Un título nunca llega tarde

Tienen entre 24 y 55 años, proceden de distintos países y relatan distintas historias de vida pero un objetivo común (y conseguido): un título de Secundaria o Bachillerato
Cuatro docentes de la Epapu Río Lérez, con seis estudiantes que se titularon este mes de Esa o Bachillerato. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Cuatro docentes de la Epapu Río Lérez, con seis estudiantes que se titularon este mes de Esa o Bachillerato. BEATRIZ CÍSCAR

"Quiero animar a la gente a que estudie. Lo que tenemos aquí no lo tienen en otros países. Tenemos que agradecer la posibilidad de contar con escuelas para adultos, porque hay personas que tienen que dejar los estudios o directamente no los empiezan por tener que ponerse a trabajar".

Así de convencida se muestra María  Auxiliadora, una joven de 32 años que acaba de lograr el título de Bachillerato en la Epapu Río Lérez de Pontevedra. Ella es una de los ocho alumnos que intervinieron en el acto de graduación celebrado recientemente y que sirvió de colofón y de reconocimiento por parte de sus familias y sus docentes al esfuerzo realizado por un nutrido grupo de personas, de distintas edades, orígenes y situaciones vitales que no quisieron conformarse y se lanzaron a los libros y a la posibilidad de lograr un título académico. Porque nunca es tarde para aprobar asignaturas pendientes.

Epapu son las siglas de Educación permanente de adultos pública, aunque se sigue conociendo como Epa. El centro pontevedrés, dirigido por Carlos Medina, imparte Bachillerato en modalidad semipresencial, Esa (Educación Secundaria para adultos) en ambas modalidades y también enseñanzas no regladas como informática, idiomas y Español para extranjeros y también EBI (enseñanzas básicas iniciales, que se corresponden con Primaria).

En este curso que ahora termina se matricularon 640 alumnos por cuatrimestre (240 solo en BAC). Sus circunstancias son muy diversas, desde personas que en su día dejaron el colegio en 8º de EGB y ahora necesitan ampliar su titulación para cualquier empleo a quienes abandonaron los estudios por falta de motivación o de oportunidades. Nunca es tarde, por eso en la conversación incluso recuerdan el caso del vizcaíno Luis Martín, quien acaba de graduarse en Bachillerato con 87 años.

Nadie del grupo que se reúne en la biblioteca para este reportaje supera los 55. "Enhorabuena, sois un ejemplo -subraya el docente José Luis Casado-. Esto es la Epa, esto es por lo que se creó". Después, admite, "tenemos otro alumnado" que no reúne ni la motivación ni el esfuerzo o las posibilidades necesarias. "Algunos vienen y no consiguen el objetivo pero con vosotros da gusto. Esto son alumnos".

Se refiere, además de a Mª Auxiliadora, a Bassirou, Rosa, Petra, Geli y Elena. Todos hablaron en el acto de graduación junto a Antonio (BAC), y Pilar, "que rematou 4º da Esa en semipresencial, e que hoxe non puideron estar por temas laborais", precisa la profesora Maica Fernández, quien no puede esconder un absoluto entusiasmo por su profesión y por una escuela de estas características.

Completa el cuarteto de docentes -todos forman parte del equipo directivo excepto Fernández- Michael Stockheim. "Yo soy de la opinión de que a veces no sabemos la historia que tienen detrás e igual perdemos alumnos por eso. Otras veces son los padres que obligan a los hijos a venir" tras agotar las oportunidades en el régimen ordinario. "Muchos pasan por la Epa y no sabemos por qué se fueron. Es un fallo del sistema".

Las alumnas están de acuerdo, aunque creen que "tampoco todo el mundo se deja conocer ni pide ayuda", apunta Rosa. "Los profesores, de diez. Te ayudan, se implican contigo,... después está en la persona dejarse ayudar". En ello coincide Geli, a quien este centro le recuerda "el trato cercano con los profesores de la EGB. Nos cuidan más, se implican más". "Sientes que somos sus polluelos y creo que eso también te anima a esforzarte -apunta Rosa-. Sientes que no solo no puedes defraudarte a ti misma, sino tampoco a los demás, a los profes y a tu familia".

Bassirou Diop (24 años) | Senegal | Titulado en Esa

"Vine hace tres años para estudiar y trabajar y no sabía nada de español"

Bassirou Diop
Bassirou Diop

La vida de Bassirou Diop dio un giro de 180 grados en apenas tres años, los que transcurrieron desde su llegada a España, sin tener ni la mínima noción del idioma, a este mismo mes, en el que, con mucho esfuerzo y gracias a hacer malabares con los horarios, logró graduarse en Esa (Educación Secundaria de Adultos) en la Epapu Río Lérez. Este título es el trampolín que lo habilita para seguir formándose, aunque todavía no tiene claro si continuará con Bachillerato o si optará por un ciclo de Formación Profesional. "Si no lo haces, en un futuro te puedes arrepentir", le conmina María Auxiliadora.

Nacido en Senegal hace 24 años, es el ojito derecho de sus compañeras, con su timidez y su mirada infantil. Cuenta, en un español casi perfecto, que llegó con 21 años directo a Pontevedra, donde tenía a su padre trabajando y también algún amigo. "Quise venir para seguir los estudios y trabajar y empecé estudiando Español para extranjeros. No sabía nada".

Tras ese primer curso en el que se afianzó con el idioma, el segundo cursó 1º y 2º de Esa y este 3º y 4º. "Esto ocurre -apunta el director de la Epapu, Carlos Medina-, si todo va bien, que no es habitual. Va bien con gente como él".

Fácil no fue, aunque Bassi, como todos lo llaman, admite que haber estudiado francés "en el colegio", pues "las materias eran en ese idioma", le ayudó a aprender español. También domina el árabe y el wolof, su lengua materna.

"Llegué con los estudios de instituto, pero aquí no estaban homologados, así que tuve que volver a hacerlos", explica. Medio camino lo tenía andado, pues "los contenidos son parecidos en algunas asignaturas, como Matemáticas e Inglés; lo más nuevo son las lenguas". De hecho "tuve la oportunidad de estudiar Español allá, pero nunca pensé que acabaría aquí", sonríe.

Sus asignaturas preferidas son las vinculadas a las ciencias.

El idioma no fue el único contratiempo en esta aventura académica, que lo obligó a compaginar estudios y trabajo con horarios complicados. "Tenía un poco de dificultad con el trabajo y los estudios, así que en el momento de los exámenes... bajó un poquito la nota, pero la aguanté", destaca.

"Trabajo como pastelero, de noche, así que duermo por la mañana, hasta las cuatro de la tarde. De cinco a nueve vengo a clase. Ceno y duermo unas cuatro horas antes de irme a trabajar".

Por si fuera poco, también se dedica al atletismo. "Estoy con la Sociedad Gimnástica, pero este año no podía compaginar todo, así que entreno por mi cuenta" en el CGTD.

Ahora el joven deshoja la margarita para decidir su futuro inmediato. "No lo tengo muy claro. No sé si seguir por Bachiller, si matricularme en FP compaginándolo con el trabajo o si elegir una FP dual, que justo acabo de ver en el Diario que hay ciclos nuevos".


Rosa Mª Rodríguez (38) | Redondela | Titulada en Esa

"Volver a empezar es complicado, pero si realmente quieres algo hay que luchar"

Rosa María Rodríguez
Rosa María Rodríguez

Rosa María Rodríguez tiene 38 años y acaba de lograr el título de Secundaria en la Epapu Río Lérez. "Cuando empecé con la Esa pensaba que no lo iba a conseguir ni de broma, pero era algo que tenía en mente desde hace años -explica-. Mi pareja me apoyó un montón y ya desde el primer cuatrimestre machaqué todos los días un montón. Tardes, fines de semana... Y qué buenas notas, sí, pero tienes que esforzarte. No es lo mismo ver a los niños de 20 años, que tienen unas mentes, una capacidad de aprendizaje... Si supieran el privilegio que tienen llegarían más lejos".

Acostumbra a decirles a sus compañeros más jóvenes que "son increíbles" y casi parece un mensaje a su yo adolescente. Natural de Redondela cuenta que dejó los estudios con 15 años. "Acabé la EGB y cursé dos años de FP de Peluquería en Vigo, pero no lo saqué porque se me daba fatal. Empecé a trabajar con 16 años en peluquería hasta el año pasado, que lo dejé, en agosto".

Rosa llevaba "años queriendo sacarme la Eso pero no conseguía conciliar los horarios de clase con el laboral", así que finalmente dio "un giro" a su vida mudándose a Pontevedra y dejando su empleo. "Después de 22 años de peluquería no me llenaba, realmente".

La experiencia fue "genial", asegura. "Este curso hice 3º y 4º de Eso y muy contenta. Empecé con muchos miedos porque después de tantos años sin estudiar...". En su adolescencia "era pésima estudiante, sinceramente, y volver a empezar es complicado. Tienes que ser constante, pero no me puedo quejar de mis notas".

La madurez es la principal diferencia con la joven Rosa. "Cuando estudiaba para mí era todo fiesta. Llegar a casa, irme por ahí... Estudiar y deberes cero... Ahora es estar todas las tardes machacando. Es un gran cambio y con los años la mentalidad cambia. Al final, si realmente quieres algo tienes que luchar por ello".

Afirma que durante estos años "nunca" necesitó ningún título académico, porque "son ya 22 años de experiencia y solo por todos estos años trabajados no lo necesito, realmente. Hago de todo. ¿Qué pasa? Que sí me gustaría convalidarlo en un futuro".

Sus horarios como peluquera eran incompatibles con la enseñanza. "Salía de Pontevedra a las nueve de la mañana y llegaba a las ocho y media de la tarde o las nueve. No podía matricularme ni en nocturno ni por la mañana ni nada. O lo dejas o no lo haces".

La conciliación personal sí que no le supuso un problema. "Por suerte no tengo hijos. Lo siento por quien los tiene", bromea, o no. "Vivo con mi pareja y dispongo de mi tiempo libre para mí".

Con el título en la mano, Rosa descarta intentarlo con Bachillerato. "Voy a hacer un curso de auxiliar de veterinaria, porque me encantan los animales y es algo que realmente me llena".


 

Mª Auxiliadora Martínez (32) | Arcade | Titulada en Bach

"Me decían 'deixa os estudos', pero cosa que empiezo, cosa que acabo"

Mª Auxiliadora Martínez
Mª Auxiliadora Martínez

María Auxiliadora Martínez es de Arcade y tiene 32 años. Y ahora, también, un título de Bachillerato bajo el brazo. "Me pasaba igual que a ella -dice en alusión a Rosa-. Era pésima estudiante, no me molaba nada, decía que todo aquello no valía para nada y solo pensaba en cantar e interpretar, que era lo mío, estar con mis amigos y ya", recuerda ahora sobre su yo adolescente.

Pasado el tiempo, relata, "me metí en Príncipe Felipe, de allí fui para Amizade, y ahí ya empezó a pesarme no tener la Eso". Al comentarlo en dicho centro "los profesionales no ayudaban. ¿Qué hacía allí? ¿Manualidades e informática? No me ayudaban. Entonces salí y empecé a hacer cursillos por el Ayuntamiento y me fui formando, poquito a poco, mientras tanteé el terreno hasta que sacaron el cursillo de preparación para obtener la Eso".

Así, en cuestión de año y medio logró el título, "entre las clases y otras clases particulares a las que iba yo a mayores". Después continuó con cursillos y deportes, "hasta que me entró el gusanillo de hacer el bachiller, por un amigo mío que lo había sacado por libre".

La joven vio como a este amigo se le abrían las puertas del mundo laboral gracias a su flamante título académico "y, además, buscando en el boletín de Ponte Emprego veía que siempre te pedían experiencia para cualquier puesto. Y si no, bachiller o un ciclo superior. Entonces, si no me daban la oportunidad de trabajar... Pues bachiller era la única forma. Y en seis años lo conseguí".

¿Fue difícil? "Bueno...", admite, pero asegura que en ningún momento pensó en tirar la toalla. "Me centré y dije: quiero hacer bachiller. Algunas amigas me decían 'se deixaras os estudos e te meteras a traballar...', pero nunca les hice caso. Una cosa que empiezo, una cosa que acabo. Lo tengo claro". No solo eso, sino que pasó de "no coger un libro ni para leer a tener una pequeña biblioteca".

Ella contó con el apoyo de su familia en todo momento, "aunque pensaban que no me iba a sacar el bachiller". Además, "uno de mis sueños es la interpretación y la vida es una sola. Como no meta sexta y empiece a arrancar...". Ahora tiene pensado matricularse en un ciclo de FP sobre termalismo, porque preparar una oposición, como también le proponen en su entorno, "es bastante complicado, ya me agobio".


Petra Morales (55) | Venezuela | Titulada en Bach

"Era profesora en la Universidad, pero enfermé y tuve que venir"

Petra Morales
Petra Morales

Petra Morales está casada, tiene 55 años, dos hijos de 25 y 30 y "una nieta gallega, de dos añitos, un encanto", a quien puede servir de ejemplo de como iniciar una nueva vida, desde abajo, tras cambiar de país y de profesión.

Llegó "directa a Pontevedra" hace "tres años y pico" desde Venezuela, pues aquí la esperaba su familia. "Había logrado sacar a mis hijos del país y ellos ya estaban aquí, trabajando en las orquestas, en la verbena. Son músicos al igual que mi esposo. Yo también fui cantante en algún momento, en las iglesias, pero no era mi profesión".

Su profesión nada tenía que ver. "Allá tenía empleo. Era profesora en la Universidad, médico pediatra e intensivista. Pero enfermé y no pude continuar ejerciendo. Tengo problemas para tragar, cada dos horas tengo que comer... Me interfería en el trabajo, también tengo que dormir... Me dieron la incapacidad y decidí venir".

Aquí se encuentra "bastante bien" con el tratamiento que recibe y por eso quiso lanzarse al mercado laboral. "Pero no podía hacer aquí mi trabajo como médico. Gastamos mucho dinero en mi enfermedad y en sacar a los hijos del país, entonces no tenía los medios económicos para homologar el título. Allá es muy caro. Con la corrupción, te secuestran el título los funcionarios públicos y hasta que entregues 10.000 o 20.000 dólares no te lo devuelven", explica. "Así que me lo traje igual, aun sabiendo que no podía utilizarlo".

Las dificultades para encontrar trabajo en Galicia le animaron a volver a estudiar. "Hice las competencias clave nivel 2 y mi profesora me dijo: ve a la Epa, que tu tienes conocimiento y eso te abre más puertas". Dicho y hecho. "Para mí fue muy rápido graduarme porque hice el examen de nivelación y en cuatro meses ya había sacado la Esa. Y luego en dos años saqué el Bachillerato".

Ahora sus planes pasan por matricularse en una FP dual de "algo que tenga que ver con la ciencia, la medicina, que es mi profesión y la amo".

Cuenta Petra que los peores momentos estuvieron ligados a la pandemia, no tanto por la salud, sino por la economía. "Con la covid no teníamos empleo y nos frenó mucho. No había trabajo para ninguno. Sobrevivimos con las ayudas y fue muy difícil estudiar, pero por la parte económica. Los apoyos que nos daban para una familia tan grande de ocho personas... Fue difícil".

Afortunadamente, su marido y sus hijos "ahora ya están volviendo a trabajar como músicos y poco a poco iremos saliendo a delante".

Sus notas fueron "excelentes, que te digan los profes", por algo lleva toda la vida estudiando. «Daba clase en dos universidades; mis alumnos eran pediatras en formación así que tenía que estar actualizándome todo el tiempo".


Elena Cabrera (28) | Colombia | Titulada en Bach

"Empecé a estudiar con ganas de aprender, cosa que antes no tenía"

Elena Cabrera
Elena Cabrera

Elena Cabrera dejó su Colombia natal con ocho años destino Portugal, donde vivió otros cuatro y hace quince llegó a Pontevedra. Ahora, con 28, tiene en su mano el título de Bachillerato que casi había conseguido en su adolescencia, cuando estudiaba en el IES A Xunqueira I.

"Vine a la EPA a sacar unas asignaturas pendientes de Bachillerato. En concreto eran cinco de segundo y una de primero", precisa.

¿Por qué no lo intentó entonces? "No tenía objetivos claros ni metas y lo dejé. Pasaron los años y ahora con 28 años me planteé terminarlo, porque ya que lo había empezado lo más lógico era acabarlo".

Al igual que sus compañeras Rosa o María, admite que ahora "tengo una mentalidad diferente, obviamente, tengo las cosas más claras. Empecé a estudiar con ganas de aprender y obtener conocimiento, cosa que antes no tenía"

La gran diferencia es que en esta etapa de su vida "tuve que compaginarlo con el trabajo y con el cuidado de una hija de tres años. Por ese lado es más complicado, pero por otro sí estaba más motivada que entonces".

"Trabajo en hostelería y a veces hay que hacer horas extra, en días puntuales, y al día siguiente tengo que madrugar igual porque tengo una hija, ocuparme de ella... Las semanas de exámenes, por ejemplo, eran de no dormir, de llegar de trabajar a las tres de la mañana y ponerme a estudiar. Era un poco caos, pero tenía claro que iba a hacer un esfuerzo, pues todo esto ha sido todo una sucesión de elecciones mías".

Con el título en la mano, Elena seguirá compatibilizando estudios y trabajo. "Hablé con la orientadora y tengo pensando hacer un grado, estamos viendo porque no depende solo de mí". Le gustaría apostar por la educación infantil o la moda, a ver si tengo la opción".

En esta nueva etapa académica también contó con la ayuda de su familia. "Puedo decir que por ese lado tuve mucho apoyo emocional y también con la niña. Sé que hay personas que no tienen esa ayuda, por eso me siento afortunada".

"Os docentes estamos impresionados con Elena e con calquera dos que tes aquí", afirma la profesora Maica Fernández, que le impartió cuatro de las seis asignaturas. "Eles son só un exemplo, é admirable o que fan, non deixo de sorprenderme cada día".


Geli Viñas (45) | Cambados | Titulada en Esa

"Es nova, empezas a ter cartos e pensas que xa non precisas estudos"

Geli Viñas
Geli Viñas

Ángeles Viñas, a quien conocen como Geli, tiene 45 años y acaba de titularse en Secundaria tras completar este curso 3º y 4º.

"O típico", resume esta vecina de Cambados, casada y con una hija de seis años, el motivo por el que en su día aparcó los estudios. "Rematei EXB e matriculeime en FP, pero empecei a traballar e claro, cando es nova e empezas a ter cartos deixas os estudos porque xa non che fan falta", recuerda con una sonrisa tristona.

Trabajó como peluquera durante 25 años y acabó dejándolo "coa idea de retomar os estudos, porque era algo que tiña aí pendente e sempre me gustou, pero nunca podía, entre o traballo, os horarios, as cargas familiares que tamén complican moitísimo...".

Hasta que llegó a la Epapu Río Lérez, "e aquí, de marabilla". El primer cuatrimestre, para 3º, se matriculó en la modalidad semipresencial, "que custa unha chea para a xente que non estuda, que non está afeita. Só se vén un día e, se non tes hábito de estudo, custa moitísimo. E eu que levaba 30 anos sen estudar nada...".

En el segundo cuatrimestre, para 4º, ya pudo pasarse a la opción presencial y le fue mejor todavía. "Os profesores son encantadores. Empecei pola mañá pero despois volvín ter traballo e cambieime para presencial pola tarde. Sempre me deron facilidades, unha marabilla".

¿Seguirá ahora con Bachillerato?" "Non, a ver...". Sus compañeros la interrogan con la mirada. "Cústame moito estudar, non son moi boa estudante, as cousas como son -admite-. Gústanme algunhas materias, pero Inglés fatal, por exemplo".

A Geli le encantaría ser enfermera, pero "vou empezar por auxiliar de enfermería, cun ciclo de FP. Bueno, encantaríame ser médico, pero recoñezo que é moito. Hai que ter os pés na terra tamén».

Estos meses compaginó los estudios con su trabajo como conserje en un colegio de Cambados, por lo que apenas tuvo un respiro ni tiempo libre. "Saio ás cinco da tarde e veño directa para aquí, pero ben, valeu moito a pena. Gustoume moito a experiencia. Hai diferencia de cando estudas por que queres a cando te obrigan a facelo".

A todo esto se suman las obligaciones domésticas y familiares. "Teño unha nena de seis anos que me di 'mamá, non fas os deberes?' Si, cando remate de facer a cea e a comida de mañá... A ela tamén lle gustou que eu estudase. Pídeme que lle ensine o meu cole".

Comentarios