"Si fuese mujer, esto sería un secuestro"

Un pontevedrés lucha por volver a ver a su hijo ► En mayo de 2018, su pareja abandonó el piso que compartían dejando atrás al pequeño Nathan. Un día después acudió a verle y se lo llevó

Samuel, en una calle de Pontevedra. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Samuel, en una calle de Pontevedra. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Denuncias, señalamientos judiciales en los que la demandada no se presentó y once meses después, Samuel Jiménez ha dicho basta. Este joven deportista pontevedrés lleva casi un año sin ver a su hijo, el tiempo que ha transcurrido desde que su expareja se lo llevó por las bravas del domicilio que ambos compartían en el casco viejo de la Boa Vila. "Ella se fue dejando aquí al niño. Unos días después volvió diciendo que quería verle. Yo se lo permití, y ella aprovechó para llevárselo. Desde entonces no he vuelto a verle". Así resume el padre de Nathan la situación que le ha tocado vivir desde el mes de mayo de 2018, cuando, según su testimonio, su entonces compañera sentimental y madre de su hijo decidió irse con el pequeño e iniciar una nueva vida lejos de su pareja y en compañía de una tercera persona, "un hombre mucho más mayor", detalla el denunciante.

En vista de la situación, Samuel optó por denunciar los hechos en la Policía Nacional, primero el abandono de familia y hace escasas fechas el resultado de su lucha por volver a ver al pequeño: varios intentos de juicios por la custodia a los que la demandada no compareció y, mientras tanto, un hijo que crece privado de su padre y un padre que se desvive por ver a su hijo.

"Más o menos sé dónde están. Un día le vi con el carrito y, aunque intentaron que me fuese, lo giré para verle. Ya no me conocía", dice el padre, que, junto a ello, asegura estar siendo víctima de coacciones y amenazas por parte de su expareja y su entorno.

"Recibí llamadas amenazantes hasta que en una ocasión me golpearon cuando caminaba por la zona de la Pasarela, que creo que es por donde viven. Yo me defendí y les denuncié por ello".

Samuel Jiménez, de 24 años de edad, se gana la vida dando clases de defensa personal y boxeo e impartiendo distintos cursos a personas de todas las edades. Ha trasladado su residencia al barrio de A Seca, donde cuida a su padre enfermo.

"En el juzgado me dijeron que si yo fuese una mujer, esto sería un secuestro, pero al ser un hombre, que no se puede hacer nada", explica el joven. Fuentes policiales analizan ahora el caso en profundidad, con una cortapisa: el asunto está judicializado, por lo que cualquier paso que quieran dar tiene que contar con el beneplácito de la magistratura.

Samuel pide la custodia compartida y, si no fuese posible, al menos un régimen de visitas reglado "como el que tiene cualquier padre separado. No tengo ningún problema en hacer los ingresos que me digan. Tengo otra hija que vive en Canarias con la que hablo, a la que veo y le envío el dinero que necesita", explica.

El deportista está a la espera de conocer la sentencia del tribunal que, en vista de las constantes incomparecencias de la denunciada, tomó declaración al demandante, que le explicó la situación.

"Ella se fue el 14 de mayo y el niño se quedó conmigo un tiempo. Incluso le llevaba conmigo cuando era un bebé y yo tenía que trabajar. El día que le vi, cuando le fui a coger y comprobé que no me conocía, se me cayó el alma a los pies".

En cuanto a la calificación jurídica del hecho, si sucedió tal y como lo cuenta el denunciante podría considerarse un delito de sustracción de menores del artículo 225 bis del Código Penal.