El segundo ‘empleador’ pontevedrés

Las Fuerzas Armadas continúan siendo una de las mayores salidas laborales de los jóvenes, que cada año multiplican la demanda para cada una de las 1.500 vacantes convocadas por Defensa

Jóvenes participantes en un proceso de selección en la Subdelegación de Defensa. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Jóvenes participantes en un proceso de selección en la Subdelegación de Defensa. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Las justificaciones esgrimidas por Suecia, Francia y Alemania para rescatar el servicio militar obligatorio tienen poco recorrido en España. El principal argumento, la falta de vocación, dista mucho de la realidad patria, donde los jóvenes ven cada vez con mejores ojos la opción de convertir al Ejército en su salida laboral. Una tendencia que se disparó con la crisis pero que ahora, con la recuperación económica, no solo se ha mantenido sino que aumenta año tras año.

La provincia pontevedresa es uno de los mejores ejemplos de esa demanda, merced a la estrecha vinculación con dos instituciones de gran relevancia social y militar, la Escuela Naval y la Brilat, dos polos que dan empleo estable a más de 3.200 personas, el 90% de toda la plantilla que Defensa tiene en la provincia.

El resto se completa con militares en la reserva (unos 300) y personal civil, lo que demuestra el papel del Ejército como gran ‘empleador’ en la provincia, solo superado por el Sergas (8.600 funcionarios) y el grupo PSA Citroën (5.700 trabajadores).

"En resumen, el impacto económico de las unidades del Ministerio de Defensa en Pontevedra superaría los 67 millones de euros al año"

Buena prueba del tirón laboral de las Fuerzas Armadas son las oposiciones que cada año acoge la Subdelegación de Defensa para cubrir las 1.500 plazas que suele convocar el Ministerio a nivel nacional. Lo habitual es que por cada una de esas vacantes se presenten entre 16 y 20 aspirantes, todo un ejemplo de competencia.

Semejante volumen de empleos tiene, obviamente, una repercusión económica en la capital y, por extensión, en el resto de la provincia. Una directa, que engloba sueldos, dietas, pluses por misiones en el extranjero, partidas para el funcionamiento diario de las unidades, etc. "Estaríamos hablando de unos 55 millones de euros anuales, a los que habría que sumar otros tres millones para atender ejercicios, maniobras, reuniones, cursos de formación, etc.", indica el subdelegado, Ángel de Miguel Campos.

EMPRESAS. Y después está el impacto indirecto, que se refiere a los servicios que el Ministerio tiene contratados a empresas externas. Por ejemplo, la limpieza de todas las instalaciones está adjudicada a Clece, la alimentación de la base General Morillo a Ucalsa y la de la Escuela Naval a Alvimar. "Por ejemplo, los productos frescos se compran a proveedores de la provincia, con lo cual la repercusión local es muy importante", insiste.

En este apartado también se incluye el Centro Universitario de la Defensa, ubicado en la Escuela Naval Militar y con una plantilla de 48 personas, de las que 34 son profesores, cuyo movimiento econó- mico en nóminas, gasto corriente e inversiones es igualmente muy significativo.

El coronel De Miguel incorpora en este capítulo el canon que anualmente paga el Ministerio de Defensa a la comunidad de montes de Salcedo por la cesión de los terrenos donde se levanta la base General Morillo, que supone 200.000 euros anuales. "En resumen, el impacto económico de las unidades del Ministerio de Defensa en Pontevedra superaría los 67 millones de euros al año", destaca el máximo responsable de la Subdelegación.

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