La incorporación de los tratamientos biológicos a la terapia médica ha cambiado la vida a centenares de pacientes del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés que, gracias a esta nueva generación de fármacos, han mejorado su calidad de vida a pasos agigantados.
El concepto de tratamiento biológico abarca un sinfín de productos biotecnológicos, desde vacunas a hormonas de crecimiento o insulina, pero hay un tipo concreto, los anticuerpos monoclonales, que han marcado un antes y un después en el abordaje de muchas patologías. Entre ellas destacan el cáncer y las enfermedades inflamatorias inmunomediadas, es decir, aquellas en las que tiene lugar una inflamación crónica por una alteración del sistema inmune que puede afectar a distintos órganos. ¿Un ejemplo? El jefe del servicio de Farmacia del Área Sanitaria, Carlos Crespo, pone varios: "Las enfermedades inflamatorias intestinales, como Crohn o colitis ulcerosa; las enfermedades inflamatorias reumáticas, como la artritis remuatoide, la artritis psoriásica, la espondilitis anquilosante o la artritis idiopática juvenil, y las enfermedades inflamatorias dermatológicas, como la psoriasis".
Los tratamientos biológicos han permitido a los pacientes con este tipo de patologías esquivar las cirugías que hace unos años eran ineludibles o reducir los tratamientos antiinflamatorios, "ganando en calidad de vida de una manera espectacular y cronificando" dolencias que antaño recortaban la esperanza de vida.
BENEFICIARIOS. En el ámbito oncológico los primeros tratamientos biológicos se aplicaron en un subtipo de cáncer de mama (HER2+) y en cánceres de ovario y colon. Sin embargo, la inmunoterapia, otra clase de terapia biológica, se administra a una infinidad de pacientes con tumores sólidos y linfáticos "con unos resultados muy prometedores", subraya el doctor Crespo.
Los biológicos también se aplican en personas con esclerosis múltiple (tanto la remitente recidivante como la primaria progresiva) o hipercolesterolemia familiar (un trastorno hereditario que eleva el nivel de colesterol malo o asma grave no controlada cuyos dolientes han podido recortar el uso de corticoides gracias a la biotecnología).
Este tipo de tratamientos también son útiles en pacientes con alergias, "fundamentalmente urticarias", y muy frecuentes en patologías como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), que provoca la pérdida de la visión. Además, ya son habituales en el abordaje de enfermedades raras, como por ejemplo, "el déficit de alfa-1-antitripsina", una enfermedad genética que afecta al comportamiento de las proteasas. "Los biológicos han venido para quedarse y evolucionar, para mejorar tanto la calidad como la esperanza de vida", señala el jefe de Farmacia.
EFECTOS SECUNDARIOS. El mayor hándicap de este tipo de medicamentos es la respuesta inmunitaria en el receptor, que puede producir anticuerpos en contra de ese producto biológico. De hecho, las últimas generaciones de estos tratamientos intentan reducir esta capacidad de inmunogénica, utilizando más las proteínas humanizadas o humanas y no tanto las de origen animal.
El servicio de Farmacia tiene una consulta específica en la que supervisa cómo asumen los pacientes este tipo de tratamientos y, según Carlos Crespo, la mayoría de las veces la respuesta es muy positiva.
El Área Sanitaria no dispone de un listado exacto de los beneficiarios de los medicamentos biotecnológicos, pero el especialista confirma que son "bastantes más de 1.000". Con psoriasis hay más de 200 pacientes de Pontevedra y O Salnés que reciben este tipo de terapias, con Crohn más de 350, con colitis cerca de 40, con artritis reumatoide más de 450, con asma grave no controlada más de un centenar, con hipercolesterolemia familiar unos 100 y con DMAE más de 300.
El Área Sanitaria trata con este tipo de medicamentos a más de 350 enfermos de Crohn y 450 personas con artritis reumatoide
SUMINISTRO. A diferencia de los medicamentos químicos, los biológicos no se administran vía oral, sino por vía intravenosa o de forma subcutánea (mediante un pinchazo).
Algunos tratamientos, sobre todo los oncológicos, se preparan a la carta en el servicio de Farmacia y se inyectan vía parentenal en los hospitales de día. Otros, fundamentalmente los de las enfermedades inmunomediadas, llegan a Montecelo listos para que el paciente se lo autoadministre en su casa. En estos casos, el usuario suele acudir de forma periódica al complejo hospitalario para recoger el tratamiento, aunque a raíz de la pandemia el servicio de Farmacia inició el envío a domicilio de los kits, que todavía se mantiene hoy en algunos casos.
La frecuencia de las tomas depende de cada caso. Los tratamientos oncológicos suelen administrarse "por ciclos", mientras que los de autoadministración se inyectan cada dos, cuatro u ocho semanas, aproximadamente.
FUTURO. Los primeros tratamientos biológicos empezaron a rodar en los años 80 pero "su gran explosión en la clínica ocurrió a principios de este siglo, cuando empezaron a comercializarse para diversas patologías, y particularmente a partir de 2010, que es cuando se introducen en el mercado para todo tipo de tratamientos", explica Crespo.
La aparición de los anticuerpos monoclonales supuso la "gran revolución" y, según avanza el especialista, la siguiente gran acción disruptiva correrá a cargo de la "terapia celular, génica y de tejidos". Este campo está bastante más verde que el anterior, pero el CHUP ya ha pisado el terreno. De hecho, Crespo recuerda que fue el primer complejo hospitalario de España en administrar una terapia celular a enfermos de Crohn con fístulas para regenerar esa zona y evitar que vuelvan a tener esa problemática. "Tratamos a tres pacientes, dos en el 2019 y uno hace una semana con un éxito tremendo, y vamos a tratar a otro paciente en diez días", dice.
El efecto de los biológicos es múltiple: "curativo, paliativo y rehabilitador". Incluso hay biológicos que se utilizan para el diagnóstico o que tienen carácter preventivo, como las vacunas. En definitiva: "Han sido un cambio brutal para la asistencia sanitaria y terapéutica".
