"Quería demostrarle a mi mujer que no está sola"

Un vecino de Pontevedra sorprende a su pareja con una concentración de allegados en su primera sesión de quimioterapia
Concentración celebrada en la parte trasera del Hospital Provincial
photo_camera Concentración celebrada en la parte trasera del Hospital Provincial

El Hospital Provincial fue escenario este viernes de un emotivo acto de apoyo a Begoña Vilar, una joven de 32 años que trabaja en una conocida panadería de la ciudad y a la que le diagnosticaron un cáncer de mama hace aproximadamente un mes. Su marido, Francisco Javier, citó a las amistades de ambos para arroparla en su primera sesión de quimioterapia y lo cierto es que la convocatoria surtió efecto. Cerca de un centenar de personas se concentraron en la parte trasera del recinto hospitalario provistas de globos, camisetas, pañuelos de color rosa y hasta una pancarta para decirle que esta ‘batalla’ no la librará en solitario. "Quería demostrarle a mi mujer que no está sola, que tiene muchas amistades (...) y que la unión de todos puede ayudar en la lucha. Afortunadamente, hoy en día el cáncer de pecho está controlado, pero es importante saber que te puedes apoyar en los demás", manifestaba minutos antes de que su mujer saliera de la sesión.

El primer sorprendido fue él mismo, "porque pensaba que iban a venir 20 o 30 y al final somos un montón de gente". Eso sí, nada que ver con la reacción que tuvo Begoña al salir de la sesión y ver a sus allegados y seres queridos concentrados detrás de las vallas que cierran el perímetro del hospital. No daba crédito de la estampa y las lágrimas empezaron a brotar; no solo las de ella, sino también las de un buen número de los allí presentes. Era muy difícil contener la emoción.

Su hijo, de nueve años, le estaba esperando con un ramo de flores en las manos. Begoña se fundió con él en un abrazo, el primero de los muchos que repartió esa tarde, aparte de besos y un buen puñado de sonrisas en las que se percibía gratitud y complicidad. "Estoy sorprendida y muy agradecida por el apoyo de todos", comentaba al final. "A mi marido me lo como", añadía entre risas.

NO EXISTE LA DERROTA. Begoña lleva diez años casada con Francisco Javier. "Nos casamos a los seis meses de empezar juntos", precisa él. El pasado mes de septiembre "descubrimos unos bultos en el pecho" que dieron lugar a una ronda de consultas por varios médicos. "Todos decían que eran inofensivos, que eran bultos que salen a las mamás cuando dan a luz a los bebés. Lo único que nos advirtieron era que había que controlarlos si crecían y eso fue lo que pasó, que crecieron en poco tiempo". Así fue como llegó el diagnóstico y el tratamiento.

La convocatoria reunió a familiares, amigos y compañeros del trabajo de Begoña y de Francisco Javier. El nexo entre todos ellos fue común. "Estamos aquí para apoyarla, para darle fuerza y para que sepa que estamos con ella". La camiseta que portaban algunos y que acabó vistiendo Begoña se puede considerar un buen resumen del mensaje central de la jornada: "En la mente de una luchadora, jamás existe la derrota".

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