La parroquia de Salcedo se queda sin fiestas. La comisión encargada de la organización del programa de actos dedicados a Santa Rita y San Isidro Labrador, que estaban previstos para los próximos días 22, 23 y 24 de mayo ha decidido suspender los festejos dada la actual situación de alarma sanitaria por coronavirus.
El equipo presidido por Juan Suárez lamenta tener que adoptar esta decisión después del esfuerzo que ha venido realizando para contratar las cinco orquestas que iban a amenizar las verbenas y recaudar, puerta por puerta, los donativos necesarios para sufragar el coste de los festejos. En todo caso, no descarta la posibilidad de trasladar al mes de agosto la programación musical, religiosa e incluso gastronómica (la Festa da Empanada de Millo). "Temos que ir vendo como evoluciona a pandemia da Covid-19 e, se as condicións sanitarias son seguras, estudaremos se é posible desenvolver as festas ao longo do verán", explica Suárez.
La comisión había comenzado a recaudar fondos desde el pasado 1 de marzo. Hasta que el Gobierno declaró el estado de alarma (el 14 de marzo), entre cuyas medidas estableció el confinamiento de la población, los miembros de la organización habían visitado las casas de tres lugares de Salcedo y recogido las primeras ayudas económicas. En todo caso, ya habían diseñado un completo programa de actos que contemplaba la celebración de verbenas los días 22 (con las orquestas Televisión y Saudade), 23 (Suavecito y Solara) y 24 (Acordes), así como también elaborado la programación de la XX edición de la Festa da Empanada de Millo (que estaba programada para el 23 de mayo). Este certamen gastronómico venía siendo un importante reclamo de visitantes.
"Tiñamos todo preparado. En caso de que non se poidan celebrar as festas de Santa Rita antes de que remate o presente ano teriamos que suspendelas definitivamente e ir pensando nas do ano próximo. Garantizar a saúde das persoas está por enriba de calquer outra cousa", sentencia Juan Suárez.
Además, el Centro de Espiritualidade Raíña da Paz, situado en el núcleo de San Blas, ha dejado de ser utilizado como centro litúrgico desde la aparición de la pandemia del coronavirus para convertirse en un albergue donde están cobijados indigentes que no tenían un techo en el que resguardarse en el actual estado de alarma sanitaria.
