El presidente de la asociación de Hosteleros Empresarios de Pontevedra (Hoempo), Daniel Lorenzo, calcula que este fin de semana podrían estar funcionando "entre el 70% y el 80%" de los negocios de hostelería, casi un 30% o 40% más de los que estaban operativos con las anteriores restricciones. Si no lo hacen antes es porque muchos "quieren ver cómo evoluciona la semana y a otros nos les ha dado tiempo a prepararse. Todo el mundo quiere hacer bien las cosas".
El gremio, motor económico de toda la comarca, aplaude el alivio de las restricciones, pero sigue "descontento" por la falta de ayudas para cubrir los agujeros descubiertos por la pandemia: "Si solo podemos abrir al 30%, alguien tiene que cubrir el 70% restante. Todos creemos que la salud de todos es lo más importante, pero estas limitaciones tienen que ir acompañadas de indemnizaciones" que se hacen de rogar. El portavoz asegura que los hosteleros no han recibido "ni un solo euro" del segundo plan de rescate de la Xunta y advierte de que de las ayudas anunciadas por el Estado "no sabemos nada".
Lorenzo confirma que una buena parte de los asalariados del sector seguirán en Erte por las limitaciones vigentes y denuncia que estos asalariados "no están cobrando en tiempo y forma, sino con retraso", a pesar de que los "hosteleros están pagando su seguridad social sin poder tener los locales abiertos". Además, indica que cada vez que se quiere rescatar a un trabajador de un Erte implica un gasto en la asesoría "de uno 50 euros por empleado", lo que le lleva a reiterar la petición de "un Erte único". Hoempo, que también pide ampliar el aforo de las terrazas "para evitar aglomeraciones", celebrará el sábado una manifestación en Santiago junto a "más de 30 asociaciones y plataformas de toda Galicia" para "demandar ayudas". Será a las 19.00 en la Alameda y está abierta a la participación "de todo el mundo".
Gloria Serrano. Responsable de Cafeterías Sonata
"Si puedo separar las mesas, ¿por qué no puedo usarlas?"
Gloria Serrano reanudó este lunes la actividad en sus dos negocios: la cafetería Sonata de la calle Peregrina y la cafetería que bajo ese mismo nombre funciona en Rosalía de Castro. En la primera cree que la reapertura "compensará", porque es un local grande en el que puede lidiar con las limitaciones de aforo. En la segunda lo ve mucho más difícil, "porque es un establecimiento más pequeño", pero afirma que no había alternativa. "Tenemos que abrir para afrontar gastos".
Gloria es la primera en poner barreras a la covid, pero cree que los límites de aforo son excesivos, sobre todo en lo que respecta al tiempo de funcionamiento y terrazas. "La limitación de horario nos mata y la de aforo también. De hecho, no la entiendo. Si pago seis mesas y tengo espacio para separarlas, porqué no puedo usarlas. Creo que es contraproducente, porque cuanto más nos limiten el aforo exterior, más gente entra en el interior".
La empresaria también reivindica "más colaboración de la ciudadanía y las administraciones para que se cumplan las normas", como la de prohibido fumar en terraza o la que insta a bajar la mascarilla solo cuando se consume. Según dice, "todavía hay incumplimientos" en este sentido y los hosteleros no siempre tienen oportunidad "de estar vigilando todo el rato". "Tienen que ayudarnos".
Eva García. Responsable del Bar Rossli
"No sé si compensa, pero hay que facturar como sea, llevamos mucho parados"
El Bar Rossli (calle Estrada) fue otro de los negocios de hostelería de Pontevedra que este lunes se animó a abrir sus puertas con motivo del alivio de las restricciones. El negocio llevaba cerrado desde el pasado 21 de enero, cuando la Xunta decretó el cierre de la hostelería, y aunque el equilibrio entre ingresos y gastos sigue suscitando dudas sus promotores no contemplaban otro plan b. "No sé si compensa, pero hay que facturar como sea. Llevamos mucho tiempo de parón", explica Eva García, una de las responsables de la empresa.
El bar, que sirve comidas, está pilotado por dos autónomos y tiene contratadas a tres personas, "que siguen en Erte". Los propietarios han decidido "empezar así porque no se sabe qué va a pasar" y no quieren correr el riesgo de "rescartar a los trabajadores del Erte y dentro de una semana ver que no tenemos trabajo".
Por lo de pronto, las primeras sensaciones de la vuelta a la actividad han sido positivas. "Los clientes habituales están viniendo todos, incluso gente que pensábamos que no iba a venir".
Santiago López. Socio del restaurante-vinoteca Bagos
"Hay que agarrarse a lo que sea. La cuenta va a menos"
Santiago López y el resto de socios del restaurante vinoteca Bagos (calle Michelena) tampoco saben si compensa volver a encender los fogones, pero lo hicieron este lunes, en una sala cuyo aforo ha pasado de 48 a 14 comensales. "Todo lo que podamos facturar será bienvenido. La situación es muy difícil, porque tenemos un goteo constante de gastos y las ayudas no llegan. Pedimos un crédito Ico al principio, pero dónde va, así que hay que agarrarse a lo que sea. La cuenta va cada vez a menos".
Ahora mismo están trabajando los tres socios y una de las empleadas "a media jornada".
En Erte están otros cuatro trabajadores, "a los que intentamos echar una mano con los pocos fondos que nos quedaban". Las prestaciones de estos empleados, "padres de familia", sufrieron retrasos de hasta tres meses.
López asegura que pondrán toda la carne en el asador, pero cree que las limitaciones deberían ser objeto de reforma y autorizar, por ejemplo, la apertura en horario nocturno. "Si se mantiene la distancia, tener 14 personas por la noche también será seguro".
