"No pudimos despedirla como ella quería"

Desde este lunes se recuperan los velatorios, sin limitación de horarios, y con hasta diez personas ►El impacto económico en el sector funerario por el estado de alarma llega hasta el 30%
Familiares de María del Carmen Diéguez, el pasado martes, en el Tanatorio Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera Familiares de María del Carmen Diéguez, el pasado martes, en el Tanatorio Pontevedra. GONZALO GARCÍA

De entre las muchas alteraciones que el estado de alarma ha provocado en nuestra rutina, una de las más sentidas -por su impacto emocional- se vive cada día en los tanatorios, donde el último adiós a un ser querido ha pasado de ser un aluvión de pésames a una testimonial presencia de los más cercanos.

Unas restricciones que también han repercutido en los ritos funerarios convencionales, relegados a apenas un cuarto de hora de recogimiento con el difunto.

Juan Perdiz. Gerente de Tanatorio Pontevedra
"Nosotros permitimos que los familiares vengan minutos antes del entierro a darle una breve despedida al difunto"

Los familiares lamentan no tener la oportunidad de darle una despedida digna a sus finados, sobre todo por no poder respetar sus deseos. Sara Quinteiro, nieta de una vecina de Mourente fallecida el martes, reconoce que "nos hubiera gustado tener un velatorio más largo, hacerle un funeral... En condiciones normales, habría venido mucha más gente, porque mi abuela era muy conocida en la parroquia y por aquí habrían pasado muchos vecinos; el libro de firmas se habría llenado... Así apenas hay tiempo a enterarnos cuando muere alguien, menos aún si solo son amigos o conocidos".

Con resignación, los ciudadanos sobrellevan estos duros impedimentos. Pero las limitaciones no solo suponen un revés sentimental para quienes no pueden darle una despedida. Según explica Juan Perdiz, gerente de los dos únicos tanatorios de la ciudad y uno de los pesos pesados de la asociación gallega de funerarias Gallaecia, el impacto más dramático del coronavirus (el de las defunciones) apenas ha sido significativo en el área de Pontevedra, con 16 fallecidos, lo que ha permitido mantener un volumen de enterramientos similar al del resto del año.

Donde sí se ha notado esta insólita situación es en el balance económico, pues la erradicación de la velación ha suprimido servicios que hasta ahora formaban parte de la factura, y que, según el sector, suponen un descenso de entre el 25 y el 30%.

"Nosotros, al contrario de otras empresas, sí permitimos de forma totalmente gratuita que los familiares vengan minutos antes del entierro a darle una breve despedida al difunto. Lo único que se factura es el depósito del cuerpo en la cámara de frío", aclara el empresario, quien también incide en el importante batacazo de las floristerías. "Esas sí lo están pasando muy mal".

La principal novedad que afecta al sector funerario llega a partir de este lunes, con la fase 1 del estado de alarma, que recupera la realización de velatorios, con un máximo de diez personas en el interior y de quince en el exterior. No habrá restricciones horarias, si bien Perdiz apela "a la cordura y a la responsabilidad de la gente".

Coste del entierro
Recogida del cadáver, preparación e inhumación, velación, transporte de familiares más gastos de sudario, ataúd, coche fúnebre, gestiones administrativas, cementerio, esquelas...

Todo ello tiene un coste de 3.800 a 4.300 euros dependiendo de los extras que se le quieran añadir: lápida, taxis, autobuses, exequias...

El gasto va por cuenta de la familia de la familia, pero si esta dispone de una póliza de decesos, es la compañía la que se entiende con la funeraria.

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