La reforma de la estación de autobuses de Pontevedra, que iba a finalizar antes de que rematase este mes de junio, sufre un nuevo retraso por la crisis de materiales. En esta ocasión, la falta de suministros ha afectado a la chapa de acero con la que se revestirá el edificio.
El proyecto intermodal, que cambiará por completo la imagen interior y exterior de la terminal, contaba con un plazo de ejeción de 12 meses, por lo que debería estar listo a finales de 2020. Sin embargo, primero la pandemia y más tarde la crisis de materiales han provocado numerosos retrasos en los trabajos.
Finalmente la estación intermodal superará los seis millones de euros, lo que supone 739.320,08 euros más de lo adjudicado inicialmente. El 75% de esa cifra será financiado por la Xunta de Galicia y el 25% restante por el Concello.
PROYECTO. El objetivo del proyecto pasa por transformar las actuales dos estaciones –la de tren y la de autobuses– en un mismo conjunto arquitectónico y de servicio.
Para ello, se contemplan dos actuaciones en paralelo. De un lado, un nuevo itinerario peatonal entre los dos inmuebles. Esta senda garantizará la intermodalidad y simplificará la conexión de ambos sistemas de transporte. También mejorará la seguridad de los peatones en todo el área.
Además, las obras incluyen una reforma integral de la vieja estación de buses, que tendrá una nueva fachada, otra cubierta e instalaciones interiores modernas que ampliarán los servicios antiguos.
En las obras trabajan más de un centenar de operarios. La reforma exterior la acomete Extraco, mientras que los interiores de la estación corren a cargo de las empresas Alea y Arines.
