Amparo Alonso, presidenta de la Asociación Española de IA

"La simbiosis persona máquina será lo más importante"

▶ Catedrática y presidenta de la Asociación Española de IA, Amparo Alonso (Vigo, 1961) coordina un grupo de investigación de lA verde desde la UDC y considera primordial la participación de las mujeres en el desarrollo de esta tecnología.
Amparo Alonso, durante su intervención. DP
photo_camera Amparo Alonso, durante su intervención. DP

¿QUÉ DIFERENCIA a Galicia de otras comunidades en el estudio y desarrollo de la IA?

En este momento tenemos en las tres universidades estudios de Ingeniería Informática, pero concretamente en A Coruña llevamos más de treinta años con informática y con grupos de IA. En España no es tan antigua. Desde el punto de vista académico, el ecosistema es muy rico porque tenemos grupos que trabajan en muchas de las áreas de la IA a nivel internacional. Tienes las áreas del lenguaje natural, cómo hacer que la máquina comprenda o sea capaz de escribir o de hablar; la visión artificial, la parte de aprendizaje automático y distintas aplicaciones en la industria, en la salud, la sostenibilidad y el medio ambiente. Y poco a poco esto ha ido creciendo y las empresas y las diferentes start ups alrededor de todo esto están dos puntos por encima de la media nacional. Tenemos otras empresas con sede en Galicia que aunque no son tecnológicas en origen, son de relevancia nacional o internacional que hacen un uso intensivo de la tecnología, como Inditex, A Banca, Coren... y otras de tecnología.

¿Qué cambios va a suponer la IA en nuestro día a día?

La IA es una de las tecnologías que más nos lleva a la sociedad 5.0. Hay muchos cambios ya en la economía. Hay una pugna en los tres grandes centros de IA, que son China, EE UU y Europa. China es la que más está invirtiendo, sobre todo a nivel gubernamental, y Europa como no puede invertir como ellas pues aprovecha su talento y también el tema de esta propuesta de IA ética, robusta, y transparente que ya ha calado en otros ecosistemas.

También habrá cambios sociales importantes.

Sí, en el empleo, la educación y ya está cambiando la sociedad, hoy en día casi nadie pregunta a la gente por la calle por dónde se va a tal sitio porque ya lo llevas en una aplicación, o te sientas a ver la tele en tu plataforma y te dice lo que te va a gustar y lo que no.

¿Y el empleo cómo va a cambiar? ¿Sustituiremos a las personas por máquinas?

Siempre que hay una revolución hay parte de un empleo que no va a continuar. Eso tampoco se debe tanto a la IA como a la digitalización. Cuando vamos por la autopista o al supermercado vemos que hay empleos que van desapareciendo, porque se está automatizando. También hay empleos que pueden aparecer como los que tienen que ver con la ciberseguridad, con las telecomunicaciones... y probablemente también con otras cosas como los cuidados. La mayoría de los trabajos van a cambiar. Todos tendremos que acostumbrarnos. Las máquinas harán el trabajo que mejor hacen; analizar datos, y las personas tomarán las decisiones. La simbiosis persona máquina será lo más importante.

El año pasado protagonizó en Pontevedra la charla 'La IA ha de ser feminista' y puso el foco en que solo el 22% de las personas que investigan esta tecnología son mujeres. ¿Por qué es importante que las mujeres se incorporen al estudio de la IA?

Porque la tecnología está reformulando el mundo en que vivimos. En aquella charla alguien comentaba cómo se diseñó el cinturón de seguridad, que no se pensaba en las señoras embarazadas. Nosotras necesitamos estar ahí para aportar nuestro punto de vista. Y en segundo lugar, económicamente supondría un crecimiento del PIB importante en Europa porque no tenemos el número de graduados suficientes. Estamos excluyendo al 50% del talento o accediendo en unos porcentajes muy pequeños.

También hablaba de que las souciones de IA pueden resultar sesgadas.

Los algoritmos de IA que están basados en datos entrenan con datos del mundo real. Y el mundo real no es el mundo ideal que querríamos. El algoritmo se decantaría más hacia ese sesgo, pero es más fácil resolver el sesgo de un algoritmo que el de una persona.

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