"Viene de Barcelona, habla holandés y si se trabaja por Marín, es a través de este"

Una organización de Países Bajos era el segundo gran destinatario de la cocaína de Miñanco después de los británicos
Sito Miñanco, en la entrada de la Audiencia de Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera Imagen de archivo de Sito Miñanco, en la entrada de la Audiencia de Pontevedra. GONZALO GARCÍA

Sito Miñanco tenía socios búlgaros, colombianos, turcos o marroquíes, segúnundefined consta en las investigaciones que acabaron con su detención en febrero de 2018. Todos ellos eran, supuestamente, sus aliados para la introducción de grandes cargamentos de cocaína en Europa a través del Atlántico. Para ello empleaba, de acuerdo con la investigación de la Brigada Central de Estupefacientes, dos vías principales: la tradicional (barcos y planeadoras) y el ocultamiento de alijos en contenedores de mercancía. Una vez que conseguía colar la mercancía en territorio español, el cártel de Liverpool se convertía en su principal cliente. Robert Miller, destacado integrante de una organización con ramificaciones en Holanda y Marruecos, además de en Reino Unido, conoció de primera mano los astilleros O Facho y subió a bordo de una gran narcolancha junto a los pilotos gallegos, tal y como desveló el domingo este periódico. Los ingleses adquirirían el grueso de los cargamentos, pues la organización de Miñanco apostaba e invertía con más confianza en las operaciones marítimas de toda la vida.

Sin embargo, la operación Mito sirvió para conocer que el capo cambadés abrió una segunda línea de negocio hasta entonces inexplorada para él (al menos que se sepa policial y judicialmente): el contenedor. Para ello, contaba con un socio preferente, el holandés Raymond van Rij, que, bien personalmente, bien a través de Francisco Valle, un español afincado en Países Bajos, adquiría parte de la cocaína que Prado Bugallo conseguía negociar en origen.undefined

Los seguimientos y las vigilancias efectuadas a Sito y a sus socios en los meses anteriores a su arresto sirvieron para acreditar la importación de 616 kilos que fueron incautados en La Haya. Esta caída, además, supuso serios problemas para el de Cambados, pues al no publicitarse en la prensa (la Policía estaba en plena investigación), los colombianos llegaron a pensar que su socio, Quique Arango, había robado la droga. Y eso en Sudamérica se paga con la vida. Por suerte, la mediación de Van Rij, alias Kit, consiguió acreditar la aprehensión y evitar peores consecuencias.

Las conversaciones interceptadas al cambadés dejan entrever que estaba introduciendo droga entre cargamentos de pescado

Esta misma alianza de Miñanco con Van Rij servía, según se deja entrever de las conversaciones intervenidas por la Policía Nacional, para la introducción de alijos en contenedores a través del Puerto de Marín. Así lo asegura el propio Sito en una conversación con Juan Antonio Fernández, su hombre de confianza en Galicia, pocas semanas antes de que ambos fuesen detenidos.

J.A. -Ya, ya, ¿este es el que habla holandés?

S.M.-Sí, perfectamente, este es el que viene a Barcelona, habla holandés y si se trabaja por Marín es a través de este.

J.A. -¿Sí?

S.M. -Lo del pescao, sí.

J.A. -Trabaja donde dijiste, pero no con Mateo, no tiene na que ver con Mateo.

El gran crecimiento del tráfico en el puerto marinense, en especial a través de la naviera Maersk, sirvió para que los narcotraficantes pusiesen sus ojos en él para introducir cocaína. Y por lo que parece, Prado Bugallo conseguía colar alijos entre pescado por medio de Francisco Valle, la persona que habla holandés que alude en la anterior conversación.

Las pesquisas sirvieron para concretar que después de la caída del cargamento principal (las 3,8 toneladas del Thoran), Miñanco y sus socios seguían operando a pleno rendimiento con sus socios holandeses y británicos.

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