"Si esto sigue así, un montón de empresas van a tener que parar"

El bloqueo del transporte de las mercancías obliga a reducir el nivel de producción en la mayoría de los sectores, "que se están quedando sin materia prima" ▶ Algunos centros de trabajo llevan parados una semana ▶ El descenso de la actividad obliga a adelantar vacaciones y a rescindir contratos con ETT y subcontratas
Camiones saliendo de Pontevedra en dirección a Santiago. DP
photo_camera Camiones saliendo de Pontevedra en dirección a Santiago. DP

La huelga del transporte está empujando a muchas empresas de la comarca al borde del precipicio y, aunque la máxima de la mayoría es la resistir el embiste, la supervivencia se complica. 

Las dificultades para recibir materiales y enviar mercancía están obligando en muchos casos a reducir el nivel de producción, con los consecuentes reajustes en los plazos de entrega y en las condiciones laborales de la plantilla. De momento, los Erte se plantean como última opción, pero muchas ya han comunicado al personal que, si la tormenta no amaina, tendrán que bajar las verjas. 

"La situación está siendo complicada y hay un montón de empresas que dicen que, como esto siga, van a tener que parar. Muchas se están quedando sin materia prima”, advierte la secretaria general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT de Pontevedra, Lourdes Diz. 

Aparte de las empresas lácteas y conserveras, la sindicalista incide en que la situación afecta con especial intensidad a firmas del sector maderero y del metal, en las que el desabastecimiento frena la producción, así como a empresas del sector alimentario “donde también empieza a haber problemas de suministro”. “El encarecimiento de las materias primas hizo que muchas empresas se surtieran de un buen stock, por eso están aguantando bastante, pero ya hay quien se está quedando sin existencias”, añade la secretaria. 

La duración del pulso del los transportistas determinará el grado de las consecuencias. Por el momento, la mayoría espera que el conflicto se desenquiste en un plazo de tiempo breve, por lo que han decidido afrontar el descenso de la actividad con medidas menos lesivas que el cese total de producción. Algunas han ajustado sus bolsas de horas, “que normalmente a estas alturas del año tendrían que estar en positivo”, mientras otras "han cambiado los calendarios de vacaciones que ya habían sido firmados”. Además, las de mayor magnitud, han empezado a “reducir los servicios prestados por ETT (empresas de trabajo temporal) y subcontratas”. 

Envíos bloqueados

La convocatoria de una gran movilización en Santiago de Compostela a favor del transporte y el sector primario redujo el número de piquetes informativos. Sin embargo, la mayoría de las zonas industriales de Pontevedra y alrededores continuaron percibiendo el bloqueo en el movimiento de las mercancías, como es el caso de los polígonos industriales de O Campiño y A Reigosa

Harinas Reyes lleva una semana con la actividad parada debido a la imposibilidad de encontrar camiones disponibles para introducir trigo en la factoría, lo que ha obligado a adelantar días de vacaciones y enviar a los trabajadores a sus casas. Tréves, dedicada a la fabricación de componentes para vehículos de Peugeot, Citröen, Volkswagen y Opel, sigue consumiendo días del Erte pactado hasta finales de julio por la crisis de los semiconductores y empresas como Pontevedresa Group continúan limitadas a la hora de enviar pedidos. Iago Barbeito, director de marketing de la compañía, asegura que la fábrica de vidrio mantiene sus niveles de producción, pero que ha tenido que posponer entregas por el paro del transporte. Algo que considera “injusto”, ya que la compañía dispone de una flota de transporte propia y “es la primera perjudicada por la subida del combustible”. 

“Después del golpe de la covid había sectores que nos íbamos recuperando, pero esto supone otro jarro de agua fría"

 

Según añade Barbeito, la semana pasada la firma pudo dar salida al grueso de los pero como contrapartida “dos camiones fueron sufrieron daños” (por los ataques recibidos fuera de Pontevedra). Por ello, la empresa ha decidido restringir las salidas, lo que a su vez contribuirá a frenar las cadenas de montaje de sus clientes. “Después del golpe de la covid había sectores que nos íbamos recuperando, pero esto supone otro jarro de agua fría. En nuestro caso tenemos acopio, pero las fábricas de float (vidrio plano) tampoco están sirviendo y tienen las entregas paradas”, indica a preguntas de este medio.

En el Puerto de Marín también se acusaron los efectos. El Grupo Nogar, que suele movilizar una media de 115 camiones en la rada marinense, pudo trabajar  durante el fin de semana gracias a un acuerdo con los transportistas que permitió mover los camiones cisterna, pero este lunes “las máquinas ya no se pudieron mover”.

Como consecuencia, la empresa ha reducido turnos, ha concedido días de descanso pendientes y ha centrado su actividad en labores de limpieza y mantenimiento. 

En el Puerto de Vilagarcía el paro también se dejó notar, aunque con menos intensidad que a finales de la semana pasada. Según fuentes consultadas, este lunes se pudo descargar dos barcos provistos de aluminio y cargar un tercero con tablero, mientras que el movimiento de camiones fue “de un 50% en comparación a un día normal”. 

Cierre de mataderos

Fuera de las plataformas logísticas, las secuelas de la huelga también son palpables, sobre todo en industrias con productos perecederos como es la cárnica. Algunos mataderos de la provincia han echado el cierre por el asedio del transporte y muchas explotaciones se han encontrado con el hándicap de que, debido al retraso en la recogida, los animales se han pasado de peso, por lo que es más difícil introducirlos en la cadena comercial. 

Las fábricas dedicadas al despiece y fabricación de elaborados padecen una situación similar. “No hay materia prima, por lo que tenemos que bajar producción. De ocho horas hemos pasado a tres o cuatro, y esto hace que no cumplamos con muchos clientes. La producción no da para nada”, señala uno de los empresarios del sector.  

La industria del metal completa la lista, condicionada además por la crisis de las materias primas y el tarifazo eléctrico. Empresas del naval o de la fundición han tenido que rechazar  nuevos proyectos e incluso contratos firmados. Nadie por el momento se ha atrevido a cuantificar la factura que pasarán todos estos ceses. 

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