinando la balanza a favor de la amplitud de espacios, dejando este año a los feriantes con la miel en los labios. De ahí que la asociación tema que el ejemplo pueda ampliarse a otros concellos, lo que supondría un auténtico varapalo económico para el sector. "Porque eso es dejar a más de 20 o 30 familias sin una de las pocas ferias que hay en Galicia en primavera", alerta Loli Balsa.

No obstante, las fiestas clásicas de Pontevedra (Santiaguiño do Burgo y A Peregrina) parecen estar ajenas a esta problemática, pues el colectivo de feriantes da por hecho que podrán volver a instalarse en las mismas condiciones que en 2019. "Y no está previsto que suba el precio de los viajes, por lo que se mantendrá en tres euros", avisa.

Otro problema derivado de estos dos años de secano "es que las comisiones de fiestas aún no tienen los recursos habituales, porque no han tenido la opción de recaudar dinero durante este tiempo y en algunos lugares se han encontrado sin presupuesto para volver a organizar los festejos".

LA TEMPORADA. En los calendarios de los feriantes gallegos aparece marcada en rojo la Pascua de Padrón, que es la que marca el inicio de la temporada. La siguiente era la de Balaídos, que este año tampoco se organiza debido a las obras en las inmediaciones del estadio de fútbol. "Después de dos años desaparecidos a la fuerza, se han olvidado ya de nosotros. Somos una parte bastante invisible de la economía, pese a que nos dejamos una buena parte de nuestros ingresos en impuestos", se lamenta la empesaria.

El programa festivo vive su máximo apogeo en verano hasta que baja el telón con el San Froilán de Lugo, en el mes de octubre. "Pero entre el inicio y el final estamos parados bastante tiempo, porque la primavera aquí es bastante escasa en cuanto a ferias", matiza.

Loli Balsa ha heredado una parte del negocio familiar, diversificado en el scalextric y en una pista de coches de choque que gestiona su hermano. "Mi padre estuvo 60 años al frente y yo llevo 14 años".

TRABAJO TODO EL AÑO. Ahora que los feriantes empiezan a ver la luz al final del túnel, todavía hay muchas asignaturas pendientes por resolver. Sobre todo, ante los concellos. "Deben tenernos en cuenta y reunirse con nosotros para debatir las cosas que se hacen en cada sitio, porque hay muchísimos alcaldes que a día de hoy siguen sin querer negociar dónde y cuándo podemos trabajar. Pero somos un operador económico como otro cualquiera. Muchas familias dependen de este trabajo y nos deberían dejar trabajar, ya no solo durante los días de fiesta, sino en otros momentos del año", reivindica.

Balsa comprende que "debe haber limitaciones y condiciones, pero creo que el camino es sentarse a hablar y debatirlo. Es lógico el temor a la masificación, pero unos pocos en un sitio, otros en otro y así por toda Galicia, podríamos estar trabajando más allá de los cuatro meses del verano".


"Tenemos más seguridad que un parque de atracciones"
Las atracciones de feria deben combatir continuamente con el sambenito de ser muy inseguras. Un tópico que Loli Balsa desmonta categóricamente: "Somos más seguros que un parque de atracciones". Y lo justifica en que "cada vez que armamos y desarmamos nuestros negocios, si hay algo que esté roto o defectuoso, lo localizamos inmediatamente. Hay mucha parte escondida en una atracción y si está fija es más difícil localizar un problema".

Además, frente a la repercusión mediática que tiene cualquier accidente puntual, incide en "el número de personas que sube diariamente en una atracción, sea en un parque o en una feria, por lo que el riesgo es muy reducido y el porcentaje minúsculo".

También recuerda las inspecciones de los concellos, que cada vez son más exhaustivas. "Antes casi no había y desde hace años hay un control muy férreo. Como dueña del negocio soy la primera interesada en que todo esté en perfectas condiciones, por eso yo no creo que sean muy escrupulosos. Más bien es un trabajo necesario que se agradede".

"Las ayudas por el parón no llegaban ni para cubrir gastos"

"Una parte muy importante de los feriantes se tuvo que buscar otro trabajo, la mayoría como repartidores o en el transporte. Y casi todos hemos tenido que capear la situación con los ahorros que podíamos tener, porque las ayudas que nos dieron no llegaron a nada", aclara Loli Balsa.

Recuerda que los empresarios que estaban dados de alta en la Seguridad Social como autónomos todo el año pudieron acogerse a las subvenciones por cese de actividad, "pero eso solo eran 600 euros mensuales, y al principio, porque después fueron bajando. Pero no llegaban para cubrir hipotecas, créditos, alquileres de naves...".

Fue gracias a la mediación de Emafega que sus asociados podrán acogerse a las ayudas convocadas recientemente por la Xunta para quienes hubieran estado sin actividad en 2021. Su importe varía, pues se calcula según la facturación de 2019, pero oscila entre los 1.000 y los 12.000 euros, en un único pago.

Comentarios