Suben a cuatro los detenidos tras la caída del agente de Aduanas al servicio del narco

La Policía le atribuye un papel ya no solo de soplón, sino de miembro de la organización criminal de narcos del Clan de Los Santórum
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En el 99 por ciento de las grandes operaciones marítimas contra el narcotráfico internacional que se desarrollan en Galicia, la Policía tiene que contar con el apoyo de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera. Su colaboración resulta esencial en la fase final, cuando los agentes salen al mar para interceptar las embarcaciones que se dirigen a las rías cargados de cocaína. La Policía carece de servicio marítimo, por lo que el apoyo de Aduanas es vital. Las grandes organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico manejan perfectamente esa información. Es por ello que, conscientes de la dificultad de infiltrarse en el seno de las unidades de élite policiales, pusieron sus ojos en el servicio dependiente de la Agencia Tributaria para atacar la línea de flotación de las operaciones. Eso es, según parece tras el resultado provisional de las investigaciones, lo que consiguieron al captar para su causa a Pablo S.V., un funcionario destinado en el servicio marítimo de Vilagarcía que, según los primeros indicios, llevaba años, más de una década, trabajando al otro lado de la ley y obteniendo ingentes beneficios en forma de millones de euros por parte de los narcos.

Las actividades del individuo que acaba de ser detenido llevaban levantando sospechas entre sus propios compañeros desde hace tiempo. Su elevado tren de vida, muy superior al correspondiente a un agente de Aduanas, se unió a una serie de actitudes impropias de su cargo. A partir de este momento, además de la investigación acerca de sus presuntas relaciones con el clan de Los Santórum (no se descarta que fuese un soplo suyo lo que facilitó la fuga del capo el día de la caída del Karar), deberá hacer frente a un minucioso análisis patrimonial que elaborará la Agencia Tributaria, que servirá para determinar el origen, presumiblemente ilícito, de unos bienes que, como se ha dicho, no se ajustaban a su teórica capacidad económica.

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La vivienda que se le atribuía, por ejemplo, de casi 600 metros cuadrados construidos, con piscina e hidromasaje, ubicada en el lugar de Renza, a las afueras de Vilagarcía, es un claro ejemplo de ello.

El agente aduanero, que se expone, además de una importante pena de cárcel, a la pérdida de su plaza si se acreditan los hechos, fue arrestado por la Policía Nacional en Madrid cuando recibía 380.000 euros de manos de un narcotraficante colombiano al que, posteriormente, se le incautaron cinco kilos y medio de polvo blanco. Las autoridades consideran que, además de dar los soplos de las operaciones, el investigado trabajaba en el narcotráfico al servicio de Santórum, pero no solo eso. Quienes conocen bien el negocio en Galicia ya habían oído hablar de este agente de Aduanas hace más de una década, relacionándolo con personas del círculo más cercano a Sito Miñanco. Se sospecha que trabajaba para varios capos de la ría.

Junto al presunto soplón fueron arrestados su esposa, el colombiano que le entregaba el dinero y una cuarta persona, también sudamericana. Todos ellos pasarán a disposición judicial por videoconferencia en la mañana de este sábado

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