La próxima Campaña Antártica contará con dos militares de la Brilat

Repite el sargento primero David Lobato y se incorpora el brigada Abel Vidal
Prácticas en aguas de Pedras Negras, el pasado verano. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Prácticas en aguas de Pedras Negras, el pasado verano. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Dos militares de la Brilat engrosarán el grupo de 13 personas que, al mando del comandante Víctor Mariño, llevarán a cabo la edición número 35 de la Campaña Antártica del Ejército de Tierra, la misión militar en el exterior más antigua.

Se trata del sargento primero del Grupo Logístico David A. Lobato, que ya participó en la anterior edición y que volverá a repetir experiencia. Su labor se centrará en el mantenimiento y mejora de las instalaciones.

Su compañero de acuartelamiento, el brigada Abel Vidal se estrenará en este desafío que tiene como escenario el continente helado. Destinado en el Batallón de Zapadores VII, está especializado en motores.

El puerto de Pedras Negras volverá a ser escenario de la preparación acuática del contingente

La campaña arrancará el próximo invierno y se prolongará hasta febrero de 2022, coincidiendo con el verano austral para aprovechar el respiro en las gélidas temperaturas que, no obstante, no suelen superar los 20 grados bajo cero.

El destino será la base Gabriel de Castilla, inaugurada a principios de 1989 para dar apoyo a los trabajos de investigación que desarrollan científicos españoles. Construido a partir de módulos, el refugio se encuentra en la Isla Decepción, en el archipiélago de las Shetland del Sur, a más de mil kilómetros del núcleo poblado más próximo y a 13.000 kilómetros de España.

A lo largo de los meses que preceden a su viaje, los 13 militares llevarán a cabo una intensa formación en distintos escenarios. Uno de ellos será el puerto de Pedras Negras, en O Grove, que desde hace varios años es utilizado para las prácticas acuáticas del contingente debido a su similitud con el entorno que se da en el continente helado.

BALANCE. De los trabajos y logros efectuados en la anterior misión dio cuenta este domingo su comandante jefe, Ignacio Cardesa, destinado en el Cuartel General de la División Castillejos. "Ha sido una misión más corta de lo habitual y ha sido intensa", declaró a Europa Press, para añadir que «el frío es extremo, especialmente durante el invierno polar», y que la base española permanece cerrada siete u ocho meses, de forma que cuando llegan «hay que poner en marcha todas las conducciones, las calefacciones, los grupos electrógenos, los motores de la maquinaria y los vehículos», así como realizar el mantenimiento de cualquier tipo de instalación que haya en la base.

Este año se han llevado a cabo investigaciones científicas sobre permafrost –suelo congelado–, vigilancia volcánica -con la Universidad de Cádiz-, meteorología y sobre búsqueda de trazas de metales en las heces de los pingüinos.

Todos los proyectos que se llevan a cabo en la Antártida reciben antes el visto bueno del Comité Polar Español y los resultados se comparten con la comunidad científica internacional, explicó Cardesa, quien subrayó que los veteranos que han visitado la base Gabriel de Castilla en varias ocasiones han advertido de la retirada progresiva de los glaciares.

Además, el Ejército hace experimentos relacionados con el frío, como la resistencia de los materiales de la ropa y la reacción en combate en un clima frío, la utilidad de las raciones de comida de combate a bajas temperaturas y también de los sistemas de telecomunicaciones. Este año, el personal ha podido comunicarse con sus familias desde sus propios teléfonos móviles y ya hay cobertura de internet.

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