El recuerdo a los difuntos llena de vida los cementerios

Los camposantos de la comarca recibieron la visita de numerosas personas pese al mal tiempo
El recuerdo a los difuntos se impuso a la lluvia. DAVID FREIRE
photo_camera El recuerdo a los difuntos se impuso a la lluvia. DAVID FREIRE

Los cementerios tuvieron ayer más vida y color que nunca. Ningún otro día del año están tan concurridos ni tan floridos. En el Día de Todos los Santos se repitió el eterno ritual, la tradición de visitar y honrar la memoria de los seres queridos difuntos.

La romería hacia los camposantos continuará durante este fin de semana en el que las necrópolis presentan su mejor aspecto. Las tumbas de nuestros antepasados son el punto de encuentro de familias que se reúnen para rezar y mostrar a los fallecidos que todavía les recuerdan.

La lluvia que en ciertos momentos del día cayó con cierta intensidad no impidió que las rutas hacia los cementerios resultasen más concurridas que en cualquier otro día desde primera hora de la mañana y hasta última hora. Para facilitar las visitas los camposantos, entre ellos los cinco municipales (San Mauro, Ponte Sampaio, Lourizán, Campañó y Bora) permanecieron este viernes abiertos (y lo harán hasta el próximo lunes) en horario continuo desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde.

San Mauro, Ponte Sampaio, Lourizán, Bora y Campañó amplían su horario de apertura hasta el próximo lunes

FLORES. Para la puesta a punto de estos lugares el Concello colocó 1.500 plantas ornamentales además de aumentar el número de contenedores de basura y cubos para la recogida de flores y materiales utilizados en el adorno de panteones y nichos. De hecho, los operarios municipales tuvieron mucho trabajo en los días previos al de Todos los Santos para retirar los cientos de kilos de flores que acaban en la basura después de los trabajos de limpieza y decoración que las familias realizan en las tumbas.

Además, estos días los operarios municipales ayudan a mucha gente a localizar dónde está situada una tumba determinada de personas fallecidas que también aprovechan para visitar.

Como el día no invitaba a la caminata la mayoría de los visitantes se desplazaron en coche. Esta circunstancia se dejó notar en momentos puntuales de la jornada, con atascos provocados por vehículos que buscaban una plaza de aparcamiento lo más cerca posible de los camposantos. Como viene sendo habitual, el Concello habilitó un dispositivo de tráfico y control de acceso al cementerio de San Mauro que estuvo dirigido por la Policía local en colaboración con el Servizo de Protección Civil.

Para facilitar el estacionamiento a ambos lados de la Rúa do Camposanto se dispuso una vía de entrada y otra de salida. El acceso a la necrópolisis se efectuó desde la calle San Mauro hacia la de Camposanto, por lo que se prohibió el acceso de vehículos procedentes de Pintor Laxeiro. El tráfico se desvió hacia Pintor Ricardo Portela y, desde ahí, hacia Xoán Carlos I.

El origen de la tradición
La Iglesia Católica quiso señalar un día común para los difuntos en honor a los numerosos mártires víctimas del Imperio Romano. La costumbre se remonta a principios del siglo IV. Sin embargo, hasta el siglo VIII la fecha fluctuó en el tiempo. Gregorio III la fijó en el 1 de noviembre como respuesta a la fiesta pagana del Samhain o Año Nuevo Celta, que tiene su prolongación en el actual Halloween de origen irlandés. Y Gregorio IV la hizo extensiva a toda la Iglesia Católica en el siglo IX.

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