Puerta grande para la afición

Clamoroso lleno en los tendidos que vibraron con El Fandi, valiéndose del mejor lote de la tarde, y Roca Rey, con una excelente faena en otro buen toro de Alcurrucén. Ambos se cobraron una oreja mientras Morante se va de vacío con los peores astados del encierro
Roca Rey con su último oponente, Batuta, toreando al natural. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Roca Rey con su último oponente, Batuta, toreando al natural. BEATRIZ CÍSCAR
La ficha
Toros de Alcurrucén para Morante De La Puebla, El Fandi y Roca Rey. Excelentes 2º, 5º y 6º. Más flojos 1º y 3º e imposible el 4º.

Plaza de Toros de Pontevedra
Segunda corrida de Toros de La Peregrina 2022. Lleno. Actuó como presidente Diego González y asesor artístico Gonzalo Lorenzo.
Morante De La Puebla, de fucsia y negro: Ovación y pitos.
El Fandi, de arcilla y oro: Silencio y oreja.
Roca Rey, de marfil y oro: Palmas y oreja.


Y la Plaza se llenó. A partir de ahí todo lo que venga nos sale a ganar. Gloria bendita ver así los tendidos tras dos años en el abismo. Y tras tiempo atrás de entradas no tan buenas a como estábamos acostumbrados, junto a una presión que arremete a dentelladas contra quienes quieren ejercer el derecho a disfrutar de la tauromaquia. Así las cosas nos encontramos con la gran entrada del sábado y el clamoroso lleno de este domingo, con la gente feliz y con ganas de acompañar a los tres toreros en una tarde de fiesta.

Morante De La Puebla, El Fandi y Roca Rey componían una poderosa terna de cara al enfrentamiento con los de Alcurrucén que, tras el sorteo, y visto lo visto, dejaron en las manos del granadino El Fandi el mejor lote de la tarde. Dos buenos toros que humillaban y embestían una y otra vez y a los que El Fandi trató como trata a todos los toros, en una sucesión de pases de escasa variedad y técnica pero que, como acostumbra suceder por su alto ritmo enganchan a la afición que este domingo volvió a convertir el grito de Fandi, Fandi, Fandi en un atronador bramido que debió sobresaltar a las gaviotas que tranquilamente se movían por Campelo. Y es que ese grito se ha convertido ya en un clásico de nuestras fiestas, como el A tutti jorobi de los camellos, o el A por otro jamón de la tómbola. Un clásico sin el que la fiesta es menos fiesta.

Morante fumando. BEATRIZ CÍSCAR
Morante fumando. BEATRIZ CÍSCAR

Si al primero de su lote El Fandi le colocó una media estocada, al segundo, con más de media, le pudo cobrar una oreja a la que el público quería sumar otra. Pero allí estaba la ley impuesta desde la tarde anterior, la de una oreja basta y la segunda la hay que pagar con el sudor de la frente y el Cossío, palabra de Dios, como juramento hipocrático. Pues escrito estaba 24 horas antes y la oreja se quedó en oreja. Lo que realmente sería otro error, tras lo establecido, el conceder la segunda. Es lo que tiene allí donde pones la raya. Con ese toro estuvo bien El Fandi en un quite por delantales, en sus tres pares de banderillas, que fueron las que hicieron volar a las gaviotas de Campelo, y el comienzo de su faena, de rodillas pegado a las tablas. El resto, la chapada sucesión de pases.

La torería de Morante De La Puebla. BEATRIZ CÍSCAR
La torería de Morante De La Puebla. BEATRIZ CÍSCAR

Antes de él Morante De La Puebla abrió plaza con un toro que ni fú ni fá. Con el que quiso estar torero el De La Puebla, pero que muy parado impidió cualquier serie de pases. Pinchazo y estocada sirvieron para recibir una fuerte ovación que obligó al diestro a saludar desde el tercio. Y si este Alcurrucén era parado el segundo de Morante era un marmolillo. Una estatua. Un toro rajado al que el diestro rápidamente caló pensando aquello de que para qué perder el tiempo con lo hermosa que es la vida y aquí lo importante es no aburrir, así que a las primeras de cambio cogió la tizona y tras varios intentos el toro murió.

Un toro rajado al que el diestro caló rápido, pensando para qué perder el tiempo con lo hermosa que es la vida

Cóndor

El peruano Andrés Roca Rey llegaba a Pontevedra a reverdecer viejos laureles. Aquellos que coronaron al cóndor como un poderoso torero que venía a refrescar el escalafón desde las ruinas incas. Una complicada lesión y la pandemia (y mira que juré no escribir pandemia en esta crónica y aquí salió) dejaron en el aire cual sería su retorno a los ruedos esta temporada, pero desde las primeras plazas se mostró al contundente torero que deslumbró antes del virus y este domingo nos mostró en base a qué. No fue con su primer toro, con el que todo comenzó mal en la lidia, sin echarse a él con el capote, esperándolo demasiado mientras el abanto Alcurrucén corría como un gamo por el redondel. El tercio de picadores otro desastre y llegados a la muleta el peruano se empeñaba una y otra vez en hacer lo que él quería y no lo que le pedía el toro. Que era que lo torearan al abrigo de la puerta de chiqueros. El público se impacientaba hasta que en un momento de lucidez Roca Rey se arrimó en dirección a Sol y allí salió la luz. Porque el toro que antes era pitado y calumniado desde los tendidos ahora iba y venía empapado en la muleta. La cosa se había alargado en demasía y llegó un aviso. Una estocada tendida y hasta seis descabellos impidieron cualquier trofeo y el premio se quedó en palmas.

El toro en el picador. BEATRIZ CÍSCAR
El toro en el picador. BEATRIZ CÍSCAR

En esto que llegábamos al último toro de la tarde y del ciclo pontevedrés. Con lo que nos costó llegar hasta aquí y que rápido se acabó todo. Sic transit gloria mundi. Así fue como conocimos a Batuta, un colorado poco meano que, como buen Alcurrucén, fue cogiendo el tono poco a poco A este la cuadrilla de Roca Rey, lo trató mejor y el descontrol de su primer oponente se trocó en ilusión y esperanza ante lo que estaba mostrando Batuta. Entonces fue cuando Roca Rey atornilló sus pies juntos en la arena y comenzó su faena como un ciprés, alto como es este buen mozo y quieto como una vela.

Roca Rey atornilló sus pies juntos en la arena y comenzó su faena como un ciprés, alto como es este buen mozo

Comenzó entonces la plaza a rugir viendo como el Cóndor comenzaba a batir las alas y a mostrar ese instinto que conocíamos y que sabíamos no iba a dejar pasar las posibilidades de este torazo. Se lo llevó al medio del ruedo y allí comenzó a encadenar una serie de muletazos con clase y emoción, mientras, El Fandi pensaba "y yo por qué no hice esto con los míos", y a partir de ahí el Cóndor desplegó las alas y mostró de lo que es capaz. Cambió la pañosa de mano y Batuta, aunque con más dificultades, también se movía feliz ante las citas del torero. Cada vez más Roca Rey se echaba encima de los pitones de un toro que ya era completamente suyo, hasta el punto de desarmarse arrojando la muleta al albero y desatando el clamor en las gradas. Tras recibir otra muleta volvió a colocarse a centímetros, milímetros diría yo, de las astas de un toro que adivinaba su final, más aún cuando vio la envergadura de su oponente y un acero brillando desde tan alto que pocas posibilidades había de lograr sobrevivir. Falló Roca Rey y tras ese primer intento llegó una gran estocada. La línea de la jurisprudencia estaba marcada y allí, en ese territorio, solo se podía alcanzar una oreja. Así fue.

El Fandi colocando uno de sus habituales pares de banderillas al violín. BEATRIZ CÍSCAR
El Fandi colocando uno de sus habituales pares de banderillas al violín. BEATRIZ CÍSCAR

Con ese premio se marchó a pie Roca Rey, el tercero en salir de la plaza. Antes de él Morante De La Puebla, aplaudido por la afición, consciente de la mala suerte de quien mandó Morante a coger los papelitos del sorteo matinal. ¡A galeras con él! Y El Fandi, de nuevo bajo la triple advocación de su nombre a grito pelado. Y así, por por el patio de cuadrillas fueron saliendo uno tras otro, como la tarde anterior lo habían hecho sus compañeros de terna. Sin una sola puerta grande. O mejor dicho con la puerta grande de la afición.

La afición. BEATRIZ CÍSCAR
La afición. BEATRIZ CÍSCAR
Peregrina 2022
En resumen
Volvieron los toros a Pontevedra y lo hicieron de una manera pletórica. Dos tardes y dos entradones de público que confirman el interés taurino de Pontevedra. En la primera tarde nos quedamos con dos faenas y dos broncas. La faena de ilusión y esperanza de Tomás Rufo y la de oficio, profesionalidad y magisterio taurino de El Juli. Las dos broncas, las que de manera merecida recibió la presidencia, y su asesor, al negarles a ambos la salida a hombros.

Este domingo, la noticia principal fue el clamoroso lleno de la plaza, y en cuanto a faenas la del último toro, con el que Roca Rey mostró lo que fue y que, afortunadamente, todavía es.