¿Qué ha quedado de la calle de los espectáculos?

García Camba pasó de acoger salas de cine como Coliseum o Malvar a convertirse en una zona de oficinas bancarias y cafeterías ▶ En la actualidad hay dos bajos vacíos, lo que refleja el declive de la zona
Algunos comerciantes de García Camba. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Algunos comerciantes de García Camba. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Corría el año 1882 cuando la familia Gay García Camba decidía donar un espacio situado entre los viales Peregrina y A Oliva para ampliar así el callejero de la ciudad. En él se levantarían algunos de los edificios más emblemáticos de la historia de la capital de la provincia. El primero de ellos, el de las oficinas de Correos y Telégrafos, que data del año 1917 y cuyo diseño se inspiró en el Renacimiento flamenco.

En la actualidad, sigue con su actividad después llevar a cabo en él una profunda rehabilitación. El segundo de ellos, situado justamente en la otra esquina de la calle, no se caracteriza tanto por su actividad comercial sino por sus dimensiones. Se trata del popular edificio de Las Torres, que se convirtió en el más alto de Pontevedra gracias a sus 60 metros. Aunque sin duda, si por algo se ha caracterizado siempre este vial es por haber pasado a la historia como la calle de cine y espectáculos.

El nombre no es casual, ya que en ella se abrieron dos salas de proyecciones. Por un lado, el Cine Coliseum, que se instaló en la zona en los años 30 y cerró en 1971. En la década de los 40, más concretamente en 1948, llegó a la calle la segunda sala, el Malvar, que bajó la verja definitivamente en 1996. Ambos espacios se convirtieron en un referente para la vida de muchas generaciones de pontevedreses, y los dos permitieron que el entorno de García Camba ganase mucha fama y prestigio.

Imagen de la calle en los 90. DP
Imagen de la calle en los 90. DP

Pero, ¿qué queda de todo eso? A lo largo de los años, esta calle se convirtió en una de las más reconocidas del centro de la ciudad, y eso fue gracias, indudablemente, a todos los establecimientos emblemáticos que allí se instalaron: desde el Bar Urquim o el Titón, pasando por negocios como Electricidad Romero, Establecimientos Álvarez, la imprenta Couceiro, la librería Martínez, la librería Seoane o la tienda de bicicletas La Portuguesa; y terminando con otros como el Restaurante Emy o la churrería de Galiano.

De todos los negocios de ese pasado histórico solo quedan dos: la Pastelería Capri, que aterrizó en la zona en 1963, y Los Castellanos, aunque este último hace ya más de una década que dejó de ser una pastelería y se convirtió en un bar. "La pastelería era toda la esquina, luego se vendió, se reformó y se dividió en varios locales", explica Aquilino Estévez, uno de sus empleados. La mayoría de los comerciantes que vivieron aquellos años dorados de García Camba coinciden en una cosa: "la calle cambió para peor".

El principal motivo de este declive no es otro que la aparición de numerosos bancos y el cierre, años después, de algunas de estas sucursales. La última, la del BBVA, que clausuró su oficina en 2021. "Los negocios históricos se han ido yendo y los bajos han sido ocupados por los bancos, los cuales solo operan por la mañana, entonces por la tarde esta es una calle muerta", reconoce la dueña de la Pastelería Capri. "El ambiente de la calle bajó muchísimo, ya no es lo que era", asegura también una de las socias de la librería Escolma, que abrió en 1987.

 "Cuando nosotros llegamos (en 2018) el único local cerrado era el nuestro y ahora hay dos bancos que, aún encima, tienen bastante fachada, por lo que la calle está más desnuda que antes", insisten también desde la Piada Romagnola, establecimiento que ocupa el bajo en el que antes estaba El Gran Café del Siglo, negocio que echó el cierre en el 2011. Sobre este asunto, Miguel González, de la óptica Titanium, lamenta que en la ciudad "haya tanto casero que le de igual tener el local cerrado si la renta que le ofrecen no es a la que aspira". "Creo que este es un mal endémico de Pontevedra, porque hay muchos locales que pertenecen a los mismos caseros", añade. 

"Esta vía pide peatonalizarla"
Al igual que ocurre en el resto de la capital de la provincia, las opiniones sobre el modelo de ciudad son muy variadas. Están los que creen que "esta vía pide peatonalizarla, porque ya prácticamente lo es, sobre todo en la confluencia con la calle de A Oliva, y es carne de cañón para ello, porque con los cambios que se hicieron en otras zonas hacen que esta ya no tenga tanta afluencia de gente", como apuntan desde la Piada, y otros que aseguran que "sería un error".

La dueña de la tienda Ma Petite, María Elisa Touza, que abrió en el año 2010, reconoce que "antes había más zona de aparcamiento" y deja claro que «la gente agradece el poder venir en coche», de hecho, añade, "estas Navidades, al no poder venir en coche hasta el centro, el porcentaje de gente de fuera que ha venido ha bajado. Antes teníamos muchos más clientes de Cambados o Vilagarcía".

En la posición contraria se encuentra Víctor Sainz, propietario del estanco, que llegó a García Camba en 2006. "A mí me encantaría que se peatonalizase porque en Navidades siempre está la Peregrina llena de gente y aquí no hay nadie y creo que peatonalizándola, eso cambiaría", señala. Por su parte, Miguel González, de la óptica Titanium (abrió en septiembre del año 2000), insiste en que "el organigrama del tráfico para llegar aquí es muy complejo". "A mí me gusta la peatonalización porque me gustan las aceras anchas pero en este caso creo que está la ciudad partida y que la gente no sabe llegar. La gente que se dedica a organizar el tráfico debería estar más a pie de calle porque yo hay ciertas cosas que veo como cabezonerías y que son innecesarias", añade el empresario.

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