Salud mental en las aulas: "É devastador, vémonos totalmente desbordados"

Cinco docentes de colegios e institutos de Pontevedra analizan la situación emocional del alumnado, que sufre en gran medida episodios de ansiedad y depresión  Demandan más implicación de Sanidade, pues ir al psicólogo no está al alcance de todas las familias
Carmen Quinteiro, Miguel Quiroga, David Castro, Ariela Peliquín y Trini González, el miércoles 30 en la plaza de Barcelos, aguantando el chaparrón más allá de la metáfora. DAVID FREIRE
photo_camera Carmen Quinteiro, Miguel Quiroga, David Castro, Ariela Peliquín y Trini González, el miércoles 30 en la plaza de Barcelos, aguantando el chaparrón más allá de la metáfora. DAVID FREIRE

Puede que la pandemia de coronavirus haya quedado atrás, pero no así sus consecuencias en la sociedad, que se extienden como una mancha de petróleo sobre el océano en forma de problemas de salud mental. Los centros educativos se han convertido también en un ecosistema en el que comprobar como esta tormenta perfecta afecta no solo a docentes, sino, y sobre todo, a niños y adolescentes, una generación a la que el confinamiento, las mascarillas y la distancia social condicionaron su desarrollo en una etapa crucial.

Un estudio del Ministerio de Educación difundido hace unos meses refleja que el 9,3% de los 14.000 alumnos de entre 12 y 19 años encuestados en diferentes comunidades, entre ellas Galicia, admite haber amagado con suicidarse. El 24,4% ya acudió alguna vez al psicólogo y el 9,8% siente depresión o desánimo a diario.

Problemas de conducta, crisis de ansiedad, falta de motivación y personas muy jóvenes en tratamiento por depresión y otras patologías... El fenómeno es universal, pero también se vive en Pontevedra. Sobre ello reflexionan cinco docentes de la ciudad, de Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato.

Coinciden en la necesidad imperante de atajar esta delicada situación, que afecta a toda la comunidad educativa. Lo más urgente sería reforzar el sistema de salud para que estos jóvenes pudieran recibir la atención necesaria. "As consecuencias da pandemia están sendo devastadoras na educación. Vémonos totalmente desbordados. Podemos ser de axuda, pero non somos a solución. Isto sobrepásanos como educadores", resume Ariela Peliquín, jefa de estudios del IES Luís Seoane, quien no vivió nada peor en sus 23 años como docente.

La pandemia tras la pandemia

"La sensación es de que hay bastante abandono", lamenta David Castro, director del IES Torrente Ballester, pues el Plan de Benestar Emocional que publicó la Xunta de Galicia en febrero de 2021 resultó totalmente insuficiente. "Se quedó ahí. Y nosotros somos profesores, no psicólogos". Ya les preocupaba el curso pasado "el incremento de ataques de ansiedad" entre el alumnado, por lo que se creó en el centro un seminario permanente de bienestar emocional "para que los profesores pudieran formarse y tener herramientas para abordar este tipo de situaciones" con el apoyo de psicólogas profesionales.

Lo que hay ahora es "la pandemia tras la pandemia", de lo que "tampoco se habla demasiado", quizás por "prejuicios o por el tabú" que todavía persiste sobre estas dolencias. Los datos "son clarificadores", pues en gabinetes privados de psicología la lista de espera para una consulta puede llegar hasta el año "y en la pública olvídate". Pero "los chavales necesitan una atención especializada que los docentes non les podemos dar".

Castro alude también a los últimos estudios sobre consumo de ansiolíticos, que se "ha disparado" desde 2021. Por ejemplo, el Barómetro juvenil de salud y bienestar 2021 revela que "el 56,4% de los adolescentes han sufrido problemas de salud mental en los últimos doce meses". Algunos toman este tratamiento por prescripción médica; otros "tienen acceso a ellos en sus casas". Otro estudio de Sanidad, apunta, "decía que el 23% de los chavales de 14 a 18 años había consumido ya algún tipo de ansiolíticos".

Todo esto deja claro "que hay un problema subyacente que no se está tratando" e incluso "hay padres reticentes a llevar a sus hijos al psiquiatra". La responsabilidad la reparte entre las administraciones, las familias y los centros educativos, pero "no tenemos las herramientas" necesarias.

En el Torrente no se ven casos de conflictividad, pero sí "chavales que necesitan salir de clase porque de repente les da un ataque de ansiedad", porque además la presión por lograr una nota que les permita estudiar lo que quieran en la Universidad es cada vez mayor. "Y de repente estallan". Pero lo mismo les ocurre a quienes "suspenden un montón de asignaturas".

Otra situación derivada de la pandemia fue el impulso de las nuevas tecnologías en colegios e institutos, algo que no llegó, exactamente, para quedarse. Pero ese "salvavidas" en un momento crucial también tiene una deriva más negativa. "Siempre estuvieron muy pendientes del móvil y de las redes sociales, pero ahora mucho más", sostiene Castro, quien traslada a padres y madres la responsabilidad de enseñarles a usarlo de manera responsable, aunque "despreocuparse sea lo más cómodo".

"Le doy un móvil a mi hijo y le doy prácticamente un arma. En el momento en el que puede acceder a Internet tiene acceso a cualquier cosa y también tienen acceso a él". Después, advierte, "vienen los problemas" y, si no se actúa a tiempo, "después resulta más complicado aplicar restricciones y control parental".

"Lo único positivo su capacidad de adaptación", tanto a "una nueva forma de aprendizaje" como a volver a la normalidad. "Les costó prescindir de las mascarillas. No era solo una cuestión de prevenir una enfermedad, sino que a muchos les sirvió como escudo social".

Adicción a las tecnologías

"Moita xente está moi desmotivada. Moito alumnado ten problemas graves de conduta. Nunca tivemos tantas faltas de conduta, faltas á orde, expedientes disciplinarios... Son cifras escandalosas", subraya la jefa de estudios del IES Luís Seoane, un centro con 1.114 estudiantes de Secundaria, Bachillerato y FP. "E temos problemas a nivel emocional tremendos, como casos de ansiedade fóra do normal en exames, con alumnado chorando". Peliquín relata que algunos alumnos sufren graves problemas emocionales, diagnosticados o no.

Los profesores entrevistados. DAVID FREIRE
Los profesores entrevistados. DAVID FREIRE

"Toda esta distancia social á que nos obrigaron pola pandemia tivo unhas consecuencias bestiais" en esta generación, mientras que la atención sanitaria es mínima. "Danlles medicación e, se é moi grave, unha visita cada seis meses ao psicólogo", totalmente insuficiente. "Non se están poñendo medios desde Sanidade para atallar esta situación e como consecuencia temos un profesorado totalmente desbordado". No se consideran psicólogos, por lo que la situación en el aula "estase complicando, con problemas moi graves, desde disciplinarios como emocionais", por lo que, remarca, "sería crucial" que la nueva ley educativa incluyera una asignatura de educación emocional, "a gran doenza desta época".

Además, coincide, también "se multiplicó por mil" la adicción a las nuevas tecnologías, lo que "fai que a atención baixe en picado".

La docente incide que la adolescencia es la edad más vulnerable y ser privados del contacto social "no momento no que teñen que abrirse ao mundo, cando os seus iguais son o seu punto de referencia", tiene "unhas implicacións realmente graves a nivel psicolóxico e isto non se está atendendo como se debería. Faltan moitísimos medios porque estamos ante unha xeración con problemas psicolóxicos moito máis graves que xeracións anteriores".

Por eso, aunque los docentes se formen para atajar problemas como la falta de autoestima, por ejemplo, o se doten de herramientas en el "seminario permanente de educación transversal e acción titorial ao que imos practicamente todos", se ven superados por casos más graves como los que ven ahora, que, al igual que señalaba Castro, deberían encontrar resupuesta en la sanidad pública. "Non pode ser que se un alumno ten unha problemática psicolóxica grave só reciba apoio continuo se a súa familia o pode pagar".

"Non podemos ter unha sociedade feliz e produtiva se temos estes déficits a nivel emocional tan bestiais", advierte.

Lo único positivo fue volver a ver "esas relacións de colegueo" en el recreo. "Cando volvemos coas máscaras, os itinerarios para non tropezar... Os momentos de lecer parecían un velorio". Pero, anima, "a forza da xuventude pode con todo, só necesita axuda".

Y, por encima, la Abau

"Está custando volver, noto altos niveis de ansiedade, de frustración", coincide Miguel Quiroga, profesor de Física y Química en el IES Johan Carballeira de Bueu y quinto mejor docente de ESO y Bachillerato de España para el jurado del Premio Educa Abanca. "Non tiveron facilidades para socializar e agora estalles pasando factura. É unha idade clave". Y cada vez hay más estudiantes a tratamiento para estas patologías. No nota, eso sí, problemas graves de comportamiento, pero sí "sensación de vulnerabilidade".

Quiroga, apasionado de las nuevas tecnologías, vio "como unha oportunidade" la obligación de utilizarlas sí o sí durante la pandemia, que sirvió para que los docentes se formaran en este sentido. Todavía sigue utilizando alguna de estas herramientas interactivas. La otra cara de la moneda es el mundo virtual en el que están inmersos los adolescentes.

"Esa sensación de estar só e poder comunicarse a través das redes sociais fixo que se potenciaran, e tamén os videoxogos en liña, e si se nota un auxe". Prioriza la salud mental al rendimiento escolar, aunque es evidente que van ligados. "Hai moito estrés, sobre todo en niveis altos, que se xunta a presión propia de 4º de ESO e de Bacharelato", con las consecuencias de la pandemia, lo que complica gestionar las emociones. Un factor clave, apunta, fue la retirada de las mascarillas. "Moitos entraron ao instituto xa con ela e despois dáballes medo e vergoña quitala. Houbo que aprender a relacionarnos de novo".

¿En Primaria? Atrofia social

Podría parecer que esta dramática situación es exclusiva de los institutos. Para nada. Las consecuencias de la pandemia también se notan, y de qué manera, entre el alumnado más joven. Lo cuenta Carmen Quinteiro, maestra en el CEIP A Xunqueira 1 –con 250 escolares– y cuarta mejor profesora de Primaria de España en el Premio Educa Abanca en 2021.

"Sempre fun moi optimista", dice esta docente que siempre puso por delante la educación emocional, pero ahora, reconoce, "preocúpame a situación". "Hai demasiadas consecuencias derivadas da pandemia que non sabemos abordar e non estamos preparados a nivel docente. É moi difícil".

Su alumnado se ve afectado por ese "profundo problema de ansiedade incorporada ao día a día, por non saber xestionar as emocións" que "condiciona moitísimo a aprendizaxe" y, subraya, "sen equilibrio emocional non se pode aprender".

De repente, "hai moitísimo alumnado medicado, tanto en Infantil como en Primaria" por "aparentes problemas de hiperactividade ou TDA e a solución máis inmediata é esa, darlle algo para que estea equilibrado. Nunca me pasara". El claustro aborda continuamente esta situación. "Non temos alternativas". Los protocolos desaparecieron pero nada volvió a ser igual.

"Hai un atraso madurativo evidente porque se impuxeron moitos límites que non permitiron un desenvolvemento normal" y en algún alumnado incluso provocó "unha atrofia social. As persoas adultas sabiamos que tiñamos un pasado que recuperaríamos, pero hai alumnado, que daquela tiña catro ou cinco anos, que nin lembran como era a vida antes".

Otra consecuencia es que los niños se volcaron "nun mundo virtual paralelo", incluso afectando a su alimentación, pues abusan de la glucosa para conseguir la "recarga rápida" que demanda su cerebro en casos de dependencia del móvil, que los hay. "Hai que traballar na xestión emocional como unha prioridade".

De hecho, Quinteiro abre cada día un aula media hora antes de iniciar las clases "para traballar a relaxación; vén alumnado de todos os cursos para falar de como se sente, que cousas lle preocupan, lle enfadan... Está dando moi bo resultado. Hai un porquiño onde poden volcar todas as miserias. Poden enfadarse, soltar palabrotas neses escritos, as penas, a rabia... Igual a pandemia si veu para poñer un punto de inflexión claro na xestión emocional".

Dificultades en el habla por las mascarillas

Carmen Quinteiro está convencida de que este alumnado se verá en un futuro como una "xeración tocada pola pandemia que non soubo saír adiante".

La opinión es similar en el CEIP Parada-Campañó, cuya directora, Trini González, habla junto a otros docentes. El alumnado respondió "moi ben" a todas las normas y protocolos, pero "xurdiron dificultades na interacción, aumentou a ansiedade" y también surgieron "problemas para relacionarse" después de estar tanto tiempo en casa.

Y, en Infantil, aparecieron muchas dificultades en el habla, debido a las mascarillas. La pandemia también afectó al rendimiento escolar, pues "aínda seguen arrastrando" las consecuencias del confinamiento.

Las nuevas tecnologías no resultaron suficientes, sobre todo para quienes necesitan especialistas. "A atención á diversidade é moi complicada coas novas tecnoloxías". La interacción social se va recuperando, pero "si vemos problemas de ansiedade", por lo que también demandan "apoio psicolóxico".

Comentarios