FIlosofía de clase: "Los deberes, siempre voluntarios"

El premio nacional de educación por ayudar a un niño con cáncer está en paro en Pontevedra

El maestro Javier Mur, pontevedrés de adopción, acaba de recibir la máxima distinción del Ministerio de Educación por el Proyecto Guillén ►El docente implicó a 22 escolares de nueve años para que ejercieran de profesores con un compañero de clase que sufría un cáncer linfático
Mur y Guillén, con el presidente del BBVA y el secretario de Educación
photo_camera Mur y Guillén, con el presidente del BBVA y el secretario de Educación

"Este es un proyecto que nunca hubiésemos querido hacer, pero dado que hay situaciones que no podemos cambiar, vamos a enfrentarnos a ella con nuestra mejor actitud y con mucha energía. Nuestro compañero Guillén todavía no ha podido incorporarse al curso escolar, ya que está recibiendo tratamiento médico en el hospital, así que hemos decidido crear este proyecto para que pueda seguir en contacto con nosotros hasta que abandone el aula hospitalaria y se incorpore de nuevo al colegio".

Así comienza la aventura del #ProyectoGuillén en el blog El rincón de cuarto, una iniciativa del profesor Javier Mur que le ha valido el Premio Francisco Giner de los Ríos, que convoca el Ministerio de Educación y la Fundación BBVA. El Proyecto Guillén permitió que un alumno de nueve años del colegio Minte de Monzón (Huesca), Guillén Abadías, no perdiera el curso pese a sufrir un cáncer linfático. Al mismo tiempo mantuvo el contacto con sus compañeros de clase, que ejercieron de profesores para él gracias a las nuevas tecnologías y a la implicación de su maestro.

El proyecto de Javier Mur fue un éxito, Guillén superó su enfermedad y sus 22 compañeros mejoraron sus resultados académicos

El objetivo se consiguió. Guillén superó su enfermedad y sus 22 compañeros mejoraron sus resultados académicos.

Este docente, de 30 años, y natural de ese mismo pueblo aragonés, dejó el colegio al finalizar ese curso, el 2014-2015, para mudarse a Galicia, de donde es originaria su novia. Desde hace unos meses reside en Pontevedra y prepara oposiciones para maestro de Primaria, que es lo suyo, mientras espera que le llamen de alguno de los 80 colegios privados o concertados en los que dejó su curriculum en los últimos meses. "Incluso con el aval del premio -que se falló en mayo-, no me han llamado de ningún sitio". También podría ejercer como orientador educativo en Secundaria. No en vano, al terminar los tres años de Magisterio en Huesca estudió Psicopedagogía en Zaragoza "porque me di cuenta de que me faltaba mucho por aprender para dar clase" y continuó con su formación en forma de un Erasmus en Francia, un máster y una tesis "que retomaré cuando pueda".

Su experiencia laboral como docente de Primaria comenzó en 2013 en el colegio concertado de Monzón, donde "hay una gran diversidad de alumnos, de distintas nacionalidades y contextos socioeconómicos". Allí puso en práctica su filosofía educativa, que pasa por "hacer cosas diferentes; es una motivación".

EL MAZAZO. Pero el reto llegó un año después, cuando al iniciar el curso 2014-2015 se enteró de que Guillén, que había sido alumno suyo de Educación Física, padecía un linfoma de Burkitt. "Guillén tenía un objetivo principal, que era superar la enfermedad, pero eso dependía de los médicos. Yo podía conseguir que no perdiese el contacto con sus compañeros y que superarse el curso, pero tenía que motivarlo. A un niño que está luchando por su vida, ¿a qué le vengo yo con las divisiones?". Al mismo tiempo tenía que gestionar la situación en el aula, donde los chiquillos "se tiraron dos o tres semanas llorando en el recreo".

"Les planteé a los compañeros que tenían que ayudar a Guillén y que todo lo que hiciesen tenía que valer para que aprendiesen"

Con esa premisa "les planteé a los compañeros que tenían que ayudar a Guillén y que todo lo que hiciesen tenía que valer para que aprendiesen". A partir de ahí "propuse que el alumnado hiciera de profesor de Guillén con total libertad". Distribuidos en cuatro grupos, su tarea era elaborar material didáctico atractivo de cuatro asignaturas: Lengua, Matemáticas, Inglés y Conocimiento del Medio. Las demás áreas acabaron incluyéndose, sobre todo la artística. "Es lo que importa, el aprendizaje por competencias".

"Cada 15 días yo quería algo para Guillén, lo que fuera, pero que consideraran que le iba a servir". Y todo este contenido lo colgaban en el blog los propios alumnos. Durante los siguientes siete meses, hasta que el chiquillo pudo volver a clase tras superar varias sesiones de quimioterapia y recurrentes hospitalizaciones en situación de aislamiento, sus compañeros elaboraron 17 vídeos y más de 50 documentos en soporte físico. "Lo que queráis. ¿Que queréis hacer un vídeo, una película? Probamos un telediario...".

A esta tarea dedicaban dos horas semanales fuera del horario lectivo. Los niños se grababan explicándole a su compañero operaciones matemáticas combinadas, ejercicios de lengua o le daban una clase de geografía con el mapa de toda la vida. Pero también dejaron volar su creatividad y se inventaron obras de teatro o una pelea de robots en el patio del colegio.

Javier subraya que "nosotros no curamos a Guillén, pero conseguimos que cada día se levantara con una sonrisa"

Javier visitaba a Guillén los miércoles en los que la enfemerdad le daba una tregua y le llevaba el material. Él mismo se grabó explicando las divisiones y leyendo un cuento de Navidad de su propia autoría y lo colgó en el blog. Los mejores días, el chiquillo, con su gorro de lana cubriendo su cabeza desnuda, acudía al colegio y entonces la clase se trasladaba al parque para evitar que las defensas bajas agravasen su estado.

UNA SONRISA. "A nivel emocional para Guillén supuso sentir el cariño de todo el mundo. Para el alumnado, pasamos de una situación en la que no sabíamos si volvería a que superase el curso. Y para su familia, ver que no le olvidaron". Así es que, subraya Javier, "nosotros no curamos a Guillén, pero conseguimos que cada día se levantara con una sonrisa".

A nivel formativo, además, "supuso un gran esfuerzo académico porque ellos tenían que aprender para explicarlo". De hecho, grabaron multitud de tomas falsas que, de paso, le arrancaron el pequeño sus buenas carcajadas.

"El objetivo de los niños era aprender ellos para poder explicarlo a su compañero", lo que sirvió para aumentar su motivación". Al mismo tiempo, sostiene Javier, "me enseñaron muchísimo".

"EL MEJOR PREMIO ES QUE VOLVIÓ SANO AL COLEGIO". Javier y Guillén se ven cuando el docente regresa a Monzón. El 9 de noviembre se reencontraron en Madrid en la entrega del premio, donde el chiquillo demostró una enorme gratitud hacia su profesor y sus compañeros. "Cuando iban justísimos aún sacaban tiempo para mí. Nunca los olvidaré, ni a ellos ni a Javier", declaró al Heraldo de Aragón.

Mur afirmó que recibir la distinción más importante del Ministerio de Educación era "un orgullo", pero "el mejor premio es que Guillén volvió sano al colegio".

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