Los rezagados abarrotaron las calles y comercios pontevedreses

Guardar la distancia de seguridad fue imposible en algunos momentos de la jornada
Calle Michelena. RAFA FARIÑA
photo_camera Calle Michelena. RAFA FARIÑA

Transitar este martes por la milla de oro respetando la distancia de seguridad fue, por momentos, una misión imposible, debido a las aglomeraciones de personas que desafiaron las gélidas temperaturas para realizar las compras de última hora, disfrutar con la llegada de los Reyes Magos o, simplemente, dar un paseo, aprovechando la ausencia de lluvia.

Los picos de mayor concentración humana fueron a media mañana y las primeras horas de la tarde. Un goteo incesante de viandantes abarrotando tiendas en busca del regalo pendiente, sobre todo de textil y calzado.

Pero no fueron los únicos negocios que registraron colas en los accesos durante gran parte del día. También las tiendas de material deportivo, las de complementos y las perfumerías tuvieron una intensa facturación, sin olvidar a las pastelerías, despachando a destajo el producto estrella de estas fechas: el roscón.

En un nivel similar de ajetreo se situaron los supermercados y los negocios de alimentación. El cierre nocturno de la hostelería ha impedido mantener una tradición cada vez más en auge, como era cenar fuera de casa en la noche de Reyes. Hasta el pasado año, era habitual que los restaurantes de la ciudad viviesen una auténtica eclosión de reservas que generaban un movimiento económico con posterior traslación a los pubs y locales de copas.

Una celebración que este enero, por culpa de la pandemia, se desarrolla exclusivamente en los hogares, disparando el consumo doméstico.

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