PONTEVEDRANDO...

Skatepraza

Obras en Raiña Vitoria. GONZALO GARCÍA
photo_camera Obras en Raiña Vitoria. GONZALO GARCÍA

La gran batalla política de este mandato se viene celebrando en Raíña Vitoria. El corte de esa mal llamada avenida, de 100 metros o poco más ha sido la gran preocupación de algunos. Se celebraron un par de manifestaciones, el abogado que interpuso denuncia y perdió desistió de presentar recurso ante la falta de apoyo popular y se recogieron algunas firmas. No siempre algunas inquietudes entre los líderes se corresponden con las de la ciudadanía, que no parece percibir el corte de esa calle como un problema, al menos como un problema mayor.

Faltaba, eso sí, el dotar de nuevo sentido a ese espacio. No es una calle con gran tráfico de personas. Su utilidad como simple calle peatonal es más que cuestionable. La solución de cerrar sin más, aunque obedeciera a cuestiones técnicas o a normativas que obligan a reducir el tráfico rodado, no parecía la más satisfactoria.

Desde el principio el Gobierno mantuvo la idea de montar un skate-park, una apuesta por redefinir el espacio dotando de una nueva instalación deportiva a la ciudad, al aire libre y en un lugar, si no céntrico, sí muy accesible, frente al Sánchez Cantón y a un minuto del Valle-Inclán, lo que puede favorecer que la chavalada pase allí unos ratos o unas horas disfrutando de una actividad propia de la juventud. Tampoco es necesario que se pasen todo el tiempo libre allí, que luego llegan los suspensos y nos preguntamos por qué.

Ayer comunicó el Concello que la práctica totalidad de la instalación, 9 de las 11 piezas, ya están listas y el par que falta, de mayor complejidad, está casi terminado. Lo que falta es convertir Raíña Vitoria en una calle de plataforma única y colocar el montaje. O sea que en breve podremos comprobar si el skatepraza, que es como se le llama en la nota de prensa distribuida ayer, que ya son ganas de poner a los periodistas a trabajar en domingo como si los periódicos salieran los lunes, funciona o no funciona; si hay vidilla o no la hay. Yo en cuanto se inaugure, cojo mi skate, pido una ambulancia por si me da otro infarto y que me lleve allí, a demostrar a la gente joven que mis piruetas son inalcanzables hasta para el más joven, fuerte y bien entrenado.

Nunca se tragó usted aquello de que el cierre de Raíña Vitoria iba a decidir unas elecciones. La gente está a lo importante y aquello no lo parecía. Pero entiendo su curiosidad y ya le digo yo lo que va a ocurrir. Bastan docena y media de skaters y dos docenas que vayan allí a mirar y a comer pipas para que aquello funcione. Y si doblamos esas cantidades ya ni le cuento. Estará activo todo el día, es de imaginar que sobre todo durante los recreos, a la entrada y salida de los institutos y los fines de semana. A poco que juntemos a los skaters que andan ahora por Curros Enríquez y los llevemos allí, ya cubrimos el cupo.

Bastan docena y media de skaters y dos docenas que vayan allí a mirar y a comer pipas para que aquello funcione

Y en poco tiempo creará afición, lo que yo le diga. Basta que tengamos una instalación bien montada para que aparezcan los aficionados, así es la vida. Y encaja perfectamente con esta Pontevedra que fomenta la vida sana, el ejercicio del deporte y la recuperación de espacios públicos para disfrute de la ciudadanía. Un paso más en el Modelo, que es una cuestión integral, un concepto de ciudad global. Y atraerá a gente joven de concellos vecinos, creo yo. No es que augure multitudes, ni falta que hace, pero sí un lugar de encuentro entre personas que comparten una afición y que al no existir en pueblos o ciudades limítrofes instalaciones como la que se montará en Pontevedra, vendrán por aquí de vez en cuando.

O puede que se equivoque usted: que aquello se convierta en un páramo abandonado al que no acude nadie ni aunque esté perdido y aparezca por error, pero me temo que no, que funcionará. Da igual, pronto lo veremos. Quizá la apuesta por convertir el asunto en el eje de las críticas al Gobierno haya sido exagerado. No se tiene noticia de un gobernante que haya perdido la alcaldía después de 24 años por cortar una calle. Y la percepción de la ciudadanía, que ya no tenía ese cierre como algo preocupante, cambiará cuando se aprecien los beneficios. Siempre pasa lo mismo entre la oposición en Pontevedra. Se critica mucho una obra antes de que se haga y se alaba una vez hecha. Es un camino tantas veces recorrido por tantos, siempre con el mismo resultado a lo largo de todos estos años, que lo sorprendente es que nadie haya decidido tomar otro.

Veremos en qué queda la carta de Raíña Vitoria, que por momentos parece la única de la baraja, porque del resultado dependerá en buena medida, ya no el resultado, sino el prestigio de unos u otros ante el electorado.

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