Peregrinos contra viento y marea. Más de 800 personas han completado el Camiño Portugués en lo que va de noviembre, un mes que ha estado marcado por los temporales. A Veronica y Giovanni no los para el mal tiempo. Tampoco a su hijo Filippo, de tan solo cuatro años. El pasado 30 de octubre viajaron desde su Italia natal hasta Oporto para realizar la ruta xacobea. "Al ser agricultores, esta era la única época que podíamos tomarnos un tiempo libre", aseguran.
La pareja se dedica a la lombricultura. Ambos, de 32 años, tienen un negocio vinculado a la cría de lombrices en Casentino, su pueblo natal, situado en la región de la Toscana. El contacto con la naturaleza no es una novedad para ellos, pero su Camiño no es como el de los demás: su hijo viaja en carrito.
El vehículo está muy bien equipado y preparado para la lluvia. "Ha sido duro. No lo vamos a negar. Sobre todo en la zona de bosques. Hemos tenido que dar marcha atrás en algunos puntos para poder pasar con el carrito", explica Veronica.
El pasado miércoles llegaron al albergue Virxe Peregrina, el único de carácter público que tiene Pontevedra, tras atravesar montes, cruzar en lancha la frontera entre Portugal y Galicia. Este sábado llegaron a su meta, Santiago. "Necesitábamos este viaje para estar en familia y parar. Para darnos tiempo para nosotros. No es tanto por un motivo religioso", señala la joven, que hace un año sufrió una operación a corazón abierto.
Según las estadísticas oficiales, el 44% de las personas que hicieron este mes el Camiño Portugués fue por motivos exclusivamente religiosos. Otro 38% lo hizo por cuestión de fe y otras motivaciones y el 18% restante por otras razones. "Yo he hecho muchos caminos. Me gusta hacerlos cuando no hay gente. Me considero peregrino", explica Cristóbal Marco, de 66 años y vecino de Castellón. "Es cierto que he pillado muy mal tiempo. De hecho, hubo un día que me llegó la espuma del mar por encima de la rodilla", explica tras padecer los temporales. "A mí me gusta caminar. Mis motivaciones son muchas para hacer el Camino. La religiosa es una de ellas", apunta este militar, que forma parte de la Asociación de Amigos de la Ruta Jacobea Ultreia-Castellón.
A Gonzalo Costella, ingeniero de 33 años de Chile, también le ha sorprendido el tren de borrascas. Es la primera vez que hace el Camiño de Santiago. "La lluvia está siendo lo más difícil de la ruta, pero también tiene cosas buenas, ¿no? Soy de los que siempre veo el vaso medio lleno", señala este ingeniero.
Para Matius Daniel, alemán de 37 años, la ruta xacobea no tiene un fin tan espiritual. "Hago el Camino para encontrarme a mí mismo y para buscar mi paz interior. La experiencia está siendo brutal", destaca.
Lo mismo le ocurre a Samuel Gazdura, joven de 24 años de Eslovaquia, que también hace el itinerario portugués solo para darse un tiempo y reflexionar sobre su vida. "Leí millones de artículos en los que la gente dice que el Camino le ha cambiado la vida. Yo, que tengo algunos problemas, he querido comprobarlo. Es la primera vez que lo hago. Repetiré", recalca.