Las toxinas obligan a cerrar el marisqueo a pie en el fondo de la ría

Los 423 mariscadores estaban llamados a regresar este martes a la actividad tras dos y meses y
medio parados
Un mariscador en la playa. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (ADP)
photo_camera Un mariscador en la playa. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (ADP)

El marisqueo a pie no podrá regresar este martes a la playa por culpa de las toxinas. El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) informó el lunes al sector del cierre cautelar de las playas del fondo de la ría de Pontevedra. Los mariscadores estaban llamados a regresar a la actividad dos meses y medio después de interrumpir su actividad por motivos de seguridad. La última jornada laboral fue el pasado 13 de marzo.

Los 423 mariscadores iban a retomar el trabajo en dos de los principales bancos de almeja: el de Os Praceres, en Lourizán (Pontevedra), y el de O Ameixal, en Lourido (Poio). Aunque no era obligatorio, los trabajadores que quisieran reanudar la campaña podrían hacerlo guardando el correspondiente distanciamiento social para evitar hipotéticos contagios de covid-19. A todos ellos se les facilitaría pantallas protectoras.

Las tres agrupaciones de marisqueo a pie, la de San Telmo de Pontevedra, San Andrés de Lourizán y San Gregorio de Raxó, habían establecido una serie de requisitos para retomar el trabajo. Entre ellos figuraba que la cuota máxima por mariscador sería de cinco kilos de almeja japónica de tipo B, la de menor tamaño. Asimismo, los autónomos solo podrían trabajar en una de las zonas habilitadas. Es decir, en el caso de hacerlo en O Ameixal (habilitado solo con rastrillo) deberían ceñirse a este lugar y no podrían desplazarse hasta Os Praceres para recoger bivalvos.

El marisqueo a pie representa el grueso del sector, que incluye también a los mariscadores a flote. Estos últimos retornaron la actividad extractiva el pasado 20 de mayo. Aunque estaban llamados un centenar de embarcaciones, la primera jornada de trabajo solo contó con seis barcos. El motivo fue que muchos optaron por la campaña del choco para ganar más.

El parón en los arenales llevó a muchos a solicitar ayudas. Finalmente estas llegaron en forma de prestación por parte del Instituto Social de la Marina, que otorgó a cada mariscador un mínimo de 661 y un máximo de 994 euros al mes por cuestiones de inactividad.

El sector da la semana por perdida. Deberán esperar a que las toxinas pasen y el Intecmar reabra las playas del fondo de la ría.

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