La fuga de Juan Carlos Santórum, que, como él mismo dijo en este periódico, decidió poner pies en polvorosa tras la caída del Karar "porque uno se defiende mejor fuera que dentro de prisión", tocó este lunes a su fin. Después de la esperpéntica situación del domingo por la mañana, cuando acudió al juzgado de Vigo para entregarse y nadie le detuvo, apenas unas horas después sí fue arrestado.
Su detención se produjo en la ciudad del Lérez, en el mismo párking de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El presunto capo, al que atribuyen los 4.500 kilos de cocaína incautados en el citado buque y del que sospechan participación en el famoso narcosubmarino, entre otras investigaciones, insistió en su primera declaración en la Comisaría pontevedresa en los mismos argumentos que esgrimió en la entrevista con Diario de Pontevedra cuando estaba huido: dijo no tener nada que ver con la mercancía de ninguna de esas intervenciones policiales. Pese a ello, el supuesto capo seguirá recluido en los calabozos al menos hasta mañana, cuando será puesto a disposición del juzgado de Instrucción 3 de Vigo, el encargado de coordinar las pesquisas relacionadas con las citadas 4,5 toneladas de polvo blanco decomisadas en altamar en pleno confinamiento y que tenían como destino las Rías Baixas.
Juan Carlos Santórum, a finales de agosto: "Estoy en España; no tardaré en entregarme
El arresto de Santórum no fue complicado. El vilanovés no opuso resistencia alguna. Era consciente de que pesaba sobre él una orden de ingreso en prisión dictada por la Sección Cuarta de la Audiencia pontevedresa (a cuyas dependencias acudía cuando quedó detenido). El investigado era objeto de seguimientos y vigilancias policiales desde hacía tiempo, y en la jornada de ayer fue seguido de cerca por agentes del Greco Galicia en vehículos camuflados desde su partida desde la zona de Vilanova de Arousa hasta su llegada a la capital provincial.
En cuanto al futuro del procesado, tiene dos frentes abiertos. El primero, más inmediato, será el cumplimiento de la pena de dos años de cárcel que le fue impuesta por la Audiencia tras el mediático juicio en el que quedó acreditado que recibía soplos por parte de dos guardias civiles de Pontevedra. Los tres fueron condenados por revelación de secretos.
Deberá cumplir los dos años de cárcel que le impuso la Sección Cuarta por el caso de los soplos de los guardias civiles
El Supremo otorgó firmeza a la sentencia, y el viernes pasado se dictó la requisitoria para su ingreso en prisión de manera inmediata. El segundo de los frentes tiene que ver con el gran alijo del confinamiento (aunque también le atribuyan el narcosubmarino, por ahora no está imputado por ello).
Aunque el resto de individuos que fueron detenidos en su momento, miembros de su entorno cercano, están en libertad provisional, todos ellos ingresaron en prisión preventiva, por lo que no se descarta ninguna posibilidad por un asunto que continúa bajo secreto y cuyo desenlace no se prevé próximo en el tiempo.
EL MÁS BUSCADO. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) informó este lunes que "por cuestiones de tipo legal desde allí no le podían enviar a prisión", en alusión al juzgado de guardia de la ciudad olívica en el que se presentó el supuesto narcotraficante. Ello hizo que el más buscado por las autoridades policiales se fuese de vuelta a O Salnés. Por suerte, no cambió de idea, y su intención siguió siendo la de entregarse, por lo que acabó cayendo en manos de la Policía Nacional cuando se dirigía al Pazo de Xustiza de Rosalía de Castro, sede principal de la Audiencia.
Sobre el vilanovés pesaban dos órdenes diferentes de detención. La primera, que incluía ingreso en prisión, se dictó el viernes y estaba en vigor, y será la que surta efecto en las próximas horas.
La segunda, dictada por la Policía desde la caída del Karar, también permanecía vigente, pero no fue observada por nadie en la sede viguesa.