"Al principio fue duro volver, allá todo era progreso"

Afundación fomenta encuentros intergeneracionales sobre emigración en centros educativos ► Cuatro jubiladas relataron su experiencia en el IES Frei Martín Sarmiento

La biblioteca acogió el encuentro entre mayores y alumnado. DIANA CARRACELAS
photo_camera La biblioteca acogió el encuentro entre mayores y alumnado. En primer plano, María José Pérez habla con los jóvenes. DIANA CARRACELAS

"Al principio, cuando volvimos, fue duro; allá todo era progreso y aquí no sabía ni ir a comprar. No había ni un centro comercial". Lo cuenta Carmen Liste, que emigró a Tarbes (Francia) en 1964 y regresó con su marido y sus dos hijos pequeños ocho años después. Y eso que se instalaron en Pontevedra y no en la aldea de la que procedía, Abragán, a tres kilómetros de Codeseda (A Estrada), a la que ni siquiera se llegaba en coche. Sensación parecida tuvo María José Pérez, que vivió en Bauru y Santos (Brasil) entre 1956 y 1968. Cruzó el Atlántico con sus progenitores, con solo dos años. Su madre se adaptó, su padre, que vivió la pérdida de dos hermanos, no tanto. Recuerda la falta del gas, pero al menos había cocinas. "Aquí, ao volver, seguiamos tendo a lareira de tres pés da casa da miña avoa", recuerda esta mujer gallego-brasileña que fue "veciña de Pelé".

En la foto Belén Padrón, Pilar Rodriguez, Carmen Liste, María José Pérez y Sabela Couceiro
En la foto Belén Padrón, Pilar Rodriguez, Carmen Liste, María José Pérez y Sabela Couceiro

Ambas son voluntarias del programa Fálame da emigración, impulsado por Afundación, que el martes recaló en el IES Frei Martín Sarmiento, después de haberse interrumpido en pandemia. El objetivo es acercar al alumnado de Secundaria las experiencias de las personas mayores en la emigración. Desde su inicio, entre este y el otro programa, Fálame da escola. participaron casi 4.500 estudiantes de ESO y Bachillerato de 20 centros educativos gallegos y 164 personas mayores voluntarias, socias de los espazos +60.

Ambos proyectos proporcionan un marco de aprendizaje no formal que favorece la curiosidad, la empatía y la motivación del alumnado, al tiempo que contribuye a derribar estereotipos por ambas partes, explica la entidad. A partir de un relato inicial de las personas voluntarias participantes, alumnado y mayores establecen un diálogo y una reflexión conjunta acerca de la escuela del martes y de la ahora o sobre la emigración vivida por los mayores y la de hoy en día, un intercambio especialmente enriquecedor si hay alumnado inmigrante en el aula.

La coordinadora del área de Mayores de Afundación, Sabela Couceiro, subrayó que el objetivo de estos programas es "ampliar as oportunidades que teñen as persoas maiores para participar e contribuír socialmente, transmitindo a súa experiencia vital e profesional ás xeracións máis novas, sentíndose útiles e enriquecendo o diálogo cos estudantes". Para los jóvenes, apuntó, estos programas suponen una oportunidad para conocer la historia reciente "na voz das súas protagonistas", aprendiendo valores como "o esforzo, a adaptación e a superación". También sirven para "derrubar estereotipos, porque estas mulleres teñen detrás unha vida con moitísimo interese".

Tanto Carmen como María José coinciden en que "participar en este programa es muy gratificante", por "poder hablar de mi vida y compartirlo con las niñas y niños, que están en el aula muy pendientes de todo lo que les podemos aportar", subraya María José, quien está escribiendo un libro en el que cuenta el día a día de un emigrante. Para Carmen es "una experiencia magnífica. Me levanto con ilusión, me encanta estar rodeada de gente joven con la que compartir todas estas vivencias". Ángeles Pérez y Carmen Gómez completaron la lista de voluntarias participantes.

Por su parte, Pilar Rodríguez, orientadora del IES Frei Martín Sarmiento, destacó "la importancia que tiene para los estudiantes convivir con otras experiencias como las de las personas mayores participantes, para comprender la diversidad que tenemos hoy en día y contarla en el aula y trabajar los contenidos que tenemos en los programas educativos".

El martes fue el segundo encuentro, en el que participaron unos 24 estudiantes de 2º de ESO. La iniciativa se extenderá a todas las clases de este curso y también se desarrollará en el IES A Xunqueira I, en este caso en 4º. Entre el primero y el segundo el alumnado investiga sobre la experiencia de su familia en la emigración para compartirla y establecer un vínculo más profundo con las personas mayores.

"La vida se hacía en casa, no gastabas"

Tras la presentación de la iniciativa, presentada por la vicedirectora del Frei Martín Sarmiento, Belén Padrón, llegó el turno de la interacción con el alumnado, este segundo encuentro. "Lo pasé mal al volver, echaba de menos los avances que había en Francia y que aquí faltaban. Ahora sí estamos a la altura de Europa", subrayó Carmen Liste, para quien la emigración fue un camino de rosas. "Llegué recién casada, enamorada y tuvimos los mellizos. Te compensaba la vida allí" a pesar de echar de menos puntualmente a sus familiares. "Veníamos tres semanas en Navidad".

"Me llama mucho la atención que les favoreciese el cambio de moneda y también que la comunicación con la familia era difícil, solo por carta", apuntó uno de los alumnos, Raúl Taboada. Su compañero Xoel Lago destaca "la rapidez en aprender el idioma y adaptarse".

La cuestión económica centro parte de la conversación con los jóvenes. "La vida allí la haces en casa, allí tienes de todo y no hay esa cultura de salir, entonces ahorras". Además, les favorecía mucho el cambio de divisa. "Un franco eran catorce pesetas", como el título de la película. El hecho de que su marido llevase ocho años en esa ciudad de los altos Pirineos jugó a su favor. Él trabajaba como "probador de coches en Citroën" y ella encontró trabajo en una boutique regentada por "exiliados asturianos". "Aprendí mucho y pronto", empezando por el idioma, que todavía recuerda. "Todo era progreso".

Fue diferente al volver a Galicia, todavía en dictadura. "El primer año aquí sí que sentí la necesidad e volver, pero después ya no". Su marido cambió el trabajo de "bata blanca" en la multinacional automovilística por "un taller mecánico" que montó en Pontevedra, mientras Carmen y su hermana regentaron un hotel alquilado antes de fundar el suyo propio.

"Podría escribir un libro"

Carmen Gómez con los alumnos
Carmen Gómez con los alumnos

A Sabela Fernández, alumna, le llamó la atención "cosas que impactan mucho" de la emigración, donde "nunca pensé vivir". Es el caso de Carmen Gómez, que estudió Magisterio y se fue a Inglaterra en 1967 porque "aquí me obligaron a estudiar francés y yo pensaba que el inglés era el futuro". Volvió a los seis meses para regresar a Gran Bretaña, ya con trabajo. En Leeds estudió Enfermería, también vivió en Bradford e hizo una amiga que conserva "56 años después; somos como hermanas".  En 1971 se mudó a París, aprobó una oposiciones en Barcelona en los años ochenta, en 2000 saltó a Los Ángeles (Estados Unidos), en 2002 a Marruecos y en 2010 volvió a América, en este caso a Dallas (Texas).

"Me jubilé con 64 años y después aún volví a Estados Unidos, a Dallas, como profesora visitante". 

Experiencias de ida y vuelta

Las experiencias relacionadas con la migración van en ambos sentidos. De ello da cuenta, por ejemplo, Mario Alexander Ramos, alumno de 2º que llegó desde El Salvador con su madre, su abuela y un hermano, en 2008. "Vivimos en Madrid, en Sevilla... hasta llegar a Pontevedra. La acogida en España fue muy buena".