La sucesión de accidentes hace saltar las alarmas en el barrio de San Amaro

Un herido y dos farolas derribadas es el balance de tres siniestros registrados desde julio

Uno de los accidentes en el que fue atendida la conductora de un automóvil. DP
photo_camera Uno de los accidentes en el que fue atendida la conductora de un automóvil. DP

Los vecinos lo vienen advirtiendo desde hace años. La carretera PO-531, que une el casco urbano de Pontevedra con Ponte Caldelas, sigue siendo un "peligroso circuito de velocidad", una afirmación que basan en los últimos siniestros registrados en un tramo del vial muy concreto: el que pasa por los barrios de San Amaro y Moldes.

En un tramo de 200 metros cuya velocidad está limitada a 50 kilómetros por hora, han tenido lugar tres salidas de vía. A la primera de ellas, que se registró el 4 de julio y que se saldó con una conductora herida de levedad, siguió un segundo accidente el día 22 de ese mismo mes, que acabó con una farola del alumbrado público derribada. El último percance ocurrió el pasado 21 de octubre, cuando un conductor perdió el control de su coche y colisionó contra una farola.

Aunque en todos los casos los vehículos implicados acabaron invadiendo la acera no hubo que lamentar ningún atropello. La suerte hizo que en el momento de los incidentes no pasara ninguna de las numerosas personas que a diario se desplazan a pie desde la ciudad hasta el Centro Príncipe Felipe y el Hospital Montecelo.

Especialmente violento fue el impacto del automóvil que protagonizó el primero de los accidentes. La conductora perdió el control del vehículo a la salida de una curva cuando circulaba en dirección a Ponteveda y, tras impactar contra un muro, salió despedido al otro margen de la calzada, donde chocó contra un coche que estaba estacionado. A consecuencia del golpe la conductora fue atendida por una ambulancia medicalizada del 061.

Unos días después de este suceso se registró un segundo accidente en la misma curva que en el caso anterior. En esta ocasión el conductor de una furgoneta impactó contra una farola que acabó bajo el vehículo, lo que hizo necesaria la intervención de los Bomberos para retirarla y baldear el aceite que había quedado vertido sobre la calzada.

En este caso, el conductor había dado positivo en el control de alcoholemia que le practicó la Policía Local y fue condenado a 22 días de trabajos en beneficio de la comunidad, a ocho meses sin carné de conducir y a pagar 1.328 euros por los daños que provocó en la farola sobre la que había quedado el vehículo.

Otra farola derribada e importantes daños en la parte frontal del coche fue el balance del tercero de los accidentes que han hecho saltar las alarmas en San Amaro y Moldes. El conductor del vehículo, el único ocupante del mismo, resultó ileso en el siniestro que tuvo lugar en la denominada "recta rácing", que une San Amaro con el entronque del acceso a Montecelo desde la carretera de Ponte Caldelas. En este caso tampoco hubo que lamentar víctimas.

A estos percances hay que sumar el que se registró el 1 de abril de 2017, cuando un automóvil se salió de la carretera en las inmediaciones de la capilla de San Mauro y se empotró contra una farola. La conductora del vehículo resultó ilesa.

Ante esta reiteración de accidentes, los vecinos de San Amaro reclaman a las administraciones competentes la adopción de medidas para la mejora de la seguridad vial, entre ellas controles esporádicos de alcoholemia y un radar móvil para obligar a reducir la velocidad con la que circulan tanto turismos como motos, en especial a partir de las 22.00 horas y durante la madrugada.

Colectivos vecinales de la zona rechazan la instalación de resaltos ("lombos") en la calzada como medida de calmado del tráfico, por cuanto se trata de una "vía sanitaria" por la que circulan las ambulancias que trasladan a los pacientes al Hospital Montecelo. De hecho, se oponen a los cuatro "lombos" colocados por la Deputación en el acceso al Centro Príncipe Felipe.