Automovilistas Europeos Asociados (AEA) acaba de hacer público su más reciente estudio sobre los índices de peligrosidad y riesgo en las carreteras españolas. Un año más, la provincia de Pontevedra tiene el dudoso honor de contar con el tramo de vía interurbana por el que resulta más arriesgado conducir. Se trata, además, de un lugar muy frecuentado por personas de dentro y de fuera de Galicia en estas fechas: la salida hacia Madrid a través de la autovía A-55, a su paso por el término municipal de Mos. A la espera de la ansiada obra de la A-57, esta sigue siendo la principal ruta que conduce a Madrid para los conductores de toda la provincia y, pese a las constantes intervenciones por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT) en forma de reducción de velocidad e introducción de radares fijos y móviles, los datos siguen siendo malos: 142 accidentes con 248 víctimas en el período investigado (2013-2017), el último del que se tienen registros fiables.
El tramo en cuestión, el kilómetro 12 del citado vial, es una sucesión de curvas muy cerradas en pendiente descendiente, atravesando el citado término municipal de Mos, una zona en la que la intervención en la infraestructura es muy difícil debido a la gran dispersión de la población en el entorno, que habita a ambos lados de la vía de alta capacidad. Es por ello que el mencionado lugar lleva varios años ostentando el récord nacional de accidentes con víctimas.
Automovilistas Europeos Asociados advierte que "la reducción presupuestaria destinada al mantenimiento de las carreteras está afectando negativamente a la seguridad vial y, si se mantienen los recortes presupuestarios en la conservación de la red de carreteras, se puede producir un indeseado repunte de la siniestralidad".
En la selección de los tramos más peligrosos de España, el colectivo automovilista tuvo en cuenta los tramos de un kilómetro de carreteras de la Red del Estado con un índice de peligrosidad medio en los cinco últimos años igual o superior a 100. Es decir, tramos de carretera que al menos tuvieran un índice de peligrosidad diez veces superior al de la media nacional (el IPM en las carreteras en 2017 fue del 10).
Entre estos tramos, además del de Mos, el análisis del colectivo destaca en la provincia de Pontevedra dos puntos de la N-120 próximos a O Porriño, dos de la N-541, uno de ellos en Mourente y el segundo entre Cerdedo y Soutelo de Montes, y uno más en la carretera nacional 559.
En cuanto a las autopistas de peaje, la AP-9 no se libra de los primeros puestos, si bien no es la vía más peligrosa. El informe destaca que, a nivel estatal, se ha producido un empeoramiento en la seguridad de este tipo de viales, al aumentar un 13,7 por ciento su índice de peligrosidad, pasando de 5,1 en 2016 a 5,8 en 2017.
Así, en el periodo analizado se localizaron 35 tramos de autopistas de peaje que tienen unos índices de peligrosidad que superan cuatro veces el índice de peligrosidad medio, y en los que en cinco años se han registrado 450 accidentes y 748 víctimas, la mayoría de ellas de carácter leve (713).
Varios puntos de la N-120 en las provincias del Sur de Galicia, dos de la N-541 en Pontevedra y uno de la N-559, en la lista negra
En la Autopista del Atlántico existen varios puntos de riesgo, entre los que destaca el punto kilométrico 132, a su paso por Pontevedra, y un tramo entre los puntos kilométricos 159 y 162, en las inmediaciones de Vigo.
En Galicia también se halla el tramo de autopista de peaje más peligroso. Está ubicado en el kilómetro 0 de la AP-53, localizado en Santiago de Compostela, con el mayor índice de peligrosidad (58,8), superando 10 veces el índice nacional medio.
En cuanto al número de accidentes y heridos, en este caso es en el kilómetro 146 de la AP-7, entre Santa Perpètua de Mogoda y Mollet del Vallés (Barcelona), donde se registraron 84 siniestros y 142 víctimas, la mayoría leves (140).
Durante muchos años se ha venido señalando al factor humano como causa casi exclusiva de los accidentes de tráfico, dejando de lado la incidencia que podían tener las infraestructuras en la producción de los accidentes.
Sin embargo, para Automovilistas Europeos Asociados (AEA), el estado de las carreteras juega un papel fundamental en la seguridad vial de cualquier país.
Según el presente informe, en el período 2013-2017 el Índice de Peligrosidad Medio (IPM) de la Red de Carreteras del Estado, que "es el indicador más fiable para medir objetivamente su grado de peligrosidad" ha aumentado un 0,2 por ciento respecto del quinquenio anterior (10 frente a 9,8), lo cual significa que la seguridad en las vías de circulación españolas ha empeorado.