Los precios crecieron en el último año un 6%, el récord de Pontevedra desde los 80

El gasto energético experimentó un incremento del 52% que, sumado a la crisis del transporte y de las materias primas, ha encarecido bienes y servicios ► Los consumidores asumen subidas de hasta el 20% en la cesta de la compra y la industria tiene menos materiales y más caros
Una mujer manipula un montón de monedas en la barra de un bar. JAVIER CERVERA- MERCADILLO
photo_camera Una mujer manipula un montón de monedas en la barra de un bar. JAVIER CERVERA- MERCADILLO

La crisis sanitaria causada por el covid ha dado paso a una escalada de precios que mordisquea sin pausa el poder adquisitivo de las familias y que merma los márgenes de beneficio de las pequeñas y grandes empresas, arrastrando a muchas a entrar en pérdidas.

Hacer un presupuesto nunca fue un ejercicio tan arriesgado como el de ahora, porque además de ser pronunciada, la ascensión de los costes es rápida e inestable. Los números que se hacen hoy caducan más pronto que nunca.

El Índice de Precios de Consumo (IPC) es uno de los termómetros que mejor pulsa el valor de bienes y servicios y, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, entre octubre de 2020 y octubre de 2021 (último dato disponible) la provincia de Pontevedra registró un incremento medio del 6,1%. Una cifra de récord, tanto si se compara con el mapa estatal como con lo que ha pasado en los últimos ejercicios.

La tasa de crecimiento se sitúa en la parte alta de la tabla nacional (en el puesto número doce de las 52 provincias y ciudades autonómicas del país) y es la más alta de la comunidad gallega.

Pero además, para poder encontrar una subida similar hay que remontarse muy atrás en la serie histórica. En las estadísticas desglosadas por provincias no se percibe una subida interanual igual (entre meses de octubre) en toda la serie, que finaliza en 1992. Y en las estadísiticas autonómicas para hallar un repunte tan alto hay que llegar al período 1988-1999, cuando el IPC se disparó un 8% en Galicia.

Energía. El promedio del Índice de Precios de Consumo se calcula en función de lo que se han encarecido o abaratado productos que consume una familia en su día a día; pero es eso, un promedio.

En muchos casos el aumento ha sido mucho más intenso y, si hay que destacar alguno, sin duda hay que empezar hablando del coste energético, uno de los detonantes que ha hecho que el coste de vida se haya puesto por las nubes.

El IPC de la electricidad, el gas y otros combustibles ha crecido en el último año un 54%, y en la práctica la subida incluso ha sido más acentuada. Según cifras aportadas a este medio por empresas del sector, llenar el depósito de gasoil de una vivienda unifamiliar ha pasado de costar 450 a 870 euros en el último año y el de una comunidad de propietarios de 4.600 euros a 8.700.

En las gasolineras se suceden los carteles con subidas encadenadas de los carburantes y en viviendas y empresas la factura de la luz no deja de dar sustos, a pesar de los tramos horarios y de la bajada del IVA aprobada por el Gobierno al 10%.

transporte y materiales. El coste de la energía lo ha encarecido prácticamente todo, pero no es el único fenómeno que ha contribuido a la inflación. La crisis del transporte y de las materias primas han sembrado el caos en el comercio internacional y elevado casi todas las cartas de precios.

Las empresas del entorno no han tardado en resentirse. La falta de contenedores en circulación ha disparado el valor de los fletes, de modo que las importaciones de países como China son cada vez menos rentables y las exportaciones a otros países más costosas.

El envío de un container a Sudáfrica que antes costaba 1.500 euros ahora cuesta 4.000 euros y, para más inri, hay que amoldarse a los tiempos de los que están disponibles, lo que empuja a muchas empresas a recurrir al transporte por carretera.

La vorágine se ha visto agravada por problemas de producción en los productores y distribuidores de materias primas y por una demanda que ha superado todas las expectativas.

Todo ello ha formado los famosos cuellos de botella que hacen que la patronal pontevedresa tenga que posponer sus proyectos y pagar más por los que tiene que sacar adelante.

La construcción es uno de sectores más castigados. El acero ha duplicado su precio, el cemento ha subido un 75% y maderas como la de pino han triplicado su valor.

¿Consecuencias? Solo entre junio y septiembre las obras se han encarecido un 20% y no solo se ven afectadas las de vivienda nueva, sino que la tormenta también golpea a las rehabilitaciones.

La industria, cualquiera que sea, no es ajena a toda esta cascada de obstáculos. Las conserveras del litoral pontevedrés pagan un 50% por las latas, las bodegas han tenido que aflojar el bolsillo para conseguir la misma botella con la que visten sus caldos y hasta las panaderías se han visto abocadas a subir panes y bollos. El trigo se ha encarecido en casi un 89% en lo que va de año, la cebada un 48% y el maíz un 32%.

La cadena de incrementos desemboca en la cesta de la compra y a estas alturas del año la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte de que ya hay productos básicos que se han encarecido hasta un 21% en el último semestre.

Pronósticos. ¿Cuáles son las perspectivas de futuro? Es la pregunta del millón, pero por el momento la respuesta no es hermética.

El tejido empresarial de Pontevedra quiere creer que se trata de un episodio efímero, pero sospecha que la tendencia alcista se mantendrá (por lo menos) durante los primeros meses de 2022. Además, está casi convencida de que en muchas áreas será difícil recuperar los precios prepandemia.

El Banco de España se inclina más por los pronósticos menos optimistas y considera que el mayor impacto de los tapones en el comercio exterior y la crisis de suministros se producirá el año que viene. De hecho, calcula que puede restar nueve décimas del PIB en 2022, unos 11.000 millones de euros.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) respalda la teoría de que el Producto Interior Bruto se resentirá y augura que la inflación cerrará este año en un 2,9% y subirá en 2022 al 3,2%.

Por el contrario, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, subrayó esta semana que el gráfico de la inflación en la eurozona es parecido "a una joroba" y que las subidas de precios podrían haber alcanzado el pico en noviembre.

Las lecturas dispares complican las quinielas y, más aún, cuando acaba de subir al escenario Ómicrom, la variante del covid que ha reanudado las restricciones y desplomado las bolsas. A falta de conocer el devenir de los hechos, Diario de Pontevedra ha sondeado varios sectores para comprobar cómo está afectando el incremento de precios y aunque cada uno lo percibe de una manera todos coinciden. Hoy todo es más caro que antes de la pandemia.

Las pensiones subirán. ¿Y los salarios?
La subida del IPC y la compensación por el poder adquisitivo perdido este año harán el próximo año una revalorización de las pensiones que, según las previsiones, podría ser del 4,1%. Como resultado, los pensionistas gallegos cobrarán nos 44 euros más al mes.

¿Qué ocurrirá con los salarios? Depende de la empresa. En este caso la actualización de las retribuciones no es automática, sino que depende de lo que recoja cada convenio y, según las estadísticas oficiales, solo un 17% de los trabajadores del país cuentan en sus contratos con cláusulas de revisión.

Por el momento, el único acuerdo adoptado en esta área es que el Salario Mínimo Interprofesional, que este año ha alcanzado los 965 euros brutos mensuales en 14 pagas al año, se revise en 2022 y 2023 para que alcance el 60% del salario medio.

La luz sigue disparada: "Hay terror al próximo recibo que es donde más se va a notar el incremento"

El aumento de la electricidad se tradujo en repuntes de entre 8 y 10 euros en el recibo doméstico, pero "ahora llegará lo peor"

Hablar de roturas del récord en el precio de la luz ya ha dejado de sorprender al consumidor medio, debido a la reiteración de una escalada que parece no tener fin y que cada vez más lastra el bolsillo de los usuarios.

Con cifras estratosféricas queya han superado los 300 euros el megavatio hora, el descontrolado repunte se ha traducido hasta ahora en un encarecimiento de entre 8 y 10 euros para un recibo doméstico medio.

Una cifra que se multiplica por 20 en el caso de negocios con un consumo moderado y por 60 en aquellos con una elevada demanda de electricidad, como la hostelería, tiendas de congelados, supermercados... Pero lo peor aún está por llegar. Al menos para los hogares.

Porque según explica Rosa Vales, presidenta de la Asociación de Consumidores y Amas de Casa Rías Baixas, el recibo de la luz se empezará a incrementar a partir de ahora con el invierno.

"Hay terror a la factura de octubre y noviembre, con el consumo de las calefacciones, el cambio de hora...", alerta. Los usuarios se quejan de la total desinformación que rodea al consumo de luz. "Te llega un recibo cada dos meses, pagas y punto", se lamenta.

Echa en falta desgloses como los movimientos bancarios, donde se detalle el consumo de cada día, "para que cada persona se pueda organizar y pueda contrastar si las cifras son correctas". recibos de 2.000 euros.

Lupe Murilo, directora de Pescamar: "Lo único que se mantiene estable es el precio del atún, pero el resto de elementos han subido de precio"

"Conocemos casos de particulares que han recibido facturas desmesuradas, de más de 2.000 euros, y es fácil imaginar que debe haber un error o que alguien le ha pinchado la luz. Pero con el sistema actual de lectura estás indefenso, porque aunque reclames, si la empresa te dice que todo está correcto, no puedes hacer nada", critica.

La portavoz de los consumidores no prevé un final feliz a corto plazo, por lo que apela a la voluntad política para atajar un dramatismo "que no ocurre en otros países de Europa. Hasta la casa más humilde disfruta de su calefacción sin miedo al recibo, y eso que por el norte hace más frío; y aquí, sin embargo, tenemos que andar pies de plomo y escatimando horarios".

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En el ámbito empresarial el tarifazo también está pasando factura. Marfrío ha pasado de un recibo de 45.000 euros a uno de 90.000 y Conservas Pescamar se ha visto abocada a "modificar contratos cada semana".

La empresa ha colocado placas solares para amortiguar el impacto del gasto energético, pero aún así se ve afectada de plano por "el precio del kilowatio, que se ha disparado", sentencia la presidenta, Lupe Murillo.

Construcción: las obras se encarecen y el 40% se relentizan o se suspenden 

El coste de la ejecución de los proyectos aumenta un 20% y el valor de las materias primas se dispara. El acero vale el doble que hace un año

La construcción es uno de los sectores más golpeados por la escalada de precios, de la que no se salvan las grandes obras. a escasez de materiales, unida a la crisis del transporte y la sobredemanda, ha disparado las tarifas que se manejaban en tiempos prepandemia, abocando a muchas empresas del sector a dilatar o directamente paralizar sus actuaciones.

Por el momento, la construcción de Gran Montecelo resiste, pero la reforma de la Estación de Autobuses llegó a ser suspendida por la tormenta de los materiales y la humanización de Loureiro Crespo ha tenido que ampliar el plazo de ejecución por la falta de materiales y su encarecimiento, entre otros factores.

Javier Carballeda, presidente de la Asociación de Constructores: Esto se va a tener que estabilizar, porque la subida que estamos presenciando es inasumible

La obra privada acusa los mismos hándicaps y, a pesar de que el sector tiene gran demanda de obra nueva, varias promotoras de la provincia han tenido que posponer sus proyectos para un momento de mayor estabilidad.

Gon SIN HORA. Algún edificio de nueva construcción con cartel de venta de pisos o algo por el estilo para ilustrar un repor de cómo evolucionará el precio de la vivienda en Pontevedra, sábado, 21 nov · 13:00–14:00El gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra, Javier Carballeda, es fiel testigo de la vorágine que afecta al mundo del ladrillo. Preguntado por los datos, el portavoz alude a un reciente informe de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) sobre la evolución de los costes de junio a septiembre de este año, en el que se concluye que "el incremento medio de las obras fue de un 22% en esos tres meses".

Además, la organización detectó que un 75% de las constructoras sufría problemas de desabastecimiento y que un 40% de las obras «se paralizaron o se ralentizaron». La subida de los importes está siendo "exponencial" y afecta a todas los eslabones que forman la cadena de la construcción.

Empezando por el petróleo y continuando por elementos más concretos como "el panel sandwich, la grifería, los electrodomésticos... Una locura", subraya Carballeda. La Asociación está al corriente de predicciones que auguran que "la situación se podría normalizar en el segundo semestre de 2022".

Su presidente insiste en que por el momento "es una hipótesis", pero también considera que "al final esto se va a tener que estabilizar porque la subida que estamos presenciando es inasumible para nuestro sector y para todos".

Picos. Desde verano de 2020 a agosto de 2021 el acero subió su precio un 105%, el aluminio un 81%, el cobre un 77%, el cemento un 75% y, aun así, la curva no ha tocado techo.

La lista de importes se ha modificado varias veces en lo que va de año, siendo la madera una de las materias primas que más se ha encarecido tras la irrupción de la covid. Algunos formatos de madera de pino han triplicado su valor y han pasado de costar 500 euros por metro cúbico a 1.500.

Una subida sin parangón y que además se ha producido a velocidad de vértigo, "desde mediados de mayo hasta ahora", apunta Jesús García Sierra, gerente de Carpimoble.

Esta carpintería pontevedresa logra esquivar el salto de precios que se ha dado en grandes formatos de madera de pino, ya que su trabajo se centra en interiores, pero sí se ha visto afectada por incremento de otro tipo de tableros, que "han subido una barbaridad".

La subida ha llevado a "modificar presupuestos", pero en muchos otros casos, cuando el cliente ya ha entregado el adelanto que se pide como aval, la empresa ha tenido que asumir las pérdidas.

La actualización de las tarifas suscita algunas quejas entre la clientela, pero según indica el empresario, la mayoría son contenidas "porque es algo que todo el mundo conoce y que afecta a todos los sectores".

Además, no frena los encargos. "O por lo menos en nuestro caso el trabajo no está bajando". En el ámbito de la obra pública una de las grandes demandas del sector de la construcción es que la Administración ofrezca herramientas para paliar la obsolescencia tan fugaz que están teniendo los presupuestos.

Concretamente, la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) ha pedido que se derogue la Ley Reguladora de la Desindexación en Materia de Contratación Pública y que, al mismo tiempo, se reestablezca el sistema de cláusulas de revisión de precios en los contratos públicos.

Con la norma vigente, desde que se licita un proyecto hasta que se adjudica no hay revisión, por lo que "todo el incremento lo absorbe el adjudicatario". "Por este motivo, muchas obras públicas dan pérdidas, algo que, unido al desabastecimiento y a la mano de obra, conforma una tormenta que definen como perfecta, pero que para nosotros es imperfecta", sentencia Carballeda. En la obra privada, hasta el punto de que "muchas promociones se pospusieron porque los números no salen".

Subidas "sin precedentes" en productos como el pollo, la leche o los huevos

Es irrefutable. Cada vez el presupuesto para la compra da para menos. Lo sabe cualquiera que va al supermercado y lo ratifica toda estadística. Fuentes consultadas de un conocido hipermercado (que prefiere mantenerse en el anonimato) aseguran que el desabastecimiento de ciertos productos se va paliando con la reposición de productos análogos de otras marcas, pero que "sin lugar a dudas la cesta de la compra ha subido".

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó el pasado miércoles un nuevo estudio en el que vuelve a ver "indicios claros de la subida de bastantes productos de la alimentación básica en los últimos seis meses" y que tienen como causa principal el incremento de los precios de la energía.

La entidad asegura que estas subidas, "sin precedentes en los últimos años", se producen en productos como la pasta, carnes como la ternera y el pollo, la leche y los huevos, que se han llegado a encarecer entre un 8,3% y un 21,2% en solo seis meses. Por el contrario, las bajadas son menos pronunciadas y afectan a menos productos, como las zanahorias y las manzanas.

Alimentos nun supermercado. ARQUIVOLa OCU confirma que es muy difícil escapar a esta ascensión de las tarifas, pero insiste en que el consumidor debe "comparar precios, buscar productos sustitutivos y comprar en los establecimientos más baratos para intentar escapar a esta subida generalizadas de los precios".

El incremento afecta a productos de higiene y a otros artículos secundarios como el tabaco. Las principales compañías tabaqueras aplicaron entre septiembre y octubre la mayor subida de precios que se ha registrado en los últimos cuatro años entre sus principales referencias de cigarrillos, aunque según agentes del sector el incremento no ha sido exagerado ni ha reducido la demanda.

"Solo subió 15 céntimos y hacía cuatro años que no subía, por lo que no se notó mucho. La gente está más preocupada por la luz", indicó un trabajador del Estanco Pontevedra. 

Las copas siguen al alza ante la escasez de algunas marcas

La carestía no afecta solo a la construcción o a la industria. La hostelería, sin ir más lejos, lleva meses padeciendo la escasez de algunas de las marcas más consumidas entre los devotos del gin tonic o del whisky.

Una ausencia que se ha traducido en el incremento de los precios y combinados que antes costaban 4,50 o cinco euros ya se comercializan por encima de los seis euros. Pero la inflación en la movida nocturna no solo es achacable a que miles y miles de contenedores llenos de espiritosos continúen en los puertos británicos aguardando por un barco que les traiga a su destino.

También hay factores determinantes, como la subida de la luz o el incremento en el coste de los refrescos. Un cóctel de quebrantos que, lejos de solucionarse a corto plazo, amenaza con perpetuarse varios meses.

Porque la raíz del problema no es la falta de alcohol. Las destilerías tienen producto de sobra. Lo que escasean son las botellas para envasarlas. Porque uno de los mayores productores es China, que a raíz de la pandemia bloqueó el suministro internacional.

ginebra Miles y miles de contenedores se quedaron estacandos en sus puertos, sin poder ser cargados en los barcos, hasta superar la imperdonable cuarentena. Las marcas que más escasean son Seagram’s, Absolut, Beefeater y Jameson. También el ron dominicano empieza a desaparecer de las estanterías sin encontrar repuesto.

Una ‘avería’ que, en el caso de la ginebra se entiende con el dato de que prácticamente la mitad de las copas servidas en hostelería son un gin-tonic. Y de ellas, el 90% de la gente prefiere Seagram’s.

Industria: la inflación de materiales básicos y del transporte eleva el coste de producción

La industria de Pontevedra y su entorno no recuerda una época tan difícil para lograr completar sus procesos de producción y conseguir que el producto llegue a su destinatario en tiempo y forma y sin caer en pérdidas. Materiales básicos han roto su stock y muchos se han revalorizado a un ritmo difícil de repercutir en el precio final.

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La directora general de Conservas Pescamar, Lupe Murillo, asegura que "lo único que se mantiene estable de momento es el precio de la materia principal, el atún, pero el resto de elementos han subido de precio".

El envase que utiliza la compañía de Poio para enlatar las conservas se ha encarecido un 50%, el cartón acumula tres subidas en los últimos meses que han elevado el precio cerca de un 20%, y el aceite se ha revalorizado un 10%.

Además, ha subido su gasto en transporte y gasto energético, lo que ha llevado a la sociedad a notificar ya a sus clientes una es calada de las tarifas. Murillo quiere "ser optimista" y creer que es un fenómeno "pasajero", pero advierte de una cosa y es que hoy la competencia parte de un mundo globalizado donde no todos los competidores lidian con las mismas amenazas.

"Por ejemplo, nuestra competencia más directa es Tailandia y allí no sube la luz y el atún, que se pesca en el Índico, lo tienen mucho más cerca que nosotros". Otra empresa del sector asentada en el Puerto de Marín, Marfrío, sí ha visto cómo muchas de las especies que importa desde distintos caladeros han subido de precio y cómo, además, el transporte marítimo de la mercancía es menos regular y más costosa.

El envío de un flete que antes costaba 3.500 o 4.000 dólares llegó a alcanzar en los últimos meses los 17.000 dólares y en muchos otros casos el coste del transporte subió entre un 70% y un 80%.

Además, según explicó recientemente a este medio su presidente, Santiago Montejo, la falta de líneas obliga a mantener más días con la mercancía en tránsito en cámaras frigoríficas, lo que también aumenta el gasto. Algunos indicadores apuntan a que el precio del transporte marítimo ha entrado en fase de descenso, pero no es el único frente abierto.

La falta de chóferes y el incremento del precio de los carburantes ha hecho que los precios de rutas habituales se hayan triplicado. La vorágine incluso ha animado a empresas de la industria alimentaria a adelantar la campaña de Navidad.

Es el caso de Clavo Food Factory, una fábrica de productos gastronómicos para la hostelería con sede en Caldas de Reis que, en lugar de iniciar los envíos en la primera semana de diciembre hacia Francia o Italia, decidió arrancar a mediados de noviembre para asegurarse de que sus productos estuvieran disponibles en estas fechas tan señaladas, las de mayor consumo del año.

Un 25% más. Montajes Rías Bajas, especializada en montajes industriales, es una de las empresas de Pontevedra que ha visto cómo el precio del acero inoxidable se ha puesto por las nubes y Nodosafer, dedicada a la fabricación de maquinaria para transformar piedra, asiste al mismo fenómeno.

Como consecuencia, su director, José Manuel Guitián, calculaba el mes pasado que el coste de producción se ha encarecido un 25% y que, además, el cierre de presupuestos es un ejercicio cada vez más difícil. 

A pesar de todas las vicisitudes, las empresas de la provincia exportaron entre enero y agosto productos valorados en 7.509.468.000 euros, un 21% más que en el mismo período de 2020, un 22% más que en 2019 y más del doble de las que se registraban hace una década.

Los diez sectores que más facturaron fueron los de venta de vehículos (4.432.442.000 euros), carnes y pescados (967.379.000), metales manufacturados (343.628.000), maquinaria (291.567.000), productos alimenticios y bebidas 252.728.000, (productos químicos (241.984.000), productos minerales (185.868.000), objetos plásticos (164.275.000), pasta de papel (135.652.000) y vegetales (113.461.000).

Automoción: "Estamos conteniendo los precios, pero si esto sigue así no aguantaremos más" 

La Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones informó de que en el mes de noviembre se matricularon en España 66.399 turismos, lo que supone una reducción del 12,3% respecto al mismo mes de 2020, en pleno inicio de la pandemia. Si se compara con dos años antes, el desplome es del 28,7%.

Una alerta en las ventas que ha causado una deriva de compradores hacia el mercado de segunda mano o, en el caso de los más precavidos, que aplace la renovación del vehículo más de lo previsto, repuntando la puesta a punto y las visitas a los talleres.

Algunos usuarios temían que ese incremento de la demanda tuviera un efecto inverso en los precios. Pero Enrique Fontán, presidente de la Confederación Española de Talleres, lo desmiente: "No tenemos constancia de que se hayan encarecido los recambios. Pero sí es cierto que hay más escasez y eso provoca un aumento de los tiempos de entrega, lo que ralentiza la reparación".

Ese problema de suministro se debe a que antes existían muchas menos marcas en el mercado, por lo que los almacenes gozaban de un stock relativamente cercano y se agilizaba todo el proceso.

"Pero ahora se trabaja casi todo con pedido a fábrica directamente y en algunas marcas, como las más nuevas, la pieza puede tardar hasta dos meses en llegar". Fontán subraya que "en lo que sí hemos percibido un aumento descomunal -y preocupante- es en las materias primas, como las pinturas, la energía eléctrica, los aparejos, lijas..." los chips.

Pero al margen de la reparación, la producción de vehículos está acusando la falta de ciertos materiales, como los famosos chips, elaborados con materiales como silicio o selenio, que actúan como semiconductores de la electricidad en los circuitos.

Un automóvil incorpora hasta 14.000 de estas piezas, por lo que la crisis de suministros está provocando dos situaciones: que los consumidores pospongan la compra para cuando haya más seguridad, o que se decanten por un vehículo de ocasión.

La venta de coches cerró uno de los noviembres más negros y acumuló cinco meses seguidos de caidas 

Esto explica que las ventas de coches acumulen cinco meses de caídas y noviembre haya cerrado como uno de los más negros de la secuencia, con un descenso del 12%. Pero el efecto dominó no acaba ahí, porque la caída de la producción ha provocado una cascada de ERTE en los fabricantes.

Sin ir más lejos, Stellantis (la Citroën de Vigo) ha ampliado la regulación temporal a 5.000 trabajadores. Sobre las perspectivas de futuro, Enrique Fontán cree que no hay visos de solución a corto plazo.

"El covid ya no debería seguir afectando a este problema y creo que hay mucha gente que se está subiendo al carro de esta fiesta. No le veo justificación, al igual que con la energía. Algo no cuadra. La cuestión es que todo esto repercute en las empresas y, al final, lo acabaremos pagando todos. En nuestro sector, estamos conteniendo el precio de la mano de obra, pero si esto sigue así, llegará un momento en que no podremos más", apunta.