Un río de 1.001 vidas

El Lérez pertenece a una de las siete maravillas de la ciudad por méritos propios, no solo por su belleza, sino también por los diferentes ambientes que lo conforman
Dos jóvenes en bici por los alrededores del río. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Dos jóvenes en bici por los alrededores del río. BEATRIZ CÍSCAR

A veces uno piensa que lo tiene todo y al final nunca lo aprovecha como debería. Puede parecer una frase recurrente, pero es algo que a cualquier persona le han dicho alguna vez. La realidad es que la gente vive los días pegada a una pantalla, bien sea la del móvil, la de la televisión o la de un ordenador, cuando lo realmente bonito e interesante se encuentra a la vuelta de la esquina.

En Pontevedra, esa vuelta de la esquina se llama Lérez. Para muchos, se trata de un simple río que divide la ciudad, pero para otros es un lugar de entreno, de descanso, de distracción, de entretenimiento y una larga lista de etcéteras que engloban las numerosas actividades que se pueden hacer en el propio río y en sus alrededores.

Situado en el medio de la ciudad, el río actúa como punto de encuentro de todas y cada una de las vidas que en el se pueden desenvolver. Por allí pasan todos los días un gran número de personas, ciudadanos y turistas, de todas las edades, que simplemente buscan disfrutar de esta maravilla, cada uno a su manera. 

El aroma que se respira en los alrededores del río Lérez es una mezcla de tranquilidad y diversión, comandada por la felicidad, como casi siempre, de los más pequeños, que acuden al río a encontrarse con amigos y a practicar algún deporte o juego que se les ocurra.

Playa fluvial. Si hablamos del río, es imprescindible mencionar la playa fluvial, la cual estos días de verano se encuentra repleta de bañistas.

Una de las personas que mejor conocen la playa y, por consiguiente, esa zona del río es uno de los socorristas, Alfonso Casal, quien comenta que con el calor "la gente tiene ganas de verano y está saliendo en masa, porque quieren playa, playa y playa". Además, esta parte es muy polivalente, ya que "de por sí es una zona en la que los triatletas suelen venir a entrenar, los atletas, los piragüistas están siempre pasando por aquí, o sea que es algo muy típico. Es zona de deporte de siempre", afirma Alfonso, que se muestra encantado con el comportamiento de la gente.

El piragüismo, una de las actividades más habituales. BEATRIZ CÍSCAR

Piragüismo en el Río Lérez.

Piragüísmo. El deporte por excelencia del río Lérez tiene nombre y se practica en una piragua. Con solo acercarse a la orilla del río ya se pueden ver a varios piragüistas entrenando a casi cualquier hora del día, habitualmente de a dos o en grupos. Esta es una de las estampas más bonitas que deja el río a su paso y cualquiera la puede apreciar, bien desde los puentes que cruzan el río o desde el paseo.

Paddle Surf. Este deporte, desconocido por muchos, se suele practicar cerca de la zona de la playa fluvial y también a lo largo del río. Además existen varios campamentos y jornadas donde los más pequeños pueden aprender a montarse sobre la tabla y practicar un deporte que en los últimos años se encuentra en auge en el mundo, y en Pontevedra.

Montar en bici. La zona del río no engloba solo su curso, sino también sus alrededores, por los que se puede ver a gente caminando, descansando, jugando a cualquier juego, y también montando en bicicleta. Carlos Rodríguez, habitante de Pontevedra, suele venir a esta zona habitualmente para cumplir con lo que para el es su mayor "hobbie". Asimismo, asegura que "tener algo así es una gozada".

Zona de pesca. Aunque no estén a todas las horas del día, a lo largo del río también se pueden ver pescadores, sobre todo de mañana y también hacia la tarde-noche. Una actividad que "aunque suene a tópico" se caracteriza por la "la calma, el temple y sobre todo las ganas que le pongas", dice Jose. "Vengo pocas veces, pero las que lo hago, quiero disfrutarlo, porque es algo que me gusta desde hace tiempo", añade.

Descanso. El río también actúa como una zona de descanso, sobre todo en esas tardes de calor en las que es necesario salir de casa. Sus zonas de sombra bajo los árboles son ideales para salir en familia.

Para muchos, el río es "un sitio increíble", como para Óscar Cortizo, que suele acercarse a la zona con sus dos hijos, bien para correr, descansar o hacer alguna ruta en bicicleta. Para él es "un auténtico lujo" sobre todo teniéndolo al lado de casa, ya que "pocas ciudades tienen algo así" y, añade, "nosotros que lo tenemos es una pena no potenciarlo y hacer más cosillas". A pesar de estar encantado, únicamente le pone una pega y es que "echamos de menos que limpien un poco más y también que hagan alguna que otra cosa para los peques".

En definitiva, el río es vida, y la crean todas y cada una de las personas que se acercan a el cada día para disfrutar de todos los elementos que lo componen, desde el propio agua hasta el paseo.

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