Una reyerta en un bajo de la calle Altamira acaba con un hombre herido a navajazos

La Policía Nacional ya ha identificado al presunto agresor, que provocó cortes en el cuero cabelludo, en la cara y en la oreja a la víctima

Algunas vecinas, junto al bajo okupado. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Algunas vecinas, junto al bajo okupado. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La madrugada de este jueves fue más movida de lo habitual en el céntrico barrio de San Antoniño. La calle Altamira, uno de los enclaves históricos de la zona, fue el escenario de una reyerta entre dos personas que acabó con una de ellas en el hospital, con varias heridas de arma blanca, y otra identificada en la Comisaría de la Policía Nacional.

Los hechos relatados se produjeron sobre las cinco de la mañana, según pudieron concretar los investigadores que interrogaron a los testigos. El lugar del altercado fue un bajo que habitualmente sirve de cobijo a personas sin techo y que actualmente se halla ‘okupado’. Precisamente fue, según trascendió, una de las personas que ‘regenta’ el local que sirve de vivienda la que invitó a acceder al mismo al individuo que, por causas que se desconocen, acabó agrediéndole con un objeto cortante que no pudo ser localizado.

Tras la pelea, en la que no intervinieron el resto de habitantes del bajo (según parece, al menos dos individuos más pernoctaban en otra habitación), y en vista del estado del herido, que sangraba abundantemente, decidieron acompañarle hasta el Hospital Provincial, muy próximo a la citada calle Altamira.

A MONTECELO. Desde el centro sanitario, como dicta el protocolo y dado que no corría peligro la vida del paciente, una ambulancia del061 le trasladó a Montecelo, donde fue atendido de varias heridas en la cabeza y en la cara, con un corte de cierta consideración en una oreja. Todas ellas, según los facultativos que le exploraron, fueron producidas por un objeto cortante, una navaja o similar.

El autor de los hechos había sido invitado por la víctima a entrar en la vivienda que ‘okupaba’ para resguardarse del frío

En vista del estado del herido, cuyas lesiones, pese a estar localizadas en una zona vital, no revistieron, en principio, mucha gravedad, los agentes optaron por dejar en libertad al agresor, con la obligación de comparecer cuando sea requerido para ello por las autoridades judiciales.

Así, lo que comenzó como una acción de caridad permitiendo la entrada a una persona para pasar la noche resguardada del frío concluyó con una grave agresión por parte del ‘invitado’, que agradeció de un modo muy curioso el gesto del ‘dueño’ del local.