La Praza da Ferrería, como viene siendo tradición en la víspera del Día de Todos los Santos, amaneció este miércoles con un hermoso y colorido aspecto, el que le dieron los 42 puestos del Mercado de flores.
El crisantemo, en sus distintas variedades, volvió a ser la flor por excelencia de Difuntos y la más demandada para adornar los cementerios. Compitió y le ganó la batalla a los claveles, gladiolos, dalias, margaritas, lirios, orquídeas y rosas, aunque estas últimas le han ido recortando terreno en el ranking de las flores preferidas en estas fechas. "No nos podemos quejar de las ventas", señaló Isabel Bello desde el puesto en el que a mediodía se habían agotado todas las rosas.
"Participo en el Mercado de flores desde que me casé, hace 29 años, y no recuerdo que hubiera habido tantos problemas como los que ocasionó el calor que nos acompañó hasta hace muy poco y que impidió que las flores pudieran abrir en su totalidad y lucir en todo su esplendor", destacó la vendedora de Campañó. No obstante, matizó que al estar un poco más cerradas que en años anteriores, "la flor aguanta más", una circunstancia que repercutió en su negocio. A partir del pasado domingo empezó a notar en su floristería un incremento de las ventas, ya que los clientes cuentan con la garantía de que el tiempo húmedo facilita la conservación de los centros florales que adornan los cementerios en los días de mayor afluencia de visitantes.
A pesar de que hubo menos flores y puestos que en años anteriores, los precios se mantuvieron. La rosa se podía adquirir a 1,50 euros, los ramos de diez crisantemos a siete euros y los centros florales por entre 20 y 70 euros.
Abrahám Otero, un cultivador habitual en el Mercado de flores de Pontevedra, se mostraba satisfecho con el ritmo de ventas de sus centros florales, conjuntos naturales elaborados con crisantemos, orquídeas, rosas y gerberas. "La gente prefiere comprarlos porque tienen la certeza de que les quedarán mucho mejor que crearlos ellos mismos", aclaró.
