Sinaí Giménez, actualmente en prisión cumpliendo una de sus numerosas deudas con la Justicia, vuelve el próximo miércoles a los juzgados de Pontevedra. Lo hace junto a varios miembros de su familia, entre los que destacan, Juan Paulo (cuya presencia es más que dudosa, pues se halla huido por su presunta implicación en un tiroteo en O Porriño), Saúl y Marino, que se enfrentan a penas de cárcel que suman más de 30 años después de propinar una brutal paliza a un abogado, primero, y a dos guardias civiles, después.
El letrado fue blanco de las iras de Los Morones después de atender, según el relato del fiscal, a dos personas que habían acudido a casa del patriarca, Olegario Giménez, para cobrarse una deuda, un guardia forestal y un exguardia civil que en el juicio por lo ocurrido hicieron lo necesario para no meterse en más líos con el clan gitano.
El relato de los hechos que detalla el fiscal en su escrito de acusación deja claro que la gran presencia de agentes de la Guardia Civil en el lugar de los hechos no fue suficiente para frenar el presunto ímpetu agresor de los allí presentes. Los acusados comenzaron por amenazar a los guardias civiles que estaban realizando grabaciones en los exteriores de los juzgados de Tui el 30 de abril de 2014, según la acusación.
Lo más grave, sin embargo, sucedió a posteriori, cuando se supo que los investigados por el intento de ajuste de cuentas quedaban en libertad. En ese momento, el abogado que salía de los juzgados se convirtió en el objetivo. El fiscal explica que Juan Paulo ordenó las primeras agresiones, que también afectaron a los guardias civiles, por lo que su ausencia podría provocar un nuevo aplazamiento de la vista oral.
