Vaupés, también conocido como Uaupés, es un río de aguas oscuras y caudalosas que nace en Colombia, serpentea por el Amazonas y desemboca en el Río Negro, en territorio brasileño. A lo largo de sus orillas y de las de su "gemelo" Solimões, que transcurre en paralelo, conviven 24 etnias indígenas, entre ellas los Karapanãs y los Makunas, con traficantes de cocaína, la mayoría de los cuales son disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Socios directos de los narcotraficantes gallegos, algunos de los cuales ya se han instalado en Sudamérica para cerrar los acuerdos, como ocurre con las grandes travesías de los narcosubmarinos. Así lo desvela #Narcofiles, el nuevo orden criminal, investigación internacional que lidera el consorcio OCCRP con la participación de más de 40 medios de comunicación de todo el mundo, en España Narcodiario e infoLibre, a partir de una filtración masiva de la Fiscalía General de la Nación de Colombia.
La frontera con Brasil es parte de una lucrativa ruta internacional del narcotráfico. El esquema fue objeto de una investigación confidencial del gobierno de Estados Unidos y el Ejército de Colombia que detalló, por primera vez, cómo uno de estos grupos criminales trabaja para abastecer al PCC (Primer Comando de la Capital) de toneladas de cocaína por vía aérea y fluvial a través del Vaupés. Las lanchas rápidas cargadas de cocaína recorren ambos ríos hasta su desembocadura, en Manaos, la puerta brasileña del Amazonas. La mercancía del narcosubmarino de Aldán, intervenida en noviembre de 2019, se cargó en Leticia (Amazonia colombiana); la del semisumergible de Vilaxoán, el que descargó su mercancía este mismo año en las costas pontevedresas, está en plena fase de investigación, pero una línea sólida apunta a la singladura amazónica que detallan los #NarcoFiles.
Piauí y UOL, dos de los más destacados medios de comunicación de Brasil, integrados en la investigación del consorcio de periodismo de investigación OCCRP en el marco de #NarcoFiles, el nuevo orden criminal, analizaron los documentos que muestran el camino que sigue la cocaína que sale de Colombia, pasa por Manaos, el Caribe y termina en manos de consumidores en Europa. En el caso del Ché que llegó a Galicia, la droga se cargó en el entorno de Santarém, gran población brasileña ubicada aguas abajo. En la propia selva amazónica brasileña, y no en Colombia, se fabricó el semisumergible. La droga sí partió de territorio colombiano.
La investigación comenzó en 2020, a partir de información transmitida al Ejército de Colombia y a la Policía Federal de Brasil por la Administración para el Control de Drogas (DEA), policía norteamericana especializada en la lucha contra el narcotráfico. Los estadounidenses llamaron la atención sobre un esquema de compra y venta de cocaína en la región conocida como "cabeza de perro", en el extremo noroeste de Brasil, donde el país hace frontera con Colombia y Venezuela (el lugar recibió su apodo porque, en los mapas, su forma se asemeja a una perro con la boca abierta).

Según información preliminar proporcionada por los estadounidenses, quien sirvió de puente entre las disidencias de las FARC y los criminales del PCC (Primeiro Comando da Capital) fue un colombiano llamado Nelson Jaramillo Quiceño, más conocido como Calidad. A él le correspondía garantizar que los delincuentes colombianos, radicados en los departamentos de Guaviare y Vaupés, pudieran pasar lotes de cocaína a delincuentes brasileños, radicados en Manaos y São Gabriel da Cachoeira, asegurando su paso previo antes de su partida hacia Europa.
Nacido en San José del Guaviare, a 400 kilómetros de la capital Bogotá, Calidad formó parte de un grupo de paramilitares que operaron en el sur de Colombia a principios de la década de 2000. Eran milicias que luchaban contra la guerrilla de las FARC en la jungla. En 2003, Calidad fue investigado por su implicación en el asesinato de cuatro personas, entre ellas un adolescente, pero acabó absuelto por falta de pruebas. Seis años después, fue detenido in fraganti por el Ejército brasileño mientras transportaba cuatro toneladas de cemento a bordo de una embarcación en el río Vaupés, cerca de Iauaretê, una localidad amazónica cercana a la frontera con Colombia. La venta de cemento está controlada en Brasil, ya que el producto puede utilizarse para transformar las hojas de coca en pasta base. Por lo tanto, se requiere autorización para exportarlo. Calidad no tenía los trámites y fue detenido por militares. Días después salió de prisión gracias a un hábeas corpus.
Calidad vive ahora en São Gabriel (Brasil) donde posee una barbería y un restaurante, o en Yavaraté, un pueblo colombiano en la frontera . Según los investigadores, se acercó al principal grupo de disidencias de las FARC. Tras el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla en 2016, las FARC se convirtieron en partido político, pero algunos de sus miembros optaron por permanecer en la selva, realizando secuestros y tráfico de drogas y armas. De ese grupo parten gran parte de los alijos que acaban en España a través de Galicia o de otros puertos del país. Estas disidencias, denominadas "grupos armados organizados residuales" por el Ejército colombiano, están divididas en varios frentes, clasificados por números.

El frente número 1 controla la producción y el tráfico de cocaína en los departamentos de Meta, Guaviare y Vaupés, territorio que abarca 6.700 hectáreas sembradas de hoja de coca, según el más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). Según informes de inteligencia del Ejército colombiano, la cocaína producida por el grupo era transportada en embarcaciones a través de 520 kilómetros entre las ciudades de Miraflores y Mitú, en Colombia. Desde allí, la droga es enviada a Manaos mediante aviones de Aerovías Regional del Oriente (ARO), una empresa de taxi aéreo que cuenta con una flota de nueve aviones. Los militares sospechan que lotes más pequeños fueron llevados por embarcaciones que recorrían los ríos Solimões, Vaupés y Negro hasta Manaos, escondidos en cargamentos lícitos. Desde esa zona parte la droga en aviones hacia distintas lanzaderas del país, y en embarcaciones, narcosubmarinos incluidos, hacia el Atlántico, y casi siempre rumbo a Europa.
El Solimões es el principal punto de entrada de la cocaína que llega a Brasil a través del Amazonas, según la Policía Federal. En los últimos años, esta ruta ha estado dominada por el Comando Vermelho, lo que obligó a la facción rival del PCC a buscar rutas alternativas. Ambos grupos criminales brasileños tienen ya oficinas estables en España y presencia en Galicia y Portugal.