Los precios del marisco ya empiezan a despuntar en la Praza de Abastos

Aunque el cierre de la hostelería ha restado actividad en los puestos, hay más ventas a particulares para consumir en casa ► Las compras para congelar de cara a las fiestas se atrasan por la incertidumbre sobre cómo serán restricciones anticovid en Navidad
Un tendero muestra dos centollas en la Plaza de Abastos. JAVIER CERVERA
photo_camera Un tendero muestra dos centollas en la Plaza de Abastos. JAVIER CERVERA

A pesar de las restricciones impuestas por la crisis sanitaria, especialmente el cierre de la actividad hostelera, la llegada del mes de diciembre ha empezado a dejarse notar en la Praza de Abastos de Pontevedra. Este martes, la centolla grande oscilaba ya entre 25 y 27 euros el kilo (la pequeña, de entre 600 y 700 gramos por pieza, se quedaba entre 20 y 22 euros); el camarón variaba desde los 25 euros que pedían las placeras por el de menor tamaño hasta los 80 que alcanzaba el de mayor talla; y el buey de mar cotizaba entre 10 y 12 euros por kilo.

"Mientras que el precio de los pescados se mantiene igual que en semanas anteriores, los mariscos sí que han empezado a ir al alza", apuntó Manoli Domínguez, una de las vendedoras veteranas del Mercado de Abastos de la capital del Lérez.

Y es que el hecho de que los bares y restaurantes permanezcan cerrados desde hace ya varias semanas no está haciendo bajar los precios de este tipo de artículos, que se sitúan en cifras similares a las de años anteriores por estas fechas. El motivo: "pues que en las lonjas somos muchos los que vamos a comprar. No solo estamos las vendedoras de la Plaza, sino también las pescaderas ambulantes que van por los pueblos, las pescaderías... Así que, si te arriesgas en la puja esperando para ofrecer un precio bajo, se lo lleva otro y te quedas sin nada que llevar a tu mostrador", apuntó esta profesional, quien añadió que "ya estamos trabajando con pocos márgenes porque hay mucha gente en paro, afectada por Erte y muchos negocios que no pueden ni trabajar, como los hosteleros, y esto es todo una cadena: si le va mal a unos, acaba yéndonos mal a todos".

Con todo, aclara que, aunque los negocios de restauración estén cerrados, muchos consumidores no quieren privarse de seguir disfrutando de una ración de marisco de cuando en cuando, así que son bastantes los particulares que acuden a la Praza de Abastos de Pontevedra para adquirir algún crustáceo o molusco con el que deleitarse en casa, sobre todo los fines de semana.

"La gente aprovecha el buen tiempo y, lo que no come en el restaurante, lo come en su casa y se da el gusto", señala esta pescadera. Además, al ahorrar por no poder salir a comer fuera, los bolsillos también están algo más llenos para poder adquirir este tipo de productos.

En la misma línea, la llegada de diciembre también anima a los más previsores para empezar a adquirir ahora el marisco de cara a las fiestas navideñas, a fin de evitar la subida de precios que se produce siempre en las vísperas de Nochebuena, Fin de Año y las demás fechas señaladas.

Eso sí, la incertidumbre sobre cómo serán este año las fiestas a causa de la pandemia se está dejando notar. "Al no saber si para Navidad las familias van a poder reunirse o si va a seguir la restricción de que sólo se puedan juntar las personas que conviven, la gente no sabe cuántos van a ser a la mesa para las fiestas, así que de momento muchos están esperando para comprar y congelar, porque no es lo mismo comprar para tres comensales que para doce", indicaba otro vendedor.

Existencias y tarifas. En lo que respecta a las existencias, por el momento la Praza de Abastos de Pontevedra cuenta con variedad y cantidad, si bien en estos últimos días uno de los mariscos que más se echaba de menos en los mostradores eran las nécoras. En cuanto a centollas, la campaña comenzó a principios del pasado mes de noviembre y, tal y como están yendo las cosas y si las condiciones meteorológicas se mantienen, la flota que se dedica a esta especie no tendrá problema para cubrir el cupo máximo permitido de capturas, que, además, están siendo de una calidad excelente.

La lonja de O Grove, referencia en la centolla, despachó en el día de arranque de la campaña 3.422 kilos de esta especie. Con todo, los efectos de la pandemia sí que se notaron en la primera subasta de la rula meca, pues el precio inicial fue de 18 euros el kilo, cuando un año antes, con prácticamente el mismo volumen de producto a subasta, 3.400 kilos, la cotización se había abierto a 29,50 euros.

En la lonja de Cambados, en la jornada de inicio de la campaña este producto osciló entre los 12,75 euros de salida (cuando un año atrás el punto de partida había sido de 18) y los 8, precio suelo fijado por la rula y que, una vez rebasado por debajo, paró la venta de parte de las capturas de centolla del primer día.

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