Todo es Paz

La Libraría Paz cumple este año los 54 y como hace diez años, lo celebró con una inundación por cortesía de Viaqua, la empresa concesionaria de nuestras aguas, a la que le reventó una tubería frente a Paz. Pues es buen momento para hablar de esta librería que además de librería es el templo pontevedrés del cómic y uno de esos espacios culturales que tanto amamos en esta sección.

La inauguraron en 1967 Dolores García e Isidro Paz en su actual emplazamiento, en el número 29 de la rúa Peregrina. Yo por aquel entonces era un lindo bebé. Recuerdo perfectamente que todavía no me habían salido el pipí ni las pelotitas que lleva debajo. Por aquella época, tiempos de dictadura, los niños del Estado español orinábamos por el ombligo hasta cumplir la mayoría de edad o hacer la mili, lo que sucediera primero.

Cuando el actual propietario, Cano Paz, se incorporó al negocio familiar, hará cosa de 30 años, una de las primeras cosas que hizo fue poner en marcha la sección de cómic. Desde entonces, Paz es una referencia en nuestro país. Fue una excelente idea. No había nada ni remotamente parecido en Pontevedra ni en sus alrededores. Creó y alimentó desde entonces a varias generaciones de aficionados. Los fans del cómic están muy locos. Viven eso como una religión, coleccionan sus sagas favoritas y entienden de superhéroes todo lo que se puede entender y son capaces de pasarse horas y horas leyendo o releyendo cosas nuevas y viejas. Había un nicho ahí y Cano Paz lo cubrió.

En esta última inundación se le echaron a perder unos 4.000 libros. Es una pena todo ese conocimiento y todo ese talento que se va sin que nadie lo haya disfrutado. La pérdida material, cifrada casi en 30.000 euros, la resarcirá la empresa responsable del desastre, pero a quienes amamos los libros nos duele verlos flotando y saber que acabarán en un contenedor en lugar de en una estantería o en una biblioteca

Paz fue también la librería pionera en nuestra ciudad en la organización de eventos culturales: presentaciones de libros, charlas, recitales. Hoy, por fortuna, todas las librería que tienen espacio para hacerlo lo hacen, pero cuando empezó Paz hasta nos parecía una locura algo tan obvio como que una librería se utilizara para presentar libros. En Paz tienen una agenda cultural muy completa, que uno sabe que llega el buen tiempo cuando en Paz anuncian que empieza la temporada de esas maravillosas sesiones de vermú entre libros, una actividad impagable.

Y dan trabajo digno a cuatro empleados, todos ellos buena gente que sabe mucho de libros. Por toda esa gente y por todos esos libros, no merecemos llevar estos sustos. Es uno de esos negocios muy apreciados por los pontevedreses. Puede que en todo ese tramo de la calle, Libraría Paz sea el negocio más antiguo, de esos que siempre han estado ahí y merecen seguir toda la vida. Han sorteado tiempos duros y en estos últimos años, además de sortear la crisis que nos afecta a todos, han sorteado también la de la revolución digital, empeñada en acabar con una industria que tiene enfrente a libreras y libreros como Cano Paz, un resistente combativo.

Mientras todo esto sucedía, Paz fue creciendo contra viento y marea, ampliando plantilla y oferta, y eso es algo que hay que valorar porque a estas alturas de la vida y con todo lo que ha caído, cae y caerá, necesitamos referentes que nos animen a luchar y a leer, ambas cosas tan necesarias y tan olvidadas.

Una de las cosas que más me gusta de Paz es que mantenga ese aire de librería clásica, mucho más que una tienda de best sellers, que es lo que ahora se lleva y me parece muy bien, que cada cual enfoca el negocio como mejor le parece. Pero Paz sigue siendo uno de esos lugares en los que uno se puede perder y olvidarse de todo mientras descubre otros mundos y otras realidades curioseando entre libros y cómics.

Así que pasado el susto y el disgusto, Cano Paz volvió a abrir como siempre y ahí sigue vendiéndonos fantasías. Hay que cuidar y proteger a estos negocios supervivientes que son historia viva de Pontevedra y que nos ofrecen una trayectoria de lealtad a nuestra ciudad y a sus gentes. Y que sigan como siempre, creciendo y brindándonos cultura, conocimientos y saber estar. Amén.