La última cena, "despedirse de los bares" entre golpes y sonido de cacerolas

La hostelería bajó la persiana por, al menos, un mes, lo que aboca a las empresas a recuperar los ERTE de primavera

Otra vez, la hostelería tuvo que cerrar. La última jornada de actividad antes de bajar las persianas durante un mes transcurrió este viernes entre las protestas para reclamar más ayudas y la incertidumbre de quienes se enfrentan a un nuevo período de parón en que tendrán que seguir asumiendo los gastos que genera una empresa sin poder conseguir ingresos. Al menos no los suficientes, porque el reparto a domicilio, permitido por la Xunta, no da para tapar todos los agujeros que se abren con el segundo cierre temporal del año.

"Ya había un cierre encubierto con el límite de las reuniones a personas convivientes", explicaba Ángel Sorey, propietario de la Taberna Zentola y otros establecimientos hosteleros de la ciudad, tras participar en la cacerolada protagonizada por la hostelería. De este modo, fue una nueva protesta en la que el sector reclamó más ayudas para afrontar el cierre. Se celebró después de la anterior cacerolada, la del pasado martes, y tuvo un seguimiento menor que la primera.

Ruas do centro, Cacerolada da hosteleria. Verdura, Charino, Mendez Nuñez, Rua Real...El cierre implicó que muchos establecimientos tuviesen que devolver mercancía a proveedores a lo largo de toda la semana. "Ya no estamos reponiendo desde hace unos días, hoy tenemos menos postres y los repartidores de café entran y nos dicen hola y adiós", contaba uno de los responsables de la pulpería Casa Fidel.

En el Bar Scandal, regentado por Lydie y Frederic, se despedían de la actividad con indignación, reclamando la devolución de las tasas municipales. "Durante tres meses aquí no han recogido vidrio ni ninguna otra basura, pero hemos tenido que seguir pagando los impuestos", contaba la dueña.

La totalidad de los establecimientos hosteleros no ven más salida que devolver a sus trabajadores al ERTE. En el mejor de los casos, el jefe se queda manteniendo la actividad para hacer entregas de pedidos para llevar. "Yo seguiré, no por lo que me vaya a generar, que no es nada, pero por no cerrar y mantener el negocio", contaba Ángel Sorey, cuyos cinco empleados volverán al ERTE. También los trabajadores del Hotel Rúas y los 13 empleados de O Eirado da Leña, del chef Iñaki Bretal, entrarán en ERTE por segunda vez en este año. "Dentro do malo, isto é o mellor que podían facer. Para estar traballando a medias é mellor pechar e controlar o virus", apuntaba Bretal.

Una curiosidad de la noche de este viernes es que más de un establecimiento detectó las ganas de la población de despedirse de bares y restaurantes. "Nós estamos completos", afirmaba Bretal. Otros negocios de la hostelería, como la pulpería As Campás, también apuntaban en la misma dirección. "La gente tiene ganas de despedirse porque no sabe por cuanto tiempo vamos a estar así", explicaban en el local.

Los hosteleros han canalizado sus protestas a través de diferentes vías en los últimos días. De este modo, se organizaron de manera informal para celebrar la cacerolada del martes. Además, la asociación de empresarios de la hostelería, Hoempo, ha aglutinado a buena parte de los negocios del sector para presionar en la reclamación de diferentes ayudas, como las moratorias para la devolución de préstamos, la suspensión de impuestos o la negociación de los precios del alquiler.Ruas do centro, Cacerolada da hosteleria. Verdura, Charino, Mendez Nuñez, Rua Real...

En esta dirección, el viernes se presentaban en Pontevedra un grupo de autónomos del sector de la hostelería que se constituirán como una asociación en los próximos días "para reivindicar nuestros derechos". Su finalidad es aunar voces para tratar de conseguir más ayudas para un sector ahogado por la crisis de la covid-19.

La hostelería de Poio se une a las protestas

Las caceroladas se extendieron este viernes al concello de Poio, donde los hosteleros pararon a las 12.30 horas para sumarse a las reivindicaciones del sector en toda la provincia.

En este sentido, en Concello de Poio escuchó esta semana a algunos representantes del sector y se sumó a sus reivindicaciones. El alcalde, Luciano Sobral; la concejala de Turismo, Silvia Díaz; la de Seguridade Cidadá, Marga Caldas, y el responsable de Promoción Económica, Gregorio Agís, mantuvieron una reunión telemática en la que acordaron ir de la mano para luchar contra la expansión del virus sin perder de vista las repercusiones económicas.

En este sentido, el Concello pide que la Xunta tramite las ayudas anunciadas con urgencia. "Non pode chegar o mes de decembro e estar estas axudas sen tramita", señalaron los miembros del Gobierno Local. Así, el Concello recuerda que "a hostelería foi a primeira en pechar no confinamento e a última en retomar a actividade. Agora, vese abocada a un novo cese que pode resultar fatal para o futuro". 

Los profesionales del sector agradecieron al Concello su implicación y el alcalde y los concelleiros se comprometieron a seguir reuniéndose periódicamente.

Del mismo modo, el Concello recuerda que tiene a disposición de los empresarios del municipio el programa Poio Confía, a fin de dar información sobre recursos y ayudas de las administraciones.

Otros concellos organizan movilizaciones para los próximos días. En A Estrada, por ejemplo, serán el 11 de noviembre.

Los autónomos impulsan una recogida de alimentos
Un grupo de trabajadores autónomos de la hostelería, que se organizarán en asociación en los próximos días, impulsaron una recogida de alimentos a lo largo de la jornada de este sábado que serán destinados a la asociación de vecinos de Monte Porreiro O Mirador.
La finalidad es que los empresarios de la hostelería que vayan a tirar mercancía puedan entregarla para donar, aunque puede hacer donaciones todo el mundo.
La recogida será entre las 12.00 y las 14.00 y de 18.00 a 20.00, en el pub Mulligans (Cruz Gallástegui) y La Estafeta (Celso García de la Riega).