Hemeroteca ► Solo bajo la lluvia

Arturo Ruibal publicaba en la Revista de Diario de Pontevedra en 2006 este artículo sobre la figura de Magín Froiz
Ilustración de Magín Froiz. DENÍS GALOCHA
photo_camera Ilustración de Magín Froiz. DENÍS GALOCHA

Te presenta a sus dos hijos varones y a empleados de diferentes niveles, te muestra despachos y oficinas generales, siempre con una cortesía, con una familiaridad que raya lo inverosímil. Habla con tanta convicción que a veces olvidas quién es quién. Pero conviene precisar: de él dependen más de tres mil personas, unas en los ciento sesenta y nueve supermercados, en los cuatro hiper, en las cinco tiendas cash, por no hablar de las cincuenta y cinco franquicias, y otras en el almacén central donde me encuentro, asomado al mar de Poio desde la playa de Lourido.

Una persona con semejante responsabilidad ha de medir siempre sus palabras y, ya devuelto al mundo real, comprendes que Magín posee ese don que antes has visto en algunos otros empresarios, en hombres que han construido imperios de la nada. Ay, los empresarios: recuerdo el tiempo en que eran sinónimo de explotadores y se les pintaba con un puro en la boca; en un país de hidalgos que tenían a honra no haber trabajado con las manos, un empresario era un tipo despreciable.

Magín hace la mili en Zaragoza y cree que por ahí puede ir su futuro

Y mientras tal cosa ocurría, en USA y en la Europa rica eran pilares del sistema y como tales valorados socialmente. Así nos iba, naturalmente.o que ahora; a veces tenía que caminar durante mucho tiempo bajo la lluvia o la tormenta, en la oscuridad; en esas caminatas solitarias forjó su carácter y perfiló sus sueños. Tenía diecisiete años cuando trabajaba (jornadas de ocho de la mañana a diez de la noche, con descanso para comer de la tartera propia) en la constructora de Raimundo Vázquez, donde entró como peón y terminó, por una circunstancia fortuita, al mando de cuarenta personas.

Qué difícil abrirse paso en aquella España pobre: Magín hace la mili en Zaragoza y cree que por ahí puede ir su futuro; se vale de que es un tirador selecto, consigue los galones de cabo primero y...se aburre, descubre que no es eso lo que busca. Vuelta a Pontevedra. ¿Qué hacer? Sus padres tienen dos carnicerías en el Mercado de Abastos (nuestra antigua Plaza) y con ellos trabaja un tiempo, pero en junio del sesenta y ocho le llaman de un supermercado instalado en Cobián Roffignac para que lleve la carnicería (en realidad se la alquilan por un precio simbólico); se había casado el año anterior y sabía que las oportunidades pasan sólo una vez, así que acepta el desafío.

Se siente orgulloso de lo conseguido y de haber pasado el testigo a la siguiente generación

En 1970, boyante su carnicería pero semiarruinado el súper, se queda con él y sus doce trabajadores: había encontrado su camino., la expansión fuera de Galicia, el primero de los hiper y etcétera. Me muestra los números actuales: factura cuatrocientos siete millones y aunque se queja del exceso de competencia y del dumping, de que los gobiernos no han defendido la empresa autóctona, se siente orgulloso de lo conseguido y de haber pasado el testigo a la siguiente generación, que parte con otros conocimientos y da a la empresa un quehacer más profesional, aunque la intuición y el arrojo de su padre sean insustituibles.

Claro que Magín, aunque presuma de viejo, tiene sesenta y dos años, pocos para pensar en una retirada.

Comentarios