Caso Sonia Iglesias: "Seguiremos buscando ese cuerpo"

MUERTE DE JULIO ARAÚJO ►El fiscal y el policía nacional que están al mando de la investigación del caso Sonia Iglesias se niegan a dar por perdida a la desparecida en el día en que se conoció el fallecimiento del principal sospechoso, su expareja ►El pontevedrés, que siempre negó cualquier implicación en los hechos, murió tras una larga enfermedad
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photo_camera Julio Araújo, saliendo de la Comisaría Provincial de Pontevedra. DAVID FREIRE

El principal crimen sin resolver del siglo XXI en la ciudad de Pontevedra se halla desde ayer en un punto cuya salida se antoja harto complicada. Sobre las seis de la madrugada del miércoles fallecía Julio Araújo, de 62 años, expareja de Sonia Iglesias y principal sospechoso de su desaparición, allá por el 18 de agosto de 2010. Diez años más tarde y tras pasar por la Comisaría y por los juzgados siendo sometido a la máxima presión posible en busca de una pista, el pontevedrés murió víctima de una larga enfermedad pulmonar de tipo tumoral contra la que llevaba años luchando. Enrique Juárez, jefe de la Brigada de Delitos Contra las Personas de la Comisaría General de Policía Judicial y, por lo tanto, máximo responsable de la investigación, señaló a este periódico que "sabíamos que estaba grave desde hacía tiempo, esperábamos este desenlace en un momento u otro", a lo que añadió que "no ha dicho nada", al menos a la Policía, antes de fallecer. Fuentes próximas al investigado (que permaneció en tal condición durante varios meses y que, pese al archivo provisional de la causa en sede judicial, nunca dejó de ser el principal sospechoso) explicaron que desde hacía al menos dos semanas ya no vivía en su domicilio en el barrio de Campo da Torre (que en su día compartió con la dependienta) sino que, consciente de que le quedaban pocos días de vida, se trasladó a la vivienda de sus padres en la urbanización de A Caeira.

Juan Carlos Aladro
Fiscal jefe de la Audiencia de Pontevedra
"¿Cerrar el caso? De eso nada, el tipo penal que manejamos es una detención ilegal y eso no tiene plazo de prescripción"

En cuanto a las investigaciones, que nunca se han detenido, el alto mando del Cuerpo Nacional de Policía subraya que "vamos a seguir ahí, que no quepa la menor duda. Mientras el cuerpo no aparezca, seguiremos con todas las líneas de investigación que se puedan manejar".

Sobre la posibilidad (remota) de que Araújo hubiese dejado por escrito alguna pista sobre lo ocurrido, Juárez es pesimista. "No tengo esperanzas, pero no lo podemos descartar".

La otra gran voz autorizada relacionada con la investigación es la del fiscal jefe, Juan Carlos Aladro Fernández, que fue muy claro. "De cerrar, nada". El jefe del Ministerio Público pontevedrés, que lleva al frente de la causa desde el primer momento y conoce al detalle todos y cada uno de los pasos que se han dado en la investigación, argumenta que "hay que valorar el tipo penal, que, pudiendo ser una detención ilegal, no tiene plazo prescriptivo, al estar la desaparecida en paradero desconocido".

Enrique Juárez
Jefe de la investigación de la Policía
"Sabíamos que (Araújo estaba grave, esperábamos este desenlace de un momento a otro"

Aladro añade, en la misma línea que Juárez, que "nos matendremos como hasta ahora, analizando cada pista o cada referencia que pueda surgir".

Un crimen casi perfecto

La Policía Nacional está convencida de que el crimen (aunque formalmente se investiga como una desaparición, de facto se da por fallecida por causas ajenas a su voluntad a la joven pontevedresa) se produjo después de un elaborado plan que arrojó excelentes resultados para su autor o autores. Ese el único motivo por el que, a pesar de los denodados esfuerzos por parte de autoridades policiales y judiciales, los hechos sigan sin ser esclarecidos diez años después.

El hombre que falleció ayer, Julio Araújo, fue el centro de todas las miradas desde el primer momento. El entonces investigado y la dependienta de la planta superior de la tienda de Massimo Dutti de Benito Corbal estaban, según la Policía, a punto de separarse. De hecho, testigos apuntan a que esa separación ya tenía fecha y se produciría en ese mismo mes de agosto de 2010. El aludido negó tal posibilidad.

En un primer momento solo fueron sospechas, lo que, según expertos, podría haber permitido que, en caso de que tuviese algo que ocultar, lo hiciese en las horas posteriores a la desaparición. Pronto fueron indicios que llegaron a la imputación judicial por un presunto delito de detención ilegal, ilícito penal sobre el que se seguirá trabajando a partir de ahora, según explica el fiscal jefe. Aladro, que intentó llevar adelante una acusación sostenible, se vio obligado a echarse atrás después de no obtener la prueba que esperaba. Llegó a pedir una prueba neuropsicológica a Araújo en busca de la verdad, pero la jueza no la admitió.

En los años siguientes, ni los rastros de las cámaras de la Policía Local, que parecieron mostrar a Sonia en la zona de Os Tirantes en el interior de un coche, ni el empleo de las técnicas más avanzadas del momento en el rastreo de una finca de la familia del sospechoso en el barrio de San Mauro, ni los registros en distintos puntos, tanto domicilios como nichos y pozos, el más reciente en Marcón a comienzos del presente año. Nada de ello dio los resultados esperados por la familia de la joven. Su hermana Maricarmen, su madre Carmen y su padre Alejandro no han hallado consuelo por el momento. Este miércoles, tras conocer la noticia, optaron por el silencio.

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