San Cibrán se despereza de la pandemia

La recuperación de la tradicional romería, tras dos años de suspensión obligada, anima a decenas de fieles a desplazarse hasta Tomeza para cumplir con el ritual contra el 'meigallo'
photo_camera [VÍDEO: SANTY MOSTEIRO]

Tres años era demasiado tiempo acumulando meigallo y San Cibrán dijo basta este Lunes de Pascua. Se negó a continuar encerrado en la pequeña ermita de Tomeza y se animó a volver a salir en procesión por las inmediaciones del templo. El mismo templo que también rodearon cientos de fieles el domingo y el lunes, guijarros en mano, para cumplir con la tradición de espantar el mal de ojo.

Los mayores iban explicando a las nuevas generaciones el protocolo del ancestral ritual: dar nueve vueltas a la capilla (en sentido contrario al de las agujas del reloj) y, en cada giro, arrojar de espaldas a la pequeña capilla una piedra sobre el tejado de la misma.

Para evitar la utilización de pedruscos que acababan dañando las tejas, desde hace años existe en el lateral del templo un recipiente metálico donde la comisión de fiestas deposita las piedritas que se deben emplear en el rito.

La romería comenzó ya el domingo, con tiradas de fuegos, misas y una verbena nocturna. Atrás quedan ya los tiempos en los que los montes aledaños se inundaban de jóvenes que habían subido a pie para pasar la noche al raso, en tiendas de campaña o en sacos de dormir.

Fieles lanzando guijarros al tejado del templo de San Cibrán. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
Fieles lanzando guijarros al tejado del templo de San Cibrán. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

"A xuventude de agora non mantén nada das tradicións daquela e os vellos xa non temos idade nin corpo para continualas", aseguraba una vecina del lugar mientras recordaba sus años mozos junto a la rosquillera que le vendía un paquete de dulces.

Idéntica opinión que expresaba el responsable de la carpa desde la que se servían bebidas, churrasco y pulpo. "Lo normal es que por la tarde la cosa mejore un poco, pero pocas comidas más vamos a dar. Es cierto que trabajamos mejor que los dos últimos años, porque casi no había nada, pero de momento la cosa está más floja que antes de la pandemia", apuntó.

Y es que por la mañana fueron unas pocas decenas de fieles las que acudieron a la misa solemne previa a la procesión. Fue oficiada por Andrés Fernández, profesor del Seminario de Santiago, que es natural de Tomeza y fue invitado por el párroco titular de la parroquia, Casimiro Fernández. 

"Timidamente, se va recuperando la tradición. Es cierto que no hubo mucha afluencia de fieles, pero al menos estamos en la senda de que en próximos años pueda ir mejorando la situación, sin duda", comentó el sacerdote.

La animación musical corrió a cargo del grupo de gaitas Os Alegres, que amenizaron la mañana entre bombas de palenque y el incesante goteo de antimeigallos.

La fiesta continuó por la tarde con un nuevo oficio religioso tras el que la comisión de fiestas repartió Roscón de Pascua. El colofón lo puso la verbena nocturna con el grupo Eureka y el trío Extra.

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