El Colegio de Abogados colabora con la asociación Aseeii desde los premios Cidade Pontevedra

Unas 1.300 personas padecen una enfermedad inflamatoria intestinal en el área de Pontevedra

"Más investigación y prevención" para poner freno al Chron y la colitis ulcerosa. Ángela Paz, presidenta de Asseeii, reclama asistencia multidisciplinar y planes de actuación para la población pediátrica
Ana Vázquez y Maribel Álvarez, en Diario de Pontevedra
photo_camera Ana Vázquez y Maribel Álvarez, en Diario de Pontevedra

Más de 40 países conmemorarán este viernes el Día Mundial de las Enfermedades Inflamatorias Intestinales, véase, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. De forma muy resumida, son dolencias que provocan la inflamación crónica del aparato digestivo y que alternan brotes (momentos de actividad) con etapas de remisión (inactividad).

En España se calcula que hay cerca de 150.000 afectados, de los que una cuarta parte son adolescentes. En el área sanitaria de Pontevedra, en las consultas de Dixestivo del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP) se diagnostican cada año 120 casos nuevos (de los que un 60% son pacientes con Crohn y un 40% con colitis ulcerosa). Actualmente, los especialistas del Complexo supervisan entre 1.200 y 1.300 personas con alguna de estas enfermedades y, lejos de poner freno a estas cifras, el cómputo va subiendo. Sin ir más lejos, el número de casos nuevos era sensiblemente menor, unos 40.

Lo que más preocupa es que los pacientes que llegan a consulta son cada vez más jóvenes (uno de cada diez tiene menos de 15 años) y que, por alguna 'extraña' razón, la incidencia es mayor en las zonas costeras, entre las que despuntan Marín y O Grove en el área de Pontevedra.

Ambas enfermedades son crónicas y pelean contra varios hándicaps: uno de ellos es el desconocimiento social que hay acerca de estas dolencias y otro, el conjunto de tabús que las rodean. Por norma general, los pacientes padecen sangrados y diarreas que les hacen estar pendientes del aseo las 24 horas del día y una parte importante están ostomizados, abocados a vivir con una bolsa de ostomía pegada al abdomen.

Las secuelas superan el ámbito físico. Muchos son presa del pudor, el temor al rechazo y el miedo a las repercusiones que pueda tener la enfermedad en las relaciones sociales y el mundo laboral.

URGENCIAS. Los avances médicos y las campañas de sensibilización han allanado el camino, pero todavía son muchas las asignaturas pendientes en este campo. Por orden de prioridad, la presidenta de la Asociación Socio-Sanitaria Educativa Inflamatoria Intestinal (Asseeii), Ángela Paz, urge "más proyectos de investigación y protocolos de prevención" para poner coto a ambas enfermedades en las generaciones más jóvenes, así como planes de actuación para la "población pediátrica".

Otra de sus grandes reivindicaciones es que los equipos sanitarios que los atienden sean multidisciplinares, pues se trata de dolencias "que no solo afectan al intestino". También provocan enfermedades extraintestinales, como la artritis, problemas en la piel, desmineralización, pancreatitis, lupus, cansancio general... "y aunque no se esté en momento de brote". En algunos casos, como efecto colateral de la enfermedad y, en otros, a consecuencia del tratamiento.

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