Torrado, nueva generación

La tienda de Sargadelos, que ayudó a decorar Díaz Pardo y en la que expuso Laxeiro, inicia una nueva etapa tras más de 50 años de vida
Diego (izquierda) y Rafael Torrado, con los marcos y la cerámica de Sargadelos, en su tienda
photo_camera Diego (izquierda) y Rafael Torrado, con los marcos y la cerámica de Sargadelos, en su tienda

Fue la pareja formada por Ignacio Torrado y Pilar Rodríguez la que abrió la primera tienda de Sargadelos en Pontevedra. "El Candado se llamaba". Lo hizo en la calle Manuel Quiroga, frente al Liceo Casino, a mediados del siglo pasado. En el año 1965, Sargadelos y el taller de enmarcación de Torrado se trasladaron a la calle de la Oliva, donde permanece desde entonces. Los tres hijos del matrimonio heredaron el negocio y lo gestionaron hasta que, el año pasado, una jubilación les llevó a replantearse el futuro de la empresa. La tienda de Sargadelos y el negocio de enmarcado están ahora en manos de Rafael Torrado (Pontevedra, 1950), que lleva toda la vida en el negocio familiar, "tanto, que se podría decir que yo me he criado en la Praza do Teucro", y de su hijo Diego (Pontevedra, 1984), que lleva 15 años trabajando en la empresa, "y los que vengan".

"Es decir, liquidamos la sociedad que existía y mi hijo y yo hemos iniciado una nueva etapa con la que buscamos darle continuidad al enmarcado y a la tienda de Sargadelos en Pontevedra", sentencia Torrado padre.

La tienda sigue ocupando el mismo espacio que tradicionalmente. Sólo ha cambiado su parte de atrás, hasta hace algo más de un año sala de exposiciones, por el taller de enmarcado. "La idea de que las tiendas contasen con una sala de exposiciones fue de Isaac Díaz Pardo, un gran hombre, un tipo adelantado a su tiempo, que entendía la empresa con esa vertiente cultural", cuenta Rafael Torrado. "Pero los actuales gestores reconocieron que mantener abiertas las galerías de arte era algo realmente complicado en estos tiempos", explica Diego Torrado, que recuerda que el uso de ese espacio se hacía de forma gratuíta, corriendo la tienda con los gastos de electricidad, de limpieza y de acondicimiento de la sala, aparte del personal que debía atenderla y de quedarse mientras tenían lugar las inauguraciones y los actos. "Todo de forma desinteresada. Era una iniciativa muy bonita, pero inviable en la actualidad. Por eso tanto nosotros como otras tiendas hemos tenido que prescindir de ella". En Pontevedra estuvo abierta entre 1997 y 2016.

La decisión de los gestores de Sargadelos de permitir el cierre de las salas de exposiciones está directamente relacionada con el momento empresarial delicado que ha vivido la firma en los últimos años, incluido un ERE (2013). "Sin embargo, ahí está. Yo creo que recuperándose de forma contundente", dice Diego Torrado. "La prueba es que no dejan de enviarnos cositas nuevas". A las piezas de las vajillas, estrellas de la firma, se ha unido una apuesta importante en decoración y joyería, por ejemplo. "Sin embargo, la relación con el público ha permanecido practicamente intacta. Nunca ha dejado de venderse y su prestigio sigue estando ahí. Porque la calidad del producto es incuestionable".

Esa idea de calidad y saber hacer tradicional por encima de todo, según los Torrado, es la que marca esta nueva etapa. "Nuestra intención es esa, lograr una continuidad, seguir haciendo las cosas con el mismo cuidado que se han hecho siempre y, poco a poco, ir renovándonos".

En su caso, una historia de más de medio siglo les contempla. Rafael Torrado recuerda la cantidad de pintores que han pasado por la galería Sargadelos. "Yo creo que todos los de Pontevedra", dice. "Funcionábamos con muchos de ellos, con Pesqueira, con Aramburu... casi con una relación de familia". Entre ellos estuvo el mismísimo Laxeiro, "que se trajo la obra desde Macarrón, en Madrid, para la muestra".