Los sonidos que definen Pontevedra

PATRIMONIO ▶ Las campanas en Pontevedra continúan siendo un símbolo de riqueza patrimonial e histórica. Sin embargo, las nuevas tecnologías provocan que se esté perdiendo el espíritu de sus orígenes, su razón de ser, el nexo que unía a la sociedad del momento. Fechas y horas se abranzan ahora al mundo digital, arrinconando los fi nes religiosos
Vista de Pontevedra desde el campanario de La Peregrina. G.GARCÍA
photo_camera Vista de Pontevedra desde el campanario de La Peregrina. G.GARCÍA

CADA RINCÓN, por muy pequeño que sea, tiene al menos una. Las melodías y notas cuentan las horas, los momentos y la historia de una zona. Estos elementos de importancia singular son las campanas y su toque manual acaba de ser reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la humanidad.

No es para menos, ya que el sonido de las campanas a lo largo de los siglos ha servido como medio de expresión y comunicación para multitud de funciones sociales: desde el intercambio de información hasta la coordinación, la protección y la cohesión que contribuye a estructurar la vida local.

La Boa Vila no se queda corta en cuanto a repiques, torres y campanarios. La Basílica de Santa María, el Convento de San Francisco o el Santuario de La Peregrina son algunos vestigios contemporánes de esa historia labrada con el paso de los siglos.

A pesar de que a día de hoy casi todo está informatizado y, salvo alguna excepción, los badajos ya no se activan según el tirón de una cuerda, esta instrumentalización, las campanas y su historia aún perduran para acompasar las horas, misas y/o días y visitas relevantes en la ciudad.

Tradición que se pierde

La digitalización ha llegado a los edificios históricos y religiosos de la zona. Para los responsables de la manutención y el repique de campanas a "toque de dedo" o por mando a distancia representa "una gran comodidad".

Lejos quedaron las agotadoras subidas por estrechos accesos hasta las torres donde se alojan los carrillones o tirar, a partir de una cuerda, de las pesadas campanas de bronce.

Ahora, en la Boa Vila, modernidad y tradición se unen para crear un profundo y rico repertorio, tanto en el ámbito religioso como en el cívico, para marcar distintos momentos del día, alertar a la población de acontecimientos naturales, como incendios o inundaciones, o de cortejos fúnebres, y anunciar decretos y otras noticias. Los toques de campana son también una parte central de los eventos, celebraciones y espectáculos locales. La práctica se transmite de los campaneros a las generaciones más jóvenes y a través de grupos u organizaciones de expertos que, además de documentar e investigar la práctica, también tocan, transmiten, instruyen y difunden el arte del toque tradicional de las campanas. La mayoría de las personas que transmiten estos conocimientos son a su vez jóvenes que intentan reclutar nuevos entusiastas para continuar la tradición.

Cofradías

Entre los campaneros existían cofradías destinadas a perpetuar la manutención de las campanas, como los profesionales que las tocaban.

Ahora la única que existe es la de la Trinidad, la cual le da nombre a una de las emblemáticas campanas de la Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra: la campana de la Santa Trinidad o la de Santo Sacramento, que fue la que la pagó, y la que lleva por nombre Santa Bárbara.

Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra: "Xa non se valora porlle nome ás campás"

A pesar de la digitalización, las campanas de la Basílica conservan su nombre y sus repiques.
La última vez que sonaron de forma continuada fue tras la elección de Francisco I

Las campanas de la Basílica San Xosé (en el medio), Trinidad y Santa Bárbara. G. GARCÍA
Las campanas de la Basílica San Xosé (en el medio), Trinidad y Santa Bárbara. G. GARCÍA

Alfonso Fernández es el archivero de la Basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra. De todos los datos que se manejan de este edifi cio santo tan emblemático, Os libros de Fábrica, son os documentos por los cuales ellos "poden coñecer a historia".

En lo que respecta a las campanas de esta Basílica, se conserva la historia de las más antiguas. "Hai que ter en conta que a medida que se van tocando e cos cambios de temperatura, a campá vai rachando", expresa Fernández, para indicar que a través de las fundiciones de las actuales campanas y sus gravados se puede saber su historia.

"Das antigas campás hai datos do século XVI e a última fundición foi de 1910", expresa Alfonso Fernández, que indica que con la tradición del refundido hacían inscripciones con el nombre de la campana, fecha, nombre del cura y su lugar de procedencia, junto con una cruz ejeculatoria piadosa. "Na actualidade só se pon a data e o lugar, agora xa non se valora o de porlle nome ás campás".

San Xosé, Trinidad y Santa Bárbara son los nombres de las campanas más grandes de la Basílica. Estas tres grandes campanas junto con la más pequeña son las 4 campanas del edificio santo y "cada unha tiña unha función", expresa el gerente del archivo.

Tradicionalmente, San Xosé se toca para llamar en la "liturxia das horas" y las otras dos se usaban para avisar si había algún problema. "Si había algunha treboada ou un incendio servía alertar aos veciños", agrega Fernández.

Normalmente, la campana de Santa Bárbara servía para avisar de temporales, de ahí viene el dicho Só se acorda un de Santa Bárbara cando trona. Así pues, lo curioso del caso de la Basílica es que dicha campana hacía la llamada de los Santos Sacramentos por la cofradía que hizo la campana. Bajo este contexto, al final quien se ocupaba de avisar de los temporales o desgracias ambientales era la campana de la Trinidad. "Chámase así xa que nas igrexas había cofradías e a que pagou o refundido, seguramente, se chamara así", explica Alfonso Fernández.

DIGITALIZACIÓN

En la actualidad, ya no se dan este tipo de avisos a los vecinos y el sistema se ha digitalizado. Por eso ahora el repique de las campanas se toca "15 minutos antes das misas, os cuartos e as horas". Así pues, se siguen tocando de forma manual en muy contadas ocasiones. La última vez que sonó de forma prolongada y artesanalmente fue el 13 de marzo de 2013, durante la "fumata branca que sirve para decir que temos novo Papa".

CAMPANEIROS

En las ocasiones en las que las campanas de la Basílica ha tenido que sonar de forma artesana siempre se ha encargado la misma persona. "Xoan Pablo é o que tocou na fogata branca como cando houbo visita do arzobispo", expresa el actual encargado del archivo. En el resto de ocasiones las tres grandes campanas repican bajo el sistema automatizado o tocando un botón "nalgunhas ocasións", como "na vixilia pascual".

Convento de San Francisco: "El tiempo ha borrado todas las huellas"

Solo quedan dos conjuntos sonoros en el campanario de la céntrica iglesia, practicamente aislado de las visitas y envuelto en una red metálica para protegerlo de las palomas.

Vistas de las campanas del convento de San Francisco. G. GARCÍA
Vistas de las campanas del convento de San Francisco. G. GARCÍA

Fray José es el encargado del ‘toque’ que hace vibrar el sonido del campanario. Para él la automatización del sistema ha sido un avance estupendo, ya que tanto el acceso a las campanas como su vigilancia es complicado. Así pues, reconoce que el convento "ya no tiene sus grandes campanas".

Al parecer, a una de ellas se le perdió la pista cuando fue llevada al Hospital San Juan de Dios (en la Plaza de Curros Enríquez). "Allí ya desapareció", expresa el fraile. La otra fue para la capilla y una vez que "los frailes se fueron del convento y pusieron la segunda torre de La Peregrina con el reloj", la pusieron allí.

Escalinata que conduce al campanario de San Francisco. G.GARCÍA
Escalinata que conduce al campanario de San Francisco. G.GARCÍA

Según expresa Fray José, los monjes estuvieron fuera de Pontevedra desde 1835 hasta 1909 con motivo de que "el Estado se había apoderado del edificio común (o lo que era antes el edificio de Hacienda)", cuenta el monje mientras se encamina hacia unas pequeñas y estrechas escaleras que conducen al campanario. Tras subir una escalinata de complicado acceso, se podían ver dos grandes campanas que datan del año en el que "los frailes volvieron a este convento, en 1909". La torre está blindada con una red para evitar que las palomas hagan estragos en la cúspide, puesto que ya no se visita con la frecuencia de antaño.

Historia perdida

Debido a las pérdidas que ocasionó el paso del tiempo, los nombres de las campanas y gran parte de su historia han quedado olvidados. El único lugar donde podría quedar un aliento de información sería en los gravados de los instrumentos. Sin embargo, en la última refundición de 1909 no se conservó ningún tipo de nombre.

Según los cálculos del monje, quizá dicho último refundido fue creado por la cofradía de Arcos da Condesa "donde de aquélla había que hacerlas por encargo".

Tampoco se conservan nombres de los últimos campaneros, pero lo que sí puede garantizarse es que Fray José es quien controla que el servicio automatizado del repiqueteo de campanas en la actualidad cada vez que se oficia una misa. Pero si quiere que toquen en otro momento concreto, es el encargado de "apretar el botón que las activa", relata. "Ahora todo el mundo tiene reloj, entonces, no es necesario que nosotros avisemos de la hora".

Iglesia de La Peregrina: "Desde 1998 no hay campanas manuales"

Ignacio Landín revela que el programa que informático que controla las horas y las misas del
Santuario se dirige desde Mérida. "Siempre es puntual, aunque puede retrasarse un minuto"

Campana de La Peregrina. G.GARCÍA
Campana de La Peregrina. G.GARCÍA

Ignacio Landín es el presidente de la Cofradía de La Peregrina y también su último ‘campanero’.

Ignacio Landín presentando las campanas. G.GARCÍA
Ignacio Landín presentando las campanas. G.GARCÍA

"Ya no hay nadie que se ocupe de tocar las campanas. Aquí se hace con un mando", expresa. Su antecesor, Curro Manual, fue el último campanero de La Peregrina de forma manual.

A pesar de que está todo digitalizado, Landín cuenta con un mando a distancia para controlar las diversas oraciones o llamadas de las campanas que hay en este emblemático templo. "Puedo estar en el bar Carabela tomando algo y tocar desde ahí la misa de difuntos, por ejemplo", relata.

A pesar de la comodidad que esto supone, Landín reconoce que la falta de esa tradición de campaneros hace que "todas las campanas aquí parezca que suenen igual", expresa.

Para el encargado de mantener los entresijos del Santuario a flote, la diferenciación de sonidos y tonos en las campanas en la actualidad "únicamente puede ocurrir en pueblos de la comarca", cuenta.

Por otro lado, "de las seis campanas que hay entre las dos torres, sólo funcionan las que no tienen el reloj debajo", cuenta. "En total son cuatro que pertenecen al carrillón y las dos de la otra torre", relata.

Lo poco que se conserva

 A pesar de no tener los nombres de estas protagonistas, se conoce que en 1896 se bajaron las tres campanas de la torre norte, la de la izquierda, y se colocaron en la torre de la derecha, la sur.

De este modo se habilitó espacio para ubicar en la torre norte las campanas y el reloj que estaban en del Hospital Don Juan de Dios, que fue derribado en ese año.

Los detalles que se conocen de las emblemáticas campanas es que la más grande posee una cruz y una serie de hojas como si fueran de acanto datada de 1793. La segunda es un poco más pequeña, la cruz la tiene la tiene formada con estrellas y en el lado opuesto el corazón de Jesús, con una serie de inscripciones. Por último, la tercera, es de pequeñas dimensiones y data de 1860.

El programa que lleva de forma automática las horas y misas de La Peregrina se dirige desde Mérida. "Toca estupendamente. Puede retrasarse un minuto, pero lo vengo a ajustar y es puntual siempre", cuenta Ignacio Landín.

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