Rechazo unánime de los comerciantes de Barcelos a las reformas en el tráfico

"Si este cambio vuelve a darme pérdidas, como con los anteriores, cierro", dice un empresario de la zona
Atasco, este miércoles, en el cruce de Rouco con Cobián Roffignac, una de las dos salidas de Barcelos
photo_camera Atasco, este miércoles, en el cruce de Rouco con Cobián Roffignac, una de las dos salidas de Barcelos

Los comerciantes de la plaza de Barcelos no ven con buenos ojos la profunda reforma que el Gobierno local ejecutará en el entorno y que afectará tanto a las plazas de aparcamiento como al tráfico rodado. De hecho, el mayor rechazo de los empresarios radica en la supresión de las facilidades para que los clientes puedan llegar hasta sus negocios. "Si no tienen dónde dejar sus coches, está claro que buscarán otros sitios", coinciden.

Manuel Muíños es el gerente de la carnicería Verde Seixo, que lleva casi 30 años abierta en uno de los laterales de Barcelos. Desde su pequeña vitrina ha visto la evolución de la plaza, desde la construcción del aparcamiento subterráneo en 1997 hasta la actualidad, pasando por la reforma en los accesos al parking de 2009, con el fin de reducir los atascos, y la implantación, en julio de 2013, del aparcamiento limitado a 15 minutos. "Este nuevo cambio me perjudicaría claramente, porque ya se ha achicado bastante el espacio para aparcar como para hacerlo una vez más", subraya. Recuerda que en los años 80 y los 90 el entorno disfrutaba de un flujo de clientes, propiciado por las facilidades de aparcamiento, que no se ha vuelto a repetir. "Cuando se puso en marcha el parking, nuestra facturación bajó un 40%, porque en la superficie de la plaza estacionaban unos 400 coches, casi todos de obreros. Además, también estaban la Once y las oficinas de la Xunta. Y todos esos obreros que aparcaban gratis, picaban aquí, picaban allí y hacían un gasto en los negocios de la plaza que no se ha repetido".

Tras el varapalo económico que el parking supuso para la carnicería, Manuel Muíños decidió continuar, pero los cambios en la salida de la plaza hacia San Antoniño hicieron que su clientela y su recaudación volvieran a mermar un 30% más. "Me planteé cerrar e irme, pero debido a un tema familiar tuve que quedarme. Pero tengo claro que si esta reforma me va a volver a ocasionar pérdidas, bajo la verja seguro".

Uno de los problemas endémicos de la plaza son los embotellamientos, especialmente en días de mayor saturación de vehículos, como en rebajas, Navidades, Carnavales o fiestas de verano. Los empresarios, testigos de primera mano, aseguran que da igual el sentido que tenga la circulación "porque los atascos se van a seguir produciendo. Si no son en el cruce con Perfecto Feijóo y San Antoniño, serán en el cruce con Benito Corbal y con la Rúa do Rouco. En vez de erradicar el problema simplemente se cambiará de lugar".

Otro comerciante alerta de la preocupante similitud que encuentra entre Pontevedra y Ferrol, su ciudad natal. "Aquello está muerto, y el problema es que lo veíamos venir pero nadie hizo nada por evitarlo. Ha cerrado hasta Zara, porque no todo el mundo puede ser funcionario o pensionista, y tiene que haber negocios para crear empleo".

"Todo lo que sea desviar tráfico hacia la puerta de cualquier negocio no me parece bien. Como tampoco me gustan los aparcamientos de 15 minutos, porque con tan poco margen de tiempo no son operativos. Para dejar o recoger un niño en el colegio pueden ser útiles, pero a la hora de hacer un recado o una gestión, un cuarto de hora no es suficiente.

Sobre el flujo de clientes, no creo que mi negocio se vaya a resentir, porque esto va a seguir siendo Barcelos y va a seguir siendo el centro. Lo que sí va a ser es más incómodo, porque todo el tráfico que salga del parking pasará por delante de mi negocio en dirección a Rouco y ahí se formará el tapón que normalmente se forma en la salida hacia San Antoniño. Siendo egoísta, a mí me gustaría que toda la plaza fuese peatonal".

"En principio, por lo que sabemos hasta ahora, estamos en contra porque se reducirán aparcamientos y eso nos va a restar clientes, porque la gente viene a buscar la bombona en sus coches. En cuanto a la reordenación del tráfico, en la esquina con San Antoniño se forman unos ‘cristos’ enormes y si se cambia el sentido lo único que harán es trasladarlo a la parte de arriba de la plaza, bien en el cruce con Benito Corbal, bien con la Rúa do Rouco. Incluso peor, porque ahí te estás metiendo en pleno centro. Va a ser un jaleo seguro, pero a ver si nos lo aclaran bien".

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