La Unidade Asistencial de Drogodependencias nació en 1991 en virtud de un acuerdo entre Concello y Xunta para dar cobertura a la ciudad y su entorno: Barro, Campo Lameiro, Cerdedo-Cotobade, Forcarei, A Lama, Marín, Moraña, Poio, Ponte Caldelas, Soutomaior y Vilaboa. Lo que supone una población aproximada de 165.000 habitantes.
Un primer repaso a estos más de 30 años de funcionamiento permite concluir que los inicios de tratamientos se mantienen en niveles similares cada año (entre 270 y 300) mientras que las recaídas han experimentado un ligero repunte en la última década (entre 125 y 130 casos). El récord de nuevas asistencias se produjo en 2019, con un total de 390.
Pero la conclusión más significativa es el preocupante aumento de pacientes que reconocen su adicción a los tranquilizantes. Los datos aportados por el Sergas (organismo del que depende funcionalmente la UAD pontevedresa) tienen en cuenta las asistencias prestadas en el último año, pero también la encuesta bianual Edades, entre población general de 15 a 64 años.
De su conjunción se afirma que el consumo de psicofármacos, junto al tabaco y al alcohol, sigue teniendo una presencia destacada entre la población, favorecida por la falta de percepción de riesgo. Algo parecido a lo que ocurre con el hachís.
Sin embargo, la estadística desvela que en Pontevedra (como en el resto de Galicia) el 28,1% de la población admite haber tomado hipnosedantes alguna vez en su vida, un porcentaje que no solo supera en 4,6 puntos la media nacional, sino que eleva en 2,5 puntos los registros del año pasado.
Lo mismo ocurre con otros fármacos legales bajo prescripción médica, como los analgésicos opioides (fentanilo, metadona, morfina y naloxona son los más pautados), cuya ingesta alcanza al 19,5% de los pontevedreses, frente al 15,8% de los españoles.
El crecimiento en el consumo de estas drogas ha sido constante en los últimos años, produciéndose en 2023 un incremento del 8,4% con respecto a 2020.
Alcohol y tabaco
Con todo, la adicción más elevada en la ciudad y su área de influencia continúa siendo el alcoholismo, al igual que ocurre en el resto de Galicia y de España. La encuesta del Sergas indica que el 94,7% de los pontevedreses tiene o ha tenido algún contacto con bebidas alcohólicas, una tendencia que se mantiene por encima del 90% desde hace diez años.
Y aunque la estadística la gestiona la Xunta desde 2022, el personal de la UAD local tiene la percepción de que durante el pasado año se produjo "un aumento significativo do alcolismo", al igual que en el consumo de cannabis, fundamentalmente entre los menores de edad.
Enfatiza en la sistemática derivación de pacientes con problemas de alcoholismo desde servicios hospitalarios de salud mental, digestivo, medicina interna y neurología, entre otros, así como desde Atención Primaria.
Tras el alcohol, el tabaco se sitúa como segunda adicción entre la población. Un 70% de los encuestados y tratados de entre 15 y 64 años declara fumar tabaco en alguna ocasión, frente al 69% de la media nacional.
Comparando estos índices con anteriores oleadas, se observa que las campañas antitabaco apenas han tenido calado entre los fumadores, puesto que la prevalencia en 2020 era del 69% en la ciudad y del 70% en España.
Drogas ilegales
En cuanto a las drogas tipificadas como ilegales de consumo más extendido (hachís, cocaína y heroína), el cannabis tiene una mayor incidencia, de largo, entre la población. El 41,5% de los gallegos reconocen haber fumado un porro alguna vez en su vida, un valor que está ligeramente por encima de la media estatal: 49,9%.
En términos evolutivos, nuestra provincia registró un crecimiento de 9,3 puntos durante los últimos tres años.
Después del hachís, la cocaína (tanto en polvo como en base) sigue teniendo una presencia notable entre los consumidores, aunque sin llegar al pico de 2019. El 14% de los ciudadanos afirma tomarla en alguna ocasión, una media dos puntos por encima de lo habitual en España.
Finalmente, la heroína ha experimentado un singular descenso en la prevalencia pontevedresa y pasó de ser la segunda adicción más tratada en 2019 en la Unidad Asistencial de la ciudad (por detrás del alcohol y en términos similares a los de la cocaína), a ser la cuarta.
La unidad pontevedresa prevé un colapso en las labores asistenciales si no se corrigen cuanto antes las carencias de personal y medios
Los expertos vinculan este bajón a la desaparición del trapicheo en el poblado de O Vao –al menos a la ingente escala que era común hace tiempo–, tras la orden dada en noviembre de 2022 por el patriarca del asentamiento.
La memoria de la UAD recoge explícitamente las carencias de este servicio en material de personal y de recursos, como la ausencia desde hace cuatro años de un auxiliar administrativo, lo que obliga al resto de trabajadores a atender estas funciones en detrimento de las suyas propias. "As previsións para vindeiros anos fannos prever un colapso nas labores asistenciais de non tomar medidas", alerta el documento.
El documento, que se refiere al año 2022, se basa en los datos aportados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) del Ministerio de Sanidad, que ha notificado un incremento del 110% en el consumo de diazepam, más conocido por su marca comercial Valium, lo que sitúa a España como el país del mundo donde más se toma esta benzodiacepina.
Este medicamento es actualmente la tercera benzodiacepina con mayor uso en el mundo. Por detrás de nuestro país se sitúan Portugal, Montenegro y Bosnia y Herzegovina. Y el incremento porcentual del consumo que ha experimentado España sólo ha sido superado por Sierra Leona, Kenia y Uruguay.