"Estamos muy contentos de que este año podamos recuperar nuestras acciones habituales para recaudar fondos para la atención psicológica, social, la logopedia y otros servicios gratuitos de la asociación, así como los trabajos de prevención del cáncer y las donaciones a la investigación, que es lo que salva más vidas", explicó la presidenta de la AECC en Pontevedra, Carmen Abeledo.
Durante la inauguración del mercadillo, a la que acudieron ya algunos compradores que tenían echado el ojo a algún producto que se expone en el escaparate, la presidenta local de la asociación animó a los pontevedreses a colaborar con la iniciativa comprando y donando objetos de segunda mano. Como novedad, en esta ocasión el rastro no vende ni recoge ropa o calzado de segunda mano, ni tampoco juguetes ni enciclopedias. "En los tiempos que vivimos ya nadie utiliza estos libros porque las consultas se hacen por Internet". Sí hay a la venta otro tipo de volúmenes, como recetarios, novelas e incluso una Biblia con cubierta de cuero. La decisión se tomó, en parte, porque el espacio con el que cuenta la asociación es más reducido con respecto a otros años anteriores. Juegos de copas por siete euros, butacas, bolsas de ganchillo para móviles, pequeños bolsos, carros para la compra o una Play Station 3 por 45 euros completan el catálogo de productos que ofrece la AECC y que han sido donados por ciudadanos que han querido colaborar con la iniciativa.
HORARIO. El horario de apertura del rastro es de 10.30 a 13.30, por la mañana, y de 17.30 a 20.30 horas, por la tarde. En el mercadillo trabajan unas 40 personas voluntarias que hacen turnos para atenderlo. "Son grupos de cuatro personas", explicó Abeledo, que reconoce que la mayor parte de su voluntariado está compuesto por mujeres.
Las expectativas en cuanto a la recaudación son poder alcanzar cantidades similares a años anteriores, en los que se sumaron unos 20.000 euros en ventas que fueron destinados a mejorar la calidad de vida de las personas enfermas oncológicas y a promover la investigación. "Esperamos poder acercarnos a esa cifra y que la gente responda aunque el año pasado no hiciésemos nada, las voluntarias teníamos ya una edad y decidimos no celebrar este rastro para prevenir posibles contagios", contó. Ya vacunadas y con la pandemia más controlada, las voluntarias de la AECC volvían este lunes a un rastro que ya forma parte de la Navidad y sus preparativos en Pontevedra.