Las restricciones de tráfico se mantendrán hasta el verano

Una media de 50.000 conductores se expone a atascos diarios por las obras de la autopista

Muchos pontevedreses han cambiado las rutas para evitar las retenciones en Rande y las vías alternativas a la AP-9 ganan usuarios ► Asetranspo denuncia "perjuicios" y exige la gratuidad del peaje
El caos circulatorio es la tónica general en los accesos al puente de Rande.
photo_camera El caos circulatorio es la tónica general en los accesos al puente de Rande.

Circular por el puente de Rande se está convirtiendo en una pesadilla para miles de conductores pontevedreses. Las obras de ampliación de la autopista, que contempla la construcción de un tercer carril en el viaducto atirantado, están ocasionando atascos diarios que sufren las personas que se trasladan a Vigo por trabajo, estudio u otras razones.

Los principales problemas de circulación se producen en horas punta, sobre todo a primera hora de la mañana. Es el caso de Rafael —se omite apellido por petición expresa—, que es vecino de Pontevedra y todos los días se traslada al Hospital Álvaro Cunqueiro, en donde trabaja.



Ramón Alonso, presidente de Asetranspo"Esta situación nos afecta como a todos en tiempos y horarios"

Como ir por la AP-9 resulta un gasto importante, Rafael optó por utilizar la carretera de Vilaboa, la denominada N-554, para evitar el pago del peaje. El problema comenzó con las obras de ampliación de la autopista y la supresión de uno de los carriles para llegar a Rande. La rotonda más próxima al puente se ha convertido en un "sinvivir" para conductores como él. Allí confluyen los vehículos procedentes de la carretera vieja de Moaña, del Corredor do Morrazo y los que llegan de Pontevedra. "En un tramo de 400 y 500 metros te pierdes un mínimo de entre 15 y 20 minutos", afirma.

Las retenciones diarias obligaron a Rafael a buscar alternativas para llegar a tiempo a su puesto de trabajo en el Álvaro Cunqueiro. Optó por una carretera secundaria. Ahora su ruta diaria ha cambiado. Para llegar al complejo sanitario vigués sale de Pontevedra en dirección Redondela, por Santo Estevo de Negros, una parroquia de este último municipio. "El trayecto es peor. En condiciones normales se tarda al menos cinco minutos más. Pero en el fondo ahorro tiempo, porque si fuera por Rande sería peor", explica este afectado.

Los trabajos en la autopista y, sobre todo, el coste del peaje de Vilaboa han provocado un cambio de hábitos en los desplazamientos por carretera. De hecho, la N-554, que es la alternativa a la AP-9, ha aumentado su nivel de tránsito en los últimos años. Entre 2011 y 2015, la intensidad media de vehículos se incrementó en un 8,6%, al pasar de 9.518 a 10.418 (automóviles y transportes pesados incluidos).

TRANSPORTISTAS. Los particulares no son los únicos que ponen el grito en el cielo cada vez que viajan a Vigo desde la comarca de Pontevedra. Los transportistas también se quejan de los "perjuicios" que les están ocasionando las obras de ampliación de la autopista, por la que transitan 50.000 vehículos al día. A pesar de que entienden que los trabajos son necesarios, insisten en que se deberían llevar a cabo medidas excepcionales para evitar el quebranto económico para el sector.

El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías de Pontevedra (Asetranspo), Ramón Alonso, reivindica la gratuidad del peaje. "Esta situación nos afecta como a todos en tiempos y horarios. Pero el daño a nuestro sector es mayor, porque llegar con retraso a un cliente conlleva pérdidas", asegura.

"No se debería cobrar el paso por la autopista. Sobre todo porque hay tramos en los que no se puede circular a más de 60. Eso no está bien", señala el empresario, que recuerda que los atascos hacia Vigo no son los únicos que soportan los transportistas. "En Santiago también nos pasa lo mismo", añade.

El líder de Asetranspo, que representa a más de 500 empresas en la provincia, señala que las rutas alternativas no son la solución. De hecho, señala que el aumento del paso de camiones por carreteras como la N-550, que transcurre en paralelo a la AP-9, conlleva un aumento del peligro en la seguridad vial. "El precio del peaje es excesivo, las obras provocan atascos en la autopista y por carretera cada vez hay más tráfico", protesta Alonso, que considera que Audasa, la concesionaria de la AP-9, debería solucionar estos inconvenientes.

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